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Debate de alto nivel sobre Naciones Unidas, Paz y Seguridad

Martes 10 Mayo 2016
Debate de alto nivel sobre Naciones Unidas, Paz y Seguridad
Las amenazas de hoy a la paz y la seguridad internacionales.

Señor Presidente.

En el año 2015, esta Organización celebró su 70° aniversario. Como destacó el Secretario General en ese momento, la redacción de la Carta fue una “apuesta gloriosa”. Se trató de un momento histórico en el que los miembros fundadores, como la Argentina, frente a la destrucción de la guerra, decidieron apostar por la humanidad.

Este debate nos ofrece una oportunidad propicia para reflexionar sobre la importancia de las Naciones Unidas como piedra angular del sistema multilateral ante los complejos desafíos que plantea el escenario actual.

Las actuales amenazas a la paz y la seguridad exigen un análisis transversal que incorpore, por ejemplo, la relación del terrorismo con el crimen organizado (narcotráfico, tráfico ilícito de armas, trata de personas, blanqueo de capitales, tráfico ilícito de migrantes), así como la convivencia de conflictos transnacionales con dinámicas tradicionales de conflictos armados (como ser las hostilidades directas entre Estados, intervención en guerras civiles, entre otros).

El año 2015 estuvo marcado por dos hitos para el sistema de Naciones Unidas: la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y del Acuerdo de París sobre Cambio Climático. Paz y Seguridad, Desarrollo y Derechos Humanos se refuerzan mutuamente, razón por la cual es absolutamente necesario hacer frente a las nuevas amenazas para garantizar un desarrollo pleno y el cumplimiento universal de las metas previstas en dichos instrumentos.

En el mundo de hoy, la respuesta a las necesidades de las poblaciones vulnerables  se debe dar integrando los tres pilares fundacionales  de la Organización. Los desafíos de hoy requieren una actuación global y holística que en el corto plazo mitigue el sufrimiento y aumente la resiliencia de las sociedades y que en el largo plazo reduzca vulnerabilidades, fortaleciendo las capacidades nacionales.

Señor Presidente

En el entendido que los principales protagonistas de la lucha contra todas las amenazas, nuevas y antiguas, siguen siendo los Estados soberanos, las Naciones Unidas deben responder con un enfoque comprehensivo que tenga en cuenta las causas profundas de estas nuevas amenazas y cuyo objeto sea el fortalecimiento del estado de derecho, la promoción del crecimiento económico sostenido y sostenible, la erradicación de la pobreza, el desarrollo social, la promoción de la democracia y el respeto de los Derechos Humanos.

Tal enfoque, exige al sistema de Naciones Unidas, por un lado, evitar la acción en silos separados y, por el otro, procurar alcanzar coherencia sistémica.  La comunidad internacional no pide menos Naciones Unidas sino más. Nos pide también que recordemos la determinación de nuestros antecesores al establecer esta Organización para preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra.  Para ello, debemos lograr unas Naciones Unidas que se centre en los problemas, que se transforme.

Señor Presidente,

Hoy más que nunca, el concepto de “diplomacia preventiva” propuesto por Dag Hammarksjold 55 años atrás y revigorizado por el Secretario General Ban ki-moon en su informe “Preventive Diplomacy: Delivering Results” de 2011 adquiere una nueva dimensión a la luz de las actuales amenazas a la paz y la seguridad, así como de los recientes tres exámenes de la Organización en cuestiones de operaciones de mantenimiento de la paz, de la arquitectura de la consolidación de la paz y de la implementación de la Resolución 1325 (2000) sobre la mujer, la paz y la seguridad.

Dichos informes reconocieron la importancia de prevenir los conflictos y adoptar un enfoque integral para resolverlos. Un enfoque preventivo debe incluir también, de manera necesaria y determinante, una implicación nacional inclusiva en los procesos de consolidación de la paz, es decir, la participación de los gobiernos y los distintos actores políticos y sociales de los Estados Miembros involucrados en dichos procesos. Las Naciones Unidas deben propiciar esa implicación nacional, al igual que los demás agentes internacionales.

Asimismo, en los procesos de consolidación de la paz resulta fundamental fortalecer los partenariados con las organizaciones regionales, permitiendo una mayor implicación de los actores regionales y locales, basadas en sus ventajas competitivas.

Por otra parte, los tres informes también subrayaron la necesidad de un incremento y mejora de la participación de las mujeres en todas las esferas de toma de decisiones en materia de paz y seguridad. La participación efectiva y significativa de las mujeres contribuye la resiliencia, a una mayor efectividad de los esfuerzos humanitarios, de paz y de seguridad y, en definitiva, a una paz sostenible. Lo mismo aplica a los jóvenes. No puede ser un agregado, es un determinante.

Al establecer una operación de mantenimiento de la paz, debemos reflejar en su mandato una visión de largo plazo que nos permita lograr una paz sostenible, que evite salidas apresuradas y retornos aún más apresurados. Debemos planificar las misiones de paz desde las necesidades en lugar de los imperativos organizacionales, con metas claras e indicadores para medir su progreso que permitan contar con estrategias de salida ordenadas. Esas estrategias deben incluir también períodos de transición y la transferencia de responsabilidades al equipo de las Naciones Unidas en el país y, en última instancia, al Gobierno local. Creemos que debemos planificar nuestro despliegue inicial en el terreno de manera tal que nuestro éxito se vea reflejado en la necesidad de no tener que regresar.

En la Argentina seguimos convencidos de la importancia de esta Organización. La experiencia reciente en manejo  de las crisis producidas por algunas enfermedades, como el ébola y el zika, nos enseñaron que las regiones deben unirse y trabajar coordinadamente porque no se pueden construir muros para detener este tipo de amenazas que trascienden fronteras.

Lo mismo sucede con los desafíos a la paz y la seguridad internacionales. El multilateralismo es nuestra mejor y única estrategia.  La Carta de las Naciones Unidas sigue siendo nuestra hoja de ruta. No necesitamos inventar la rueda, como Organización. Sólo tenemos que mantener el foco en los problemas, diseñar posibles soluciones, hacer nuestro trabajo y reafirmar nuestro compromiso para no dejar a nadie atrás.

Muchas gracias