Bueno, yo agradezco mucho esta invitación, y esta oportunidad de conversar con ustedes.
La Argentina ha pasado por varios ciclos. Básicamente por tres grandes ciclos de los cuales dos han terminado y uno está recién iniciado, y cada ciclo ha sido marcado de una manera definitoria por el relacionamiento internacional.
El primer gran ciclo comienza a más tardar en 1880 y se desarrolla y culmina en 1920 o comienzos de 1930 como máximo. Gran instalación internacional, gran relacionamiento. La aparición de la Argentina como un participante del mundo occidental, del mundo moderno de ésa época. En ésos treinta años, del ochenta a la primera guerra mundial, en el momento que se funda nuestro centro, la transformación que tiene la Argentina es absolutamente espectacular. Las críticas que se han hecho o que se hacen sobre los errores de esa estrategia, pueden ser válidos y critican el 5% del problema, porque lo que es más válido es el éxito espectacular pocas veces visto en la historia del mundo, sobre todo, que un país haya crecido durante treinta años consecutivos un 6% anual. Es la reconstrucción de la evolución o ciclo del producto bruto de éste fin de siglo.
Este relacionamiento internacional, nos permite incorporar ingeniería a niveles internacionales, no a niveles de segundones, sino a primerísimos niveles. La Argentina progresa, como les decía recién, como pocas veces visto, con pocos antecedentes en el mundo. Hay antecedentes de algunos momentos de Canadá, algunos momentos de Australia, algunos momentos de Estados Unidos, pero es muy poco común que un país en treinta años se transformara de un país del montón, en uno de los países centrales. Esto es conocido, es fácil de explicar, es la actitud normal, es la actitud sana. En ese momento el país se sentía fuerte, creía tener un proyecto, tenía un proyecto, un proyecto participativo y todo el mundo tenía algo que ver con el proyecto.
Desarrollamos nuestro territorio, incluso desde el punto de vista territorial, pudimos afirmar lo que en 1800 era muy poco claro.
Lo que viene después es un fenómeno muy extraño. No es que son cincuenta o sesenta años de decadencia continua, no es cierto. Hay momentos que se salen de la norma, pero la orientación general fue la involución, nos aislamos del mundo, no porque el mundo nos aislara, sino porque teníamos miedo al mundo, ese miedo al mundo nos llevaba a tener una actitud recelosa, rencorosa, malhumorada, y la Argentina se encerró en sí misma, intentó un modelo autárquico, se intentó incluso, cortar las relaciones culturales internacionales.
Como digo, ha habido momentos institucionales dentro de mi período, pero el conjunto del año treinta al año ochenta, han sido cincuenta años de involución y decadencia.
Son un poco difíciles de explicar, porque la prolongación del período y la longitud, el nivel de aislamiento, el nivel de autarquía que se quiso imponer es un poco sorprendente. Es más fácil explicar el primer período, la primera gran ola, que la segunda gran ola aislacionista, que así es como corresponde llamarla.
Luego viene en los años ochenta, dos hechos. Uno, y quiero ser ecuménico y reconocer que la nueva Argentina nace en 1983 y luego, paso mi comercial, se consolida en 1989 obviamente, y aquí vuelve la ola internacionalista, eso es claro. La Argentina llegó al fracaso como consecuencia del aislacionismo en el cual estábamos inmersos, se llegó a generar una situación política decisiva dentro de la sociedad civil. La guerra sucia fue uno de los dramas mayúsculos que vivió el país. Creo que esa sola crisis, dejando de lado de qué lado o qué simpatías uno puede ver contrincantes, la verdad, creo que dejó un saldo donde toda la sociedad argentina se daba cuenta que no podía resolver sus problemas políticos a través de la violencia, sino a través del acuerdo y de la convivencia democrática.
