Se transcribe a continuación el discurso que el canciller Héctor Timerman diera esta mañana en el Palacio San Martín al presidir la apertura del Seminario "Argentina en el G20: Contribuciones para una agenda global de crecimiento inclusivo", junto al ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Carlos Tomada, y el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli.
Durante el Seminario, organizado por la Cancillería argentina, se presentarán y debatirán los diversos temas abordados por la agenda del G20, así como las prioridades más destacadas y los ejes y contribuciones de nuestro país para impulsar una agenda global de crecimiento inclusivo. Además, se repasarán los logros y desafíos vinculados a los temas de empleo, comercio, regulación financiera e infraestructura. Expondrán, entre otros, miembros del equipo de trabajo que representa a la Argentina en los diversos grupos del G20, como la embajadora argentina en Estados Unidos y Sherpa Argentina ante el G20, Cecilia Nahon, además de los embajadores de Australia, Turquía y China, quienes abordarán las prioridades de sus respectivas presidencias del G20.
DISCURSO DEL SEÑOR CANCILLER HECTOR TIMERMAN
Seminario "Argentina en el G20: Contribuciones para una agenda global de crecimiento inclusivo".
Señor Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Carlos Tomada;
Señor Presidente del Banco Central de la República Argentina, Alejandro Vanoli;
Señores legisladores; Señores Embajadores; Sres. funcionarios de Organismos Internacionales;
Señoras y Señores:
Buenos días y bienvenidos todos a la Cancillería, al Palacio San Martín. Para nosotros es un honor recibirlos aquí como anfitriones del Seminario “Argentina en el G20: Contribuciones para una Agenda Global de Crecimiento Inclusivo”, objetivo que refleja la política de nuestro gobierno desde el año 2003.
Desde que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner me designara como Sherpa de la República Argentina en 2008 y hasta hoy, en mi calidad de Canciller, he estado siempre involucrado en el desarrollo del G20 y he seguido atentamente su evolución hasta el presente. Además, nuestra Presidenta junto a la Canciller alemana Angela Merkel, son las dos únicas Jefas de Estado que participaron desde el principio en el G20.
En aquel 2008 la economía internacional iba camino a una gran depresión como consecuencia del descontrol del mercado de hipotecas estadounidense y la extrema desregulación de los mercados financieros globales, que ya amenazaban contagiar al mundo en su conjunto a través de una crisis con características “nómades”.
Justamente, ante la imposibilidad de los países del G7 de poder hacer frente a la crisis económica en el marco de un mundo cambiante, en el que los países en desarrollo ya pasaban a explicar una parte mayoritaria del crecimiento del producto bruto mundial, del comercio y de las inversiones, fue que decidieron “ampliar su mesa chica” y sentar también a las principales economías del mundo emergente, dando lugar a un nuevo sistema de gobernanza internacional más inclusivo y democrático.
En ese contexto, la Argentina impulsó con convicción la necesidad de potenciar la voz de los países en desarrollo, en consonancia con su peso creciente en la economía mundial. A tal fin, desde el año 2010 la Argentina se incorporó al mecanismo de coordinación de economías emergentes miembros del G20, de particular utilidad para influir sobre la agenda de este foro.
La transformación de un foro informal de carácter técnico-financiero en el principal instrumento de coordinación económica internacional, donde se involucran activamente los Jefes de Estado y de Gobierno, fue sin lugar a dudas un cambio en la naturaleza de dicha organización. Ello implicó que, bajo el liderazgo político de los Jefes de Estado, se busquen soluciones de manera conjunta a problemas que claramente excedían el mero ámbito financiero.
Hoy en día la agenda del G20 se ha expandido para tratar los más diversos temas, como la energía, la lucha contra la corrupción, la salud, el medioambiente, el desarrollo, los temas sociales y de empleo, el comercio y las migraciones.
En ese marco, la República Argentina, convencida del valor de los instrumentos multilaterales, impulsó con determinación una política exterior activa y constructiva a favor de un nuevo orden mundial que sea capaz de garantizar una estrategia de desarrollo sustentable con inclusión y justicia social.
