Intervención del Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina, S.E Sr. Héctor Timerman, en el debate abierto del Consejo de Seguridad sobre “Amenazas a la paz y la seguridad internacionales causadas por actos terroristas”, presidido por la Ministra de Relaciones Exteriores de Australia, Sra. Julie Bishop. Nueva York, 19 de noviembre de 2014.
En primer lugar, quisiera agradecerle, Señora Bishop, Ministra de Relaciones Exteriores de Australia, por la invitación a participar de este debate y, por su intermedio, agradecer al Secretario General por la exposición informativa que nos brindara. Asimismo, saludo a mi colega de Luxemburgo y a los Altos Representantes de Lituania, la República de Corea y Rwanda.
Señora Presidenta,
Todos coincidimos en que hoy estamos frente a una proliferación de actos terroristas que, aún cuando compartan con los que sucedían en el pasado reciente la común condición de ser contundentes manifestaciones de violencias extremas, fundamentalismos radicalizados, y una desvalorización absoluta y cruel de la dignidad humana; no obstante nos enfrentamos hoy, si se me permite utilizar esta expresión, a modalidades innovadoras que conjugan la realidad de la crueldad con el horror virtual.
Las imágenes de decapitaciones que circulan por las redes nos sitúan en tiempo real frente a lo que podríamos caracterizar como la globalización virtual del horror, fenómeno que tiene como contracara la universalización concreta del miedo, la incertidumbre y el temor.
La normalización mediática del horror y la aceleración de la violencia extrema no puede llevarnos a visualizar la respuesta militar como única o privilegiada opción para luchar contra el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, pues ésta ya ha mostrado sus limitaciones y fracasos.
Asimismo, tenemos la responsabilidad frente a una humanidad que se pretende quede paralizada por el espanto, trabajar por la plena vigencia del Estado de Derecho en cada uno de nuestros países, y asumiendo la imperativa necesidad de construir un orden mundial equilibrado y justo, basado en el multilateralismo real y la cooperación.
Porque si bien en el pasado reciente ningún país podía considerarse a sí mismo inmune frente a la posibilidad de ser víctima de actos terroristas, hoy esta amenaza es más clara que nunca y más necesarios que antes la implementación y fortalecimiento de mecanismos de cooperación eficaces y basados en el respeto mutuo.
Señora Presidenta,
Aún cuando la comunidad internacional todavía no ha llegado a una definición universalmente acordada de “terrorismo”, sí es posible identificar qué actos son los que la comunidad internacional condena. Nos sumamos, por tanto, a la condena al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, en tanto se trata de una de las amenazas más graves a la paz y la seguridad internacionales, así como a la dignidad humana, a la convivencia pacífica, a la consolidación de la democracia y al desarrollo económico y social de las naciones.
La Argentina es uno de los numerosos países que ha sufrido en forma directa el terrorismo.
Primero, nuestra sociedad desde 1976 y hasta 1983, fue víctima de actos terroristas perpetrados desde y con el aparato del Estado por la más salvaje dictadura cívico-militar que hayamos vivido, responsable de crímenes atroces y de lesa humanidad. La persecución de personas que sustentaban ideologías consideradas “subversivas”, “potencialmente subversivas” o simplemente “peligrosas”, se tradujo en un plan sistemático de exterminio y aniquilación de más de 30 mil personas que, por sus ideas políticas, su activismo social, sus creencias religiosas, por pertenencia de clase, identidad étnica u orientación sexual fueron víctimas de la violencia genocida de un conservadurismo fundamentalista, inspirado en la Doctrina de la Seguridad Nacional y entrenado por importantes centros de poder que, en el marco de la Guerra Fría, impedían el avance y la consolidación de la democracia, el pluralismo, la tolerancia y la paz.
Segundo, vivimos “en carne propia” la deshumanizada y terrible acción de grupos terroristas foráneos que, movidos por el odio, el fanatismo y la destrucción, cometieron dos atentados terroristas, en 1992 y 1994, contra la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas (AMIA) y la Embajada de Israel. Tal como dijera en este Consejo de Seguridad en el mes de septiembre la Presidenta de la Nación Argentina: “… la República Argentina, junto a los Estados Unidos de Norteamérica, fueron los países del Continente Americano, que fueron objeto de salvajes atentados terroristas …”.
Estas dolorosas experiencias, así como los numerosos actos terroristas perpetrados desde entonces, reafirmó la convicción de la Argentina de que la respuesta frente a los actos terroristas no puede ni debe ser exclusivamente militar, sino que debe basarse en un enfoque comprehensivo, como el reflejado en la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el Terrorismo.
Asimismo, quisiera expresar la convicción de mi país de que el terrorismo debe combatirse en el marco del Estado de Derecho y del respeto del debido proceso. En efecto, es necesario que las medidas que los Estados adopten para combatir el terrorismo respeten cabalmente el derecho internacional, en particular el derecho internacional de los derechos humanos, el derecho internacional humanitario y el derecho de los refugiados. Estas medidas deben también respetar los propósitos y principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, como la soberanía, la integridad territorial, la independencia política de los Estados, y el principio de la no intervención en los asuntos internos.
De la misma manera, la Argentina aboga por el respeto del debido proceso en la labor de este Consejo. La creación de la Oficina del Ombudsperson representó un avance sustantivo en este sentido pero los Miembros de esta organización siguen planteando inquietudes relativas a las garantías procesales. Uno de los motivos más importantes de preocupación es que el mandato de la Ombudsperson abarca solamente a los individuos incluidos en la Lista relativa a las sanciones contra Al-Qaida. La Argentina aboga por la ampliación del mandato de dicha Oficina a todos los Comités de sanciones de este Consejo.
Señora Presidenta,
La Argentina es Parte en los trece instrumentos jurídicos adoptados para combatir el terrorismo y ha tomado medidas internas para la aplicación de dichos instrumentos y de las resoluciones 1373 (2001) y 1624 (2014) de este Consejo.
Además, junto con su país, señora Presidenta, y numerosos otros, la Argentina fue uno de los impulsores del Tratado sobre el Comercio de Armas, que entrará en vigor el próximo 24 de diciembre. Uno de los propósitos del Tratado es evitar la transferencia de armas a quienes violan los derechos humanos y a quienes cometen crímenes de lesa humanidad, así como reducir el riesgo de desvío de las armas hacia el mercado ilegal, con la posibilidad de que terminen en manos de grupos terroristas o criminales. Por ello, alentamos a todos los Estados Miembros, en particular, a los miembros de este Consejo, a ratificar el Tratado, en tanto ello significará una contribución efectiva a la seguridad de nuestros países.
Quisiera mencionar que, durante la negociación del Tratado, la Argentina, al igual que un número importante de delegaciones, propugnó que también se prohibiera la venta de armas a actores no estatales no autorizados. Lamentablemente, no se logró consenso para incluir tal prohibición al momento de la adopción del Tratado, pero la Argentina alberga la esperanza de que en el futuro las Partes en el Tratado la consideren favorablemente, por tratarse de un elemento que permitiría evitar transferencias de armas que pueden contribuir a alimentar conflictos en distintas partes del mundo. La realidad nos muestra que la decisión de algunos países de armar a los que definen como “freedom fighters” hoy, mañana serán los “terroristas” a quienes intentan combatir.
Señora Presidenta,
Es claro que las trece convenciones sobre el combate al terrorismo nos obligan, entre otras cosas, a evitar que los grupos terroristas accedan a los recursos y al financiamiento que faciliten su accionar. También es claro que las resoluciones de este Consejo nos obligan a evitar que los individuos, grupos y entidades asociados con Al- Qaida tengan acceso a armas y material relacionado.
La Argentina entiende que es menester que los Estados se abstengan de enviar armas a zonas en conflicto porque ello sólo contribuye a incrementar su intensidad y duración y a poner en riesgo a la población civil.
Señora Presidenta,
La Argentina está convencida de que las Naciones Unidas, en tanto piedra angular del sistema multilateral, debe ser la organización que lidere la acción de los Estados en materia de lucha contra el terrorismo. Valoramos la contribución que pueden realizar otros foros o iniciativas. Sin embargo, ésta es la organización que tiene la responsabilidad primaria en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Asimismo, la representación universal que ella provee asegura tanto la participación de todos los Estados Miembros, en igualdad de condiciones, como la legitimidad de las decisiones reflejadas en normas, directrices o buenas prácticas.
La Argentina tiene la convicción de que la acción multilateral, a través de las Naciones Unidas, conforme los principios de esta organización, nos permitirá enfrentar la amenaza del terrorismo y alcanzar un mundo más seguro para todos.
Muchas gracias