La otra gran crisis, fue la crisis externa, la guerra de Malvinas. La catástrofe que eso implicó dejó también un saldo, porque solamente la ignorancia absoluta de las relaciones internacionales de quiénes eran los posibles aliados y quiénes no. Eran los aliados de un conflicto de esta naturaleza, sólo podían desarrollarse países aislados, por un país que había cortado amarras con el mundo y tenía su propio idioma pero que nadie entendía lo que queríamos decir o qué dejamos de decir. Esa fue una crisis que realmente nos hizo dar un susto, un susto en el buen sentido, de que estábamos llevando eI país por un camino realmente demencial, como fue la casi guerra con Chile, no ocurrió y entonces no hablamos de ella, pero cada vez que yo voy, todavía me recuerdan que hace quince años casi los invadimos, el casi nos salvó, pero que haya habido órdenes de movilización para invadir a Chile hace quince años es algo inconcebible, necesitamos un esfuerzo para acordamos que eso ocurrió, pero qué enfermos debíamos estar para pensar una cosa de ese tipo, qué enfermedad más terrible, para no hablar de la otra enfermedad del año ochenta y nueve que fue, no digamos la inflación de la Argentina del 20, 30, 40, 50 % anual, del 40, 50 % mensual y 100% mensual y 200% mensual y ese caos económico creo que finalmente introdujo (.) o sea con el 100% de inflación anual no entrábamos en razón, pero con el 100% mensual entramos en razón, Eso está mal, pero fue necesario para que nos conmoviera.
Aquí ha habido como tres bombas atómicas, que han caído sobre la Argentina. En Japón cayeron dos y cambió la mentalidad japonesa. Los japoneses algo habrán pensado cuando se vieron un país derrotado y demolido, desbastado, que algo malo habrían hecho para haber llegado a una situación de ese tipo. La Argentina en el año ochenta, que venía de una división interna, de una guerra interna, que venía de una derrota externa y que estaba al borde de una hiperinflación, tenían tres bombas atómicas que cayeron sobre la Argentina y eso nos hizo cambiar. No es una propuesta que recomiendo, que los países hagan cosas de este tipo para reaccionar, pero a veces las grandes crisis, las grandes tragedias si implican shocks a los cuales los países a veces reaccionan bien.
La Argentina finalmente después de cuarenta años de estar divagando para ser generosos divagando y tuvo tres llamadas a la realidad y se iba la salvación de la sociedad argentina ya venida al borde de la disolución, acuérdense ustedes lo que el año ochenta y nueve, el año ochenta y nueve venía sobre el año ochenta y dos, que venía del año setenta, o sea fueron veinte años' realmente lamentables que vivió la Argentina, pero lamentable fue lo que ocurrió, dramáticos fueron las crisis, pero dramática fue la reacción. La reacción la inventó la gente de la calle que sólo pedía estabilidad; que empezó a pedir relacionamiento con el mundo, que pedía democracia dentro del país.
El país ha cambiado, pero ha cambiado de una manera espectacular como los problemas. Yo de muchacho leía sobre la generación del ochenta y creo que, como todos lo que hemos leído con una especie de envidia qué lástima que no hayamos vivido, que hayan sido nuestros antepasados que fundaron el centro, y la generación del ochenta, del noventa que cambió la Argentina, qué lindo hubiera sido vivir esa época; la estamos viviendo, es la generación del ochenta, pero ochenta de este siglo. Lo que estamos pasando en la Argentina es absolutamente fuera de serie. Ustedes dirán que yo no leo los diarios y yo leo los diarios y creo estar informado de lo que pasa. Depende de qué perspectiva estemos hablando. Si una perspectiva de unos pocos años, uno puede no entender o puede hablar de los problemas como problemas dramáticos, pero si uno toma un poco en perspectiva yo creo que sé, si me toca la suerte de existir en la próxima década del siglo que viene, qué es lo que voy a escribir de. Historia argentina desde ésta época, Es la nueva generación del ochenta, es una transformación equivalente, transmutando los períodos.
Yo diría pero, qué es lo que hemos hecho, qué es lo que hemos hecho en el orden internacional. Yo sé lo que voy a contar. Nosotros, recibimos del gobierno una situación caótica desde el punto de vista económico, desde el punto de vista político no tanto, es que había democracia, si hay democracia hay posibilidad de relacionamiento con algunos países y con otros no. Si no hay democracia, si hay una junta militar gobernando, no hay posibilidad de relaciones internacionales ni sanas ni normales, están limitadas a algunos países. La Argentina se sintió en esa época un país del tercer mundo, lo cual puede ser una evaluación correcta mismo incorrecta, pero francamente es enfermiza es que, además uno esté contento.