Estamos hoy promediando el séptimo año de una crisis económica internacional que, más allá de algunas noticias puntuales de recuperación, no ha sido capaz de sobreponerse al letargo económico que ya se encuentra afectando no sólo a los países centrales en donde la crisis tuvo su epicentro, sino también al mundo emergente y en desarrollo.
En tal sentido, estamos todavía muy lejos de visualizar un nuevo orden económico mundial que responda a las necesidades de nuestras sociedades, que permita el crecimiento de la economía mundial e incluya a nuestras poblaciones, especialmente a las más vulnerables. Constantemente surgen nuevos desafíos para los cuales el G20 deberá dar necesariamente respuestas específicamente diseñadas.
En ese marco, por ser conjuntamente con el Ministro Tomada los únicos que mantenemos la memoria histórica de este proceso, me pareció apropiado hacer un breve balance de la contribución Argentina al G20 durante todos estos años.
En primer lugar quiero resaltar que la posición argentina estuvo firmemente anclada en los valores de nuestra sociedad. Así, por ejemplo, ya en 2008, cuando arreciaba la crisis económica en los países desarrollados, se señaló que la solución a los problemas sociales que derivaban de la contracción económica no se encontraría a través de la expulsión de los inmigrantes, sino en su inclusión y en la generación de procesos de crecimiento y de empleo decente.
Sólo la hipocresía de algunos puede llevar a pensar que los inmigrantes, quienes la mayoría de las veces son actores principales en la creación de riqueza en nuestras economías, sean los responsables de la miseria cuando hay una crisis.
Asimismo, nuestro país sostuvo desde un principio que el G20 no era el foro más adecuado para tratar los temas geopolíticos o la lucha contra el terrorismo. Por el contario, siempre sostuvimos que dichos problemas deben ser resueltos en el “G193”; es decir, en el foro que detenta la legitimidad que otorga la membresía universal: la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Estoy seguro que el Ministro Tomada profundizará sobre este punto, pero no puedo dejar de mencionar que desde el año 2008 a nivel presidencial y en el marco de las reuniones de Sherpas, la Argentina sostuvo que los temas sociales y laborales debían tomar centralidad en la agenda del G20 y propició la plena participación de la Organización Internacional del Trabajo en las reuniones de dicho foro, conjuntamente con las Instituciones Financieras Internacionales y otras Organizaciones Multilaterales.
Recuerdo que en la Cumbre de Londres en 2009, hubo una fuerte discusión debido a que varios países querían incluir la flexibilización laboral dentro de las conclusiones. El ex presidente de Brasil Lula da Silva y nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner se opusieron terminantemente a esta inclusión y por el contrario, lograron que se incluyera a la OIT en las deliberaciones del G20, aportando al debate la voz de los trabajadores.
Desde un principio la Argentina defendió la posición que los desequilibrios globales y los desequilibrios sociales eran dos caras de la misma moneda, y que la profundización de un proceso de concentración del ingreso y de la riqueza iba en contra de los esfuerzos para impulsar el crecimiento económico. Estas ideas han ido ganando cada vez mayor consenso, siendo hitos importantes las declaraciones de las Cumbres en Francia y Rusia.
Sobre la agenda de mediano plazo y los temas estructurales, Argentina ha sostenido desde la reunión de Seúl la importancia central de reducir la brecha de desarrollo como aspecto central. Hemos logrado, con el accionar coordinado de los países en desarrollo y emergentes, que la problemática del desarrollo no quede atrapada en el ámbito del “Grupo de Trabajo de Desarrollo”, sino que esta dimensión esté presente en las acciones de todos los grupos de trabajo del G20.
En lo que respecta a los desafíos en materia de regulación financiera, la lista de acciones comprometidas en el G20 desde la Cumbre de Washington es extensa pero limitada, a nuestro entender, a las falencias más notorias puestas en evidencia con la crisis. A pesar de los progresos en el área fiscal, todavía falta mucho para resolver el efecto nocivo que generan las guaridas fiscales sobre el funcionamiento del sistema económico mundial.
