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Se realizó en Cancillería el acto por el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto

Viernes 27 Enero 2012
Información para la Prensa N°: 
020/12

“Los argentinos tenemos plena consciencia de la importancia del testimonio. Porque, como decía Elie Wiesel, ‘puede volver a pasar’, cuando la semilla del odio crece en el corazón de quienes se creen omnipotentes se repiten situaciones en las que un grupo de ‘señores de la muerte’ imaginan la solución a sus problemas imaginarios en la exterminación de otros seres humanos” afirmó el Canciller Héctor Timerman este mediodía en el Palacio San Martín al presidir el acto por el "Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto”.

Junto al Ministro de Educación, Alberto Sileoni; de Salud, Juan Manzur; el presidente de la DAIA, Aldo Donzis; de la AMIA, Guillermo Borger; la sobreviviente del ghetto de Varsovia, Irene Dab; el Secretario de Culto, Guillermo Oliveri; y el titular de la Oficina de Información Pública de la ONU, Gustavo Poch, entre otros, Timerman explicó que “con el correr de los años, desde el permanente recuerdo hemos institucionalizado en variadas forma el horror ocurrido, pero indefectiblemente, cuando me aproximo al tema, e intuyo le sucede lo mismo a muchos de ustedes, no puedo abstraerme de la dimensión personal y prevalece en mi caso la introspección y el cuestionamiento del espíritu humano”.

“Recuerdo por ejemplo las largas conversaciones que junto a mi padre tuve en Nueva York con Elie Wiesel. Me impresionaron mucho sus reflexiones en torno a las consecuencias del holocausto, radicales para quienes padecieron los campos de concentración, indelebles para quienes quedamos afuera por un capricho del tiempo o de la geografía. Wiesel nos hablaba de su infancia y su familia, él, un simple campesino rumano había cambiado su destino para asumir el mandato que alcanza a los sobrevivientes. Como él mismo dijo, tenía ahora el deber de dar testimonio”, agregó el Canciller.

“Su experiencia le enseñó que efectivamente ‘a veces somos incapaces de impedir la injusticia, pero ni una sola vez debemos dejar de protestar’. Este campesino rumano repitió cuantas veces pudo y donde pudo un mensaje que lo llevó al Premio Nobel de la Paz. Wiesel compartió con nosotros en esas charlas la angustia de pensar cuantas vidas maravillosas y talentos invalorables se perdieron en el horror del exterminio planificado. Por un lado la muerte y la humillación de millones, por el otro la exaltación de la vida y la encarnación de la dignidad”, destacó Timerman.

Ante un auditorio colmado, el jefe de la diplomacia argentina recordó que “la conmemoración de hoy se detiene especialmente en los niños víctimas del holocausto, un millón y medio de chicos judíos, romaníes, discapacitados, fueron ejecutados a sangre fría. Tratándose de niños especialmente, una vez más, no puedo dejar de humanizar el horror en un rostro, en la imagen de la sonrisa de nuestros hijos que atesoramos en nuestra memoria y a la que es imposible no recurrir cuando visitamos el memorial de los niños en el museo del holocausto en Jerusalem”.

“Recordarán seguramente en la entrada del memorial de los niños la carita alegre de Uziel Spiegel inmortalizada en la piedra. Uziel fue asesinado en Auschwitz cuando tenía dos años y medio, quienes lo mataron concibieron la locura de que el mundo sería mejor sin él, pensaron y ejecutaron un plan que incluía matar el futuro. Abe y Edita, sus padres, lo sobrevivieron y tuvieron luego de la liberación dos hijos. Abe murió en este siglo, a los 97 años, dejando nietos y bisnietos, además un legado dedicado a la memoria de todo lo que el horror nazi intentó borrar, incluyendo la sonrisa de Uziel, el argumento más poderoso a favor de la paz, la tolerancia y la obligación de no olvidar. Por eso, hoy les agradezco la oportunidad que me dan para que reflexionemos juntos sobre el indispensable recuerdo de tanta muerte, de tanta vida”, concluyó.

Luego del tradicional encendido de las seis velas, cada una de ellas con una dedicatoria o petición especial, y de las palabras del Ministro Sileoni y de Gustavo Poch, Irene Dab conmovió a todos con el impactante relato de su vida en el ghetto de Varsovia, y dio detalles de cómo tuvo que refugiarse en numerosas casas de familia, cambiar su identidad y luego de innumerables penurias se reencontrarse con sus padres, con quienes llegó a la Argentina en 1948.

Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial Irene tenía cuatro años y vivía con sus padres en Varsovia, la capital polaca. Cuando llegó la ocupación nazi la familia fue confinada al ghetto. “Mi papá, que trabajaba con un camión y trasladaba obreros, me sacó en una bolsa de arpillera. Primero fui a una casa donde estuve un tiempo hasta que la gente se asustó, luego a otra donde me la pasaba escondida en roperos y como era un riesgo para las familias, que se la jugaban, finalmente mi padre me llevó nuevamente al Ghetto”.

“Cuando fue el levantamiento del ghetto mi madre escapó y mi padre también. Durante ese largo tiempo yo simulaba ser la sobrina de un matrimonio, mi supuesto tío trabajaba con mi papá y se había ofrecido para cuidarme. Me enseñaban y me exigían a pensarme como católica. Me reencontré con mis padres luego de cuatro años sin verlos y tuve qué aprender nuevamente quién era yo”, agregó

Del acto participaron además embajadores extranjeros, representantes de instituciones de la comunidad judía, organismos de derechos humanos y altos funcionarios nacionales. El Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 1° de noviembre de 2005, en conmemoración de la liberación del campo de exterminio Auschwitz-Birkenau, el 27 de enero de 1945. Este año la Cancillería argentina ejerce la presidencia protémpore del Capítulo local de la International Task Force (ITF) para la rememoración, educación e investigación del Holocausto. El Capítulo local está integrado además por varios ministerios y organizaciones de la sociedad civil.-