“El terrorismo constituye una amenaza a la vida y dignidad humanas, a la convivencia pacífica y civilizada y a la paz y seguridad internacionales. No dudamos que debe combatirse en el marco del estado de derecho y respeto de las garantías fundamentales. Aborrecemos la idea de que las violaciones de los derechos humanos son admisibles en determinadas circunstancias”, aseguró esta tarde en Nueva York el Canciller argentino, Héctor Timerman, al participar en la sede de la ONU del Simposio General sobre Cooperación Internacional contra el Terrorismo.
“La aproximación integral al problema no es solamente la más apropiada, sino la única con posibilidades de éxito, si es que no queremos tirar por la borda siglos de progreso en la consagración de derechos y garantías universales. La democracia puede sobrevivir al terrorismo, pero perece cuando un sólo ser humano es torturado o secuestrado, cuando la justicia es reemplazada por órdenes secretas cumplidas en centros clandestinos u operaciones ilegales. Al fin y al cabo, no se trata de analizar la cuestión desde el conflicto de intereses sean nacionales o sectoriales, sino, especialmente, se trata de un choque entre la humanidad del diálogo y la tolerancia, versus la humanidad del odio y la violencia”, añadió Timerman.
Del Simposio también participaron, entre otros, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon; la Ministra de Relaciones Exteriores y Cooperación de España, Trinidad Jiménez; el Ministro de Asuntos Exteriores y Europeos de Francia, Alain Juppé; el Ministro de Relaciones Exteriores de Italia Franco Frattini; la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Baronesa Catherine Ashton, y la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Navenethem Pillay.
Timerman remarcó que “La Argentina condena el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones”. “Para combatirlo resulta indispensable una activa participación de toda la comunidad internacional, así como una cooperación orgánica y permanente, jurídicamente legítima y basada en el absoluto respeto –puntualizó- del derecho internacional, del derecho internacional humanitario, del derecho internacional de los derechos humanos y de los propósitos y principios consagrados en la Carta de Naciones Unidas. Es válido preguntarnos qué implica un mayor retroceso en nuestra lucha contra el terrorismo: el hecho de que un terrorista logre ejecutar su acto criminal, o cuando para enfrentarlo elegimos descender a su mismo nivel de construcción ideológica”.
“La experiencia argentina a partir del padecimiento del terrorismo de Estado ha hecho de mi país un actor muy activo en la promoción de los Derechos Humanos como un valor universal. Mi país ratifica su compromiso con la Estrategia Global contra el Terrorismo de la ONU y reitera su determinación de aplicar sus principios y desarrollar todas sus medidas como la vía más eficaz para acabar con esta amenaza. La Argentina ha incorporado a su legislación las principales convenciones internacionales sobre Derechos Humanos y les ha otorgado la misma jerarquía que sus preceptos constitucionales”, explicó.
“Nuestro país ha sufrido en forma directa el terrorismo internacional: fue víctima de dos gravísimos atentados que cobraron la vida de más de un centenar de inocentes. Coincidimos con el Secretario General, Ban Ki-moon, quien señaló que ‘la construcción de una cultura global tendiente a superar el terrorismo depende de nuestra capacidad de darle un rostro humano a las graves consecuencias de este flagelo’. Los rostros humanos de quienes perdieron padres, hijos y hermanos en los feroces atentados en Buenos Aires integrarán la delegación argentina que acompañará a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando se dirija el miércoles a la Asamblea General”.
Sobre el final, ratificó: “Mi Gobierno día a día compromete todos sus esfuerzos y recursos para alcanzar la verdad y juzgar a los responsables, tanto del terrorismo de Estado como del terrorismo internacional. Por supuesto que no es fácil. Más de 30 años después de que se perpetraran los crímenes, se siguen iniciando en la Argentina causas judiciales referidas a actos cometidos durante la dictadura. El progreso de los últimos años en la causa AMIA no alcanza y es por ello que todos los años llamamos a Irán a cooperar con la Justicia Argentina”.
“A pesar del tiempo transcurrido, de los adelantos y retrocesos, de la frustración de ver libres a nuestros victimarios, los argentinos podemos estar orgullosos que nunca olvidamos a nuestras víctimas. Cada día trabajamos para que se haga justicia. No nos motiva la animosidad ni los sentimientos de venganza, sino la lucha contra la impunidad, en favor de la verdad, la justicia y la memoria”, concluyó.
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