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Héctor Marcos Timerman

Miércoles 22 Septiembre 2010
Discurso del Sr. Canciller Héctor Marcos Timerman
Palabras del Canciller Héctor Timerman en el Almuerzo del “Foro De Liderazgo Mundial”
Organizado por la “Foreign Policy Association”

Sr. Presidente de la Foreign Policy Association, Noel Lateef, autoridades y miembros de esta reconocida institución, funcionarios, amigas y amigos.

Me complace mucho estar acá. Durante más de 90 años, la Foreign Policy Association ha sido una de las principales organizaciones mundiales que a través de un análisis no partidista y objetivo, ha proporcionado opiniones bien sustentadas al público de Estados Unidos sobre lo que ocurre en el mundo. El “Annual Leadership Forum”, que ha tenido lugar en diez oportunidades, es una de las principales iniciativas del FPA y se propone reunir a líderes mundiales para debatir e intercambiar puntos de vista sobre los asuntos mundiales que nos afectan en forma cotidiana.

En nombre de la Señora Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien se vio obligada a posponer su viaje a Nueva York, quisiera agradecer a la Foreign Policy Association por haberla invitado. Ella me pidió que estuviera acá hoy.

Es para mí un gran placer poder encontrarme de nuevo en esta ciudad, especialmente en el marco del máximo evento multilateral como lo es la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. Estoy aquí por primera vez como Canciller de mi país.

Muchas gracias por permitirme esta oportunidad de compartir con ustedes un rápido panorama de la evolución reciente de la Argentina, sus perspectivas, como así también de la visión que tenemos para nuestra inserción en la región y en el mundo.

1 - El camino hacia la democracia

Durante los últimos siete años he sido un funcionario público y continúo resaltando el hecho de que estoy al servicio de un gobierno que fue elegido democráticamente.

Como todos ustedes saben, entre 1976 y 1983 Argentina sufrió la más terrible dictadura militar de su historia, que nos llevó a apartarnos del mundo y a ser víctimas de la represión, la intolerancia y una suerte de moderno oscurantismo. Mi país pudo finalmente iniciar un camino democrático y pluralista, no exento de tropiezos, pero en una senda que actualmente nos ha conducido a buscar la construcción de una sociedad más equitativa, a través del desarrollo, y conviviendo y trabajando por un futuro mejor, no sólo para nuestra ciudadanía, sino también aportando para el mejoramiento de la calidad de vida de nuestra región y del mundo.

Este camino, desde la recuperación de la