Después queríamos ser líderes de los no-alineados. En ese momento en el cual el mundo había terminado su conflicto, nosotros queríamos ser no-alineados, porque estábamos alineados con el bloque comunista. Pero era una agrupación dedicada a molestar a los países más desarrollados, a los países más modernos, a los países con los cuales tenemos culturas parecidas e incluso tenemos hasta relaciones familiares, nosotros con esos países estábamos peleados. En cambio nos sentíamos con un grupo de países los cuales no sé, una minoría, unos veinte países eran países con los cuales había intereses comunes.
Hay otro grupo de países, que son patéticos, es una desgracia, pero que no tememos nada en común y no podemos visualizarlos como miembros colectivos de un grupo de esa naturaleza, es absurdo, es ridículo, honestamente es enfermo. Pero yo le digo que un país, que Ruanda sea un país del tercer mundo y no-alineado vaya y pase, con las desgracias que le han ocurrido y uno puede entender, pero un país que pretende más y tiene posibilidades de ser mucho más, que lo que fue en el pasado y lo puede ser ahora, que se regodeé en ser un país no-alineado es una situación francamente enfermiza. Éramos un país proliferante, nosotros habíamos retenido para la Argentina el derecho a desarrollar la bomba atómica, a desarrollar mísiles que podían transportar bombas atómicas, a mísiles bélicos. Por suerte, en el orden de las armas químicas y biológicas nunca hicimos nada. El mundo nos miraba con franca molestia, que nos llenaba de gran satisfacción, porque nosotros como todo adolescente, porque eso era la Argentina, llama la atención a los padres portándose mal y conseguían la atención del mundo. La Argentina tenía la tecnología y podía desarrollar la bomba atómica y con el tema misilístico era la misma historia y la molestia internacional nos llenaba de satisfacción y no de preocupación.
Las primeras medidas que tomamos fue de cortar, de declarar públicamente que no queríamos ser parte del tercer mundo, que respetábamos a los que por desgracia estaban en esa categoría y que si hacían ciertas políticas podían mejorar pero ciertamente nosotros no queríamos estar dentro de ese género y menos voluntariamente. El tema de proliferación, dijimos que queríamos ser un país no proliferante, destacarnos por la no proliferación, cosa que a través de la firma del tratado de T......................... la modificación primera y luego la firma del tratado y luego el Tratado de no Proliferación, somos hoy claramente el país que está a la cabeza de América Latina en el tema de no proliferación. Esto indica una concepción distinta en qué consiste la soberanía. La soberanía no consiste en desarrollar proyectos costosísimos que no sirven para nada, excepto para molestar al prójimo y que esa molestia del prójimo es un inconveniente mayúsculo para la política nacional en relación al país. Nosotros, quisimos salir de esta constelación de situaciones y ubicarnos justo con los países más desarrollados, con el grupo de países más ricos.
Yo no pido a ustedes disculpas por ser socio y miembro de la coalición occidental de los 20 o 30 países más ricos del mundo, porqué voy a pedir disculpas, quién querría de ustedes en su sano juicio que estemos con los países menesterosos que bueno, podemos hacer una ayuda humanitaria, pero que no está en nuestros intereses ceder en esa (.).
La O.S.D. con sus 24 países que son de una cultura similar, que tienen un régimen democrático, respeto a los derechos humanos, economía de mercado, política internacional constructivas y cooperativas, políticas pacíficas, porqué no podemos ser socios de ésos. Esos son nuestros socios naturales.
Cuando dicen ustedes, han salido de los no-alineados y ahora son alineados, por supuesto que estamos alineados. No alineados con quién, con una constelación de 20 a 25 países, llamados de la coalición occidental, sabemos quiénes son. Incluye Japón, Francia, Estados Unidos. Ahí tuvimos que hacer un cambio muy grande, nosotros estuvimos al borde de celebrar cien años de mala relación con Estados Unidos y cuatro años antes del aniversario decidimos arreglar los tantos y mejorar la relación. Qué sacamos en limpio con esta política de imitar a Estados Unidos. Hay una gran satisfacción del ego de los políticos, porque lo que estoy hablando no es una política heroica, nuestra política no es heroica, es una política sensata, práctica, es una política conducente a objetivos que la gente entiende y recibe los beneficios, esa es la política que queríamos hacer.
