Durante el encuentro que mantuvieron ayer en el Palacio San Martín de la Cancillería argentina, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el egipcio Mohamed ElBaradei le comunicó al canciller Jorge Taiana la decisión de ese organismo de las Naciones Unidas de elegir al Instituto Balseiro como único Centro Regional latinoamericano de capacitación.
La decisión de este importante Organismo que recientemente ha cumplido 50 años de existencia y tiene más de 140 Estados miembros, representa un gran reconocimiento para la ciencia argentina y para el Instituto Balseiro de Bariloche –catalogado como uno de los institutos con mejores niveles de capacitación científica y técnica del mundo– y el resultado concreto de la política estratégica del Gobierno argentino de revalorizar la capacidad de los científicos argentinos y el recurso humano nacional y –a través de la Cancillería– promocionarlo en el exterior.
El Instituto Balseiro (IB) –ubicado a casi 10 km del centro de Bariloche, dentro del predio del Centro Atómico Bariloche (CAB)– es una institución académica dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) que se ha forjado un prestigio y reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional, gracias a la generación de conocimiento asociada al trabajo de investigación. El IB, donde los estudiantes pueden cursar diversas carreras de grado y de posgrado, se distingue dentro de la enseñanza universitaria argentina por el hecho de que todos sus alumnos están becados, con dedicación exclusiva al estudio. Las clases están organizadas para lograr una buena integración entre los estudiantes y los docentes investigadores del CAB y, además de las materias teóricas, se incluyen en todas las carreras de grado materias experimentales dictadas en laboratorios equipados para la enseñanza.
Taiana y ElBaradei –que visita por segunda vez nuestro país, en el marco de una gira regional junto a una importante comitiva– conversaron además sobre el plan nuclear argentino, cuyos ejes son la generación de energía núcleo-eléctrica y las aplicaciones de la tecnología nuclear a la salud pública y a la industria; abordaron los temas de la cooperación técnica recíproca –en particular para el caso de Atucha II– e intercambiaron opiniones sobre el Protocolo adicional que amplía los alcances de la Organización que preside ElBaradei.
Antes de este encuentro Taiana había acompañado a ElBaradei a la Casa de Gobierno donde fue recibido por el presidente Néstor Kirchner, en una muestra de la relevancia que nuestro país le otorga al desarrollo científico y técnico nacional, así como del firme compromiso con las actividades de esa organización que dentro del sistema de las Naciones Unidas tiene como fin asegurar la contribución de la energía atómica a la paz, la salud y la prosperidad y que desempeña un papel fundamental en la promoción de los usos pacíficos de la energía nuclear y en la aplicación de salvaguardias como garantía de no proliferación nuclear
La reunión que mantuvieron ayer al mediodía en el Palacio San Martín de la Cancillería argentina Taiana y el Director General de la OIEA se extendió con un almuerzo de trabajo por más de una hora, del cual participaron también el vicecanciller argentino Roberto García Moritán y la titular de la Dirección General de Asuntos Nucleares de la Cancillería, Elsa Nelly.
La visita del Director General de la OIEA y Premio Nobel de la Paz 2005 –que se extenderá hasta el 2 de diciembre resultará propicia para analizar diversos aspectos de la marcha actual y las perspectivas futuras de la organización, teniendo presente el renovado rol que nuestro país asigna a la actividad nuclear para que sus beneficios contribuyan a mejorar el bienestar de la población. La Argentina se encuentra firmemente comprometida con la actividad del OIEA desde su creación en 1957
Hay que destacar la tendencia de las principales potencias de avanzar en la limitación de las tecnologías nucleares, incluyendo mecanismos adicionales de restricción y control. Estas circunstancias, entre otras, generan la necesidad de que países de desarrollo intermedio –como la Argentina- aceleren sus programas en ciertas áreas, a fin de evitar que futuras restricciones afecten los planes nacionales de desarrollo integral de la tecnología nuclear.