Se estima que un tercio de la riqueza privada está resguardada en dichas guaridas, sin pagar impuestos ni estar sujeta a regulación y supervisión. La Argentina fue un actor decisivo para mantener en la agenda del G20 desde la Presidencia francesa de 2011 la temática de las guaridas fiscales.
La Argentina visualizó también desde la Cumbre de Toronto en 2010 que la llamada “consolidación fiscal” –un eufemismo utilizado para referirse lisa y llanamente al “ajuste”- ponía en riesgo el proceso de recuperación económica.
Coordinando su posición con otros países como Brasil y Estados Unidos, hemos defendido consistentemente durante todos estos años la postura de la necesidad de fortalecer la demanda agregada como salida para la crisis económica mundial. Hemos señalado claramente el riesgo que representaban las políticas de austeridad en varias de las economías centrales, dado que no se podía depender exclusivamente de los aportes de los países emergentes y en desarrollo para compensar con políticas expansivas el ajuste de las economías desarrolladas.
En materia de comercio, la Argentina ha condenado el proteccionismo que ejercen los países desarrollados, en particular en el sector agrícola. En este punto podemos ver claramente la hipocresía y el doble estándar de algunos países, quienes disfrazan su pasado y su presente tremendamente proteccionista con un discurso librecambista y con recomendaciones de apertura indiscriminada, particularmente hacia los países que intentan avanzar en procesos de industrialización con inclusión social.
Hemos planteado en todos los debates el fuerte impacto negativo de los subsidios y que la reforma de la agricultura es una asignatura aún pendiente en el sistema de comercio multilateral y la principal traba para que haya un comercio más justo entre las naciones. Las menciones a la necesidad de concluir la llamada “Ronda de Doha del Desarrollo” conforme a su mandato en las declaraciones del G20, reflejan el accionar coordinado de nuestro país con las otras economías emergentes.
Finalmente no puedo dejar de mencionar un tema nuevo pero que nos afecta profundamente. A solicitud de la Argentina, y con el respaldo de los países BRICS y de Francia, se pudo incluir en la Declaración de los Líderes de 2014 la necesidad de contar con mecanismos justos, equitativos, legales y sustentables para la resolución ordenada de las reestructuraciones de deudas soberanas.
Lo que se reclama es mayor seguridad jurídica y reglas eficaces y transparentes tanto para deudores como para acreedores, que protejan a unos y a otros de los agentes más recalcitrantes del sistema financiero internacional, los Fondos Buitres, quienes se aprovechan de los vacíos legales que ellos mismos fueron creando en las normativas internacionales y nacionales.
En ese contexto, la Argentina no dudó en llevar dicho tema también al ámbito de las Naciones Unidas, por ser el espacio universal y más democrático y representativo posible, el espacio natural para la construcción de un orden jurídico internacional justo ante un problema que afecta a la comunidad internacional en su conjunto.
Como hemos podido repasar someramente, desde 2008 a la fecha Argentina no ha sido un “actor de reparto” dentro del G20, sino todo lo contrario: un país que, pese a su tamaño económico relativamente más pequeño frente a las grandes potencias mundiales tanto desarrolladas como emergentes, ha impulsado importantes iniciativas y discusiones que no sólo resultan representativas de su realidad y sus valores, sino también del conjunto de los países de una América latina que, en los últimos años ha avanzado sobre la base del crecimiento económico, pero con la gente adentro.
Por eso mismo, hoy nuestro país es una de las principales voces cantantes y activas dentro del G20, proponiendo constantemente nuevos temas y discusiones que permitan hacer de nuestro mundo un espacio más inclusivo, justo e igualitario. Esos son los valores que han regido para la Argentina desde 2003, a partir de la Presidencia de Néstor Kirchner, y que han sido profundizados durante los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner. No dudamos que el mismo camino va a seguir siendo transitado a partir del año próximo.
Muchas gracias.