Tomamos una posición distinta con Naciones Unidas, no teníamos miembros, esa no es la forma de operar no fue novedad. Pero, fíjense lo que pasa. Me acuerdo que la primera semana que llegué yo a la Cancillería, y estaba analizando nuestro historial del voto, cómo votamos en Naciones Unidas, el grado de coincidencia y no coincidencia de los países entre sí y de los países de América Latina con Estados Unidos. Cuba coincidía con el voto con Estados Unidos un 10% de los casos, la Argentina venía segunda con un 14% de los casos, los países europeos promediaban en 70% de acuerdo con Estados Unidos. Cuando yo vi ese panorama llamé a mis colaboradores y les dije: "yo quiero que hagamos ahora una política de voto, de votación donde haya un 65% de coincidencia con Estados Unidos y un 85% de coincidencia con la comunidad europea, dijeron bueno, pero en qué temas. Yo quiero primero el producto final y no me vengan con el asunto de que somos tan especiales que no podemos coincidir con los europeos, con los norteamericanos, no en un 100%. ¿Por qué? Porque son países de confiar, son países similares, son países responsables. Si yo tuviera un 80% de coincidencia con Ruanda estaría muy preocupado, si tengo un 80% de coincidencia con el voto de Francia estaría mucho más tranquilo, muy contento. Bueno, analizamos y la verdad que no estaba justificado la manera que estábamos votando, votábamos para molestar, porque molestando conseguíamos atención, eso era lo que hacíamos. Cambiamos la política de voto, participamos de los cuerpos de paz. Esas operaciones de paz han sido muy importantes, con un gasto relativamente moderado y una presencia internacional muy grande. Las fuerzas armadas están muy contentas desde el punto de vista profesional y político que adquieren y la Argentina tiene fuerzas armadas que parte de lo que hacen es tratar de conseguir la paz en otras partes del mundo. Lo hacemos de manera moderada, no es que más sería mejor, tenemos 1500 efectivos en el mundo, no queremos tener 2500 ni 1000, o sea todo en su medida y armoniosamente discúlpenme que (.) , tampoco queremos tener una desproporción, pero si una presencia significativa.
Política con nuestros vecinos. Nosotros hablamos de la política latinoamericana, Bolívar, San Martín, cosas retóricas, eso nunca faltó, pero mientras hacíamos la retórica latinoamericanista pensábamos cómo se hace para invadir a Chile: por el sur, por el centro, por el norte, porqué pasos, si había que eliminar pasos. Nosotros dijimos que además de tener una política latinoamericanista, una política barrial, una política vecinal. Nuestro lugar de referencia, nuestra región somos nuestro país y después vienen los países vecinos y después los países que son vecinos de nuestros vecinos, porque el nivel de intensidad que hay en la integración física con otros países que son continuos es enormemente mayor que con países que no son continuos. Hay una diferencia física que abre posibilidades muy diferentes. Con Chile, como ustedes saben, conseguimos resolver 22 de los 24 casos de límites, que no podíamos entrar al año 2000 con 24 casos limítrofes litigiosos algunos de tamaño insignificante, pero dirán que insignificante quiere decir que no me importa, yo lo que quiero decir es que si estamos discutiendo territorios insignificantes o significantes no es lo mismo. Cuando la generación del 80 discutió el tema del territorio, lo discutió de una manera exitosa, y discutió con pasión temas muy relevantes, porque toda la Patagonia estaba indefinida, terminó definiéndola y muy bien, siempre se podía hacer más, pero la verdad que fue un caso de discusión territorial muy exitosa. Y los países muy enfermos terminan haciendo de temas litigiosos muy pequeños temas mayúsculos (casus beli) porque son países enfermos, un país sano no reacciona de esa manera. La relación con Brasil que había sido una relación menos tormentosa que la relación con Chile, pero siempre estaba el tema de la invasión que iba a hacer Brasil a Argentina y por eso no había que hacer caminos en la Mesopotamia. Los brasileños querían tener todas las guarniciones en el sur para resistir la invasión de Argentina. El tema de las aguas. Nos insultamos repetidas veces, incluso hace no tantos años.
Finalmente todo eso ha cambiado con la alianza de profundidad como el Mercosur que está basado en el eje Argentina-Brasil más la colaboración importante cualitativa de Uruguay y Paraguay. Finalmente tenemos una relación armoniosa con los principales países del mundo. Esto creo que está incorporándose a la conciencia del país ¿por qué digo todo ésto? Ustedes habrán no visto en la propaganda electoral el tema de las relaciones exteriores. Yo estaba preparado y temeroso para responder ataques sobre política exterior. No hubo ningún ataque, no se habló del tema, incluso tanto no se habló del tema que algunos de mis colegas del gobierno me preguntaban porqué no hacía algo por la campaña, dije que no quería llevar temas de política exterior porque lo mejor que puede hacer la política exterior es estar fuera de la discusión callejera y ser objeto de análisis en grupos como éste o similares. Pero no se prestan para que cada seis años, cuatro ahora, estemos cambiando la política exterior, en cuyo caso uno no tiene ninguna política.
Por otro lado en las encuestas de opinión, con respecto a la satisfacción de la gente con respecto a las políticas sectoriales, relaciones exteriores aparece primera casi siempre a veces se entrevé con economía y últimamente está más adelante relaciones exteriores.
Cuando le preguntamos a la gente con qué países quieren estar relacionados, entonces ponen una serie de países del tercer mundo o si países del primer mundo. Los países del tercer mundo reciben el 1% a veces ni registro y la gente discute a cerca de Europa, Estados Unidos o Japón que algunos aparecen cerca de algunos países vecinos, la gente discute con qué países queremos relacionarnos. Eso es normal, lo anormal es lo otro, que por cuestiones ideológicas la Argentina se tiene que parece a Cuba, la verdad es que hay que tener una enfermedad terminal para tener una actitud de ese tipo. Debo decir que la destrucción del bloque comunista ha sido muy benéfico y nos cayó justo en el momento ideal, porque cuando había que hacer todo este cambio, que la imagen remota de una alternativa desapareciera y desapareciera en un bochorno. Yo creo que la Argentina sobre algunos temas no discute más, un tema totalmente terminado.
En el pasado no estaba bien visto que Relaciones Exteriores, el Canciller, se ocupara de las exportaciones, de las inversiones, siempre de manera supletoria. Nosotros no queremos manejar ninguna parte de la política económica, pero queremos ser colaboradores fundamentales en crear un nivel de confianza que es tan difícil de crear y tan difícil de destruir, Esto se ha creado porque esta política pacífica, esta política no proliferante, de alianza, son muy registradas por los inversores. Los embajadores tienen como función primaria los problemas económicos, los políticos siempre, sobre todo cuando uno tiene una política cooperativa, son pocos. La Argentina se ha convertido en una romería de visitantes. La Cancillería está atosigada por visitantes de todo tipo, como hay visitantes argentinos que quieren ir al exterior para hacer sus negocios, sus relacionamientos.
Yo lo que creo, es que estamos viviendo el comienzo de otra larga onda de extraordinaria prosperidad, que quiero calificarla, porque sino ustedes van a creer que no leo los diarios. Hay muchos problemas, tenemos un 12% de desocupación, es un problema general, mundial, pero la Argentina ha tenido una transformación económica impensable. En 1989 nosotros recibimos un gobierno con 8000 dólares de exportación este año vamos a terminar con más de 20.000. Hace dos años cuando exportábamos 12.000 yo decía que había que exportar 25.000, me tomaban para la farra en los diarios me decían que yo no los leía. Va a haber una balanza comercia equilibrada.
Yo creo que las reglas que seguimos en política exterior y las reglas que seguimos en política económica no van a ser objeto de discusión, no son objeto de discusión en otros países. Hay matices, nadie va a decir de vuelta que queremos reestatizar las empresas públicas, nadie va a decir que queremos apartamos de las leyes de mercado, nadie va a decir que tenemos que pelearnos con Chile o Brasil, con Estados Unidos ni con nadie. Va a ver algunos países a cerca si va a haber una política industrial más activa o menos activa, va a haber problemas con el nivel de apertura, siempre un poco de discusión va a haber, nadie va a querer cerrarse del todo, pero algunos va a estar más cerrados que otros, pero va a ser el tipo de discusión 'que hay en España o dentro de Francia o dentro de Italia en el tipo de países en el cual hemos terminado, no es nada raro que, después de todas estas vueltas hayamos terminado habiendo construido un país del nivel europeo.
De esos 24 países de la O.S.D. hay tres países que tienen ingresos per cápita menores que la Argentina. La Argentina es el país número 16 o 17 como importancia global de la economía en el mundo. Tenemos un nivel cultural parecido al de Europa, porqué no habíamos de ser un país similar, lo digo con orgullo, porque es nuestro origen y es nuestro destino, qué otro destino podemos inventar, qué pasa si ustedes rellenan un lugar con españoles, italianos y de un poco de otros países de Europa, cómo quieren que termine ese país, pareciéndose a un país de Europa, eso es lo que somos. No podemos tener una visión extravagante como la que hemos tenido en el pasado. La Argentina ha tenido un cambio de visión, de cosmovisión, el welstanschaung argentino ha cambiado, ha cambiado de piel.
Decir esto hace cuatro o cinco años era polémico, hoy es aburrido. Lo que hemos hecho es la cosa más normal del mundo, original nada. Hemos sacado de la biblioteca los libros que tiene todo el mundo y conducimos nuestra política y nuestra economía como todo el mundo. Fíjense lo que ha pasado con las elecciones, por supuesto que cada uno de ustedes tendrá su propia opinión, pero les digo cómo veo yo el problema. Para empezar el cambio constitucional se hizo con el acuerdo del principal partido opositor, algunos de ustedes dirán que no debía haber sido así, pero fue así, no fue una imposición como pudo haber sido interpretado el cambio del año '49. Luego, la verdad, y nosotros estuvimos asustados algunas semanas que la bolsa registró cuidadosamente, lo cual es bueno, tener la vida asegurada en política no conviene, conviene que la situación sea tal que se luche.
La elección de la nueva coalición. La verdad Bordón es ex amigo mío, yo lo respeto mucho, pero está equivocado, el creé que el equivocado soy yo, eso es normal, es un muchacho sensato, no es un loco de la guerra. Realmente el nivel de discrepancia que hay en la clase dirigente real es muy reducida, mucho mas reducida que nunca, nadie quiere abrazar al socialismo, nadie quiere que vuelva la dictadura, las opciones han empezado a cerrarse, esto es muy conveniente. Por qué en Estados Unidos hay tan poca pasión política, no se discute casi nada de importancia, y esto es una gran virtud o sea que la sociedad produce éstas políticas. No fuimos nosotros los inventores de los que había que hacer el cambio. Fue estas tres bombas atómicas que recibimos en el pasado, que nos las buscamos, la que provocó la reacción, la reacción se ha producido. Estamos marchando hacia un futuro que se podía entrever en el año 1880 o en el año 1835 cuando se juntó el centro de ingenieros, esa es la visión que podemos volver a tener. Mi optimismo es total, no de lo que va a pasar mañana si un embajador habrá hecho alguna macana, por ahí yo hablo demás, pasan cosas de todo tipo, pero una visión tomando un poco más de distancia, muestra al país de una manera magnífica. Una convivencia interna entre los principales sectores muy grande, una economía que está funcionando y que resistió a embates externos de manera exitosa, un sistema político que ha funcionado realmente bien, con muy pocos insultos, muy poca violencia. Claro que falta mucho, la gente no llega a fin de mes con comodidad, las remuneraciones son bajas, frente a lo que podrían ser, pero más altas de lo que fueron, bueno, estas cosas siguen, les pasa también a los europeos, a todos los países del mundo, uno nunca puede tener todo lo que quiere y por eso vale la pena luchar, por ese plus que uno puede querer producir. La verdad es cuando se escriba la historia de este fin de siglo se hablará muy bien de esta generación de 1980 a la cual todos ustedes pertenecen.