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POSTURA EUROPEA FRENTE A LA OMC: "LO QUE ES NUEVO NO ES BUENO Y LO QUE ES BUENO NO ES NUEVO"

Miércoles 12 Mayo 2004
Información para la Prensa N°: 
175/2004

"Lo que es nuevo no es bueno y lo que es bueno no es nuevo". Así, con esta frase, el secretario de Comercio Internacional de la Cancillería, Martín Redrado, se refirió a la carta que los Comisarios europeos Pascal Lamy (Comercio) y Franz Fischler (Agricultura) dirigieron a todos los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) referida a la posición europea en los temas claves de la negociación multilateral. Estos son: agricultura, acceso a mercado de productos no agrícolas, servicios, temas de Singapur (política de competencia, comercio e inversiones, transparencia en compras gubernamentales y facilitación del comercio), y cuestiones referidas al trato especial y diferenciado.

El funcionario hizo este análisis antes de partir a París, junto al ministro de Economía, Roberto Lavagna, a la reunión ministerial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde participarán también de la reunión mini-ministerial de la OMC.

En relación con la agricultura, considerado por la inmensa mayoría de los miembros de la OMC -incluyendo la Unión Europea- como el tema central de la Ronda, Redrado señaló que la Unión Europea presentó algunos avances que merecen ser comentados. "Por primera vez, la UE se muestra dispuesta a aceptar la eliminación de sus subsidios a la exportación (reembolsos), aunque condicionándola a un "perfecto paralelismo" con otras formas de subsidios como son los créditos, seguros y garantías de créditos a la exportación, la colocación de excedentes bajo la forma de ayuda alimentaria, ambos instrumentos utilizados principalmente por EE.UU., así como las empresas comercializadoras de Estado (Canadá)".

La carta no aporta nada nuevo en materia de acceso a mercado. En efecto la UE insiste en la reducción de aranceles de productos agrícola, mediante una fórmula híbrida ("blended formula"), que ha mostrado ser incompatible con el mandato de Doha, ya que la misma actuaría como un trato especial y diferenciado inverso, que permitiría acomodar perfectamente los intereses de sus proponentes (EE.UU. y UE) en detrimento de la mayoría de la membresía de la OMC, en particular de los países en desarrollo.

En opinión de Redrado, la nota de Lamy reitera la posición europea en materia de ayuda interna, que es por cierto más ambiciosa que la oferta de EE.UU. En este pilar la UE estaría dispuesta a reducir sustancialmente la ayuda más distorsiva, a aceptar un techo de los actuales programas de limitación de producción, e inclusive, desafiando a EE.UU., a eliminar el de-minimis. Lamentablemente, la propuesta no avanza en los temas que ha planteado la Argentina como son por ejemplo: la reducción sustancial de los programas de ayuda más distorsivos desagregados por productos, a fin de evitar la concentración de una menor ayuda en pocos productos, la reducción sustancial de la caja azul y la revisión de los programas de caja verde a fin de garantizar que la misma tenga un carácter no distorsivo.

Una vez más la UE insiste con sus tácticas para dividir a los países en desarrollo (PED). En la nota la UE, a la vez que reconoce que su anterior intento por dividir al mundo en desarrollo, mediante la propuesta de eliminar los subsidios a la exportación exclusivamente en productos que serían identificados como de interés por parte de los países en desarrollo, fue un fracaso, vuelve a la carga con una nueva propuesta de discriminación entre países en desarrollo. Dicha propuesta consiste en equiparar, en los temas de acceso a mercado, a los países menos adelantados (PMA) con un grupo de países en desarrollo "vulnerables", refiriéndose al G-90 (constituido por el Grupo Africano, los PMA y los países ACP), a los que no se les exigirían nuevos compromisos de reducción de aranceles y que por otro lado gozarían, en calidad de "free riders", de mayor acceso a mercado en países desarrollados y en países en desarrollo más avanzados. En este caso, el pretendido principio de graduación que viene sosteniendo la UE y que ha sido objetado por la mayoría de los países en desarrollo, en particular por la Argentina, sería un foco de fricciones entre dos supuestos subgrupos de países en desarrollo que no existen como tal en la OMC.

En cuanto a los demás temas claves mencionados por la Unión Europea, el resto de los miembros de la OMC coinciden en que sobre aquellos debe girar el debate para que haya un progreso en la negociación que permita alcanzar acuerdos sustantivos hacia principios del segundo semestre.

En acceso a mercado de productos no agrícolas (NAMA) la Unión Europea hace caso omiso del sentir de la gran mayoría de los miembros de la OMC, y en particular de los países en desarrollo, que insisten en que debe buscarse un equilibrio entre la negociación agrícola y la de acceso a mercado de productos no agrícolas. El nivel de ambición pretendido en NAMA por la Unión Europea sigue siendo desproporcionado en relación con lo ofrecido en agricultura.

La negociación de servicios está rezagada, en este sentido la Unión Europea urge a los miembros de la OMC a incrementar sus ofertas y se hace eco de la demanda de la Argentina y de otros países en desarrollo que reclamando una mayor apertura de los mercados respecto de lo consolidado en la Ronda Uruguay en el denominado "modo 4" relativo a movimiento temporal de personas físicas.

Finalmente, la Unión Europea ha reflexionado sobre los temas de Singapur y ahora reconoce que cada uno de ellos debe ser evaluado en forma independiente, según sus propios méritos. Sin embargo, la Unión Europea insiste en lanzar negociaciones sobre esta cuestión obviando que previamente es preciso acordar las modalidades para aquella de manera de mantener el equilibrio secuencial de lo mandatado en la Declaración Ministerial de Doha.

"La carta de los Comisarios europeos Pascal Lamy y Franz Fischler es otra expresión de deseo que renueva sus "intenciones" de avanzar, pero que deberá materializarse durante la negociación multilateral en acuerdos que faciliten a los países en desarrollo el acceso real y sin trabas para-arancelarias al mercado europeo y así, hacer realidad esta Ronda del Desarrollo", concluyó Redrado.

Buenos Aires, 12 de mayo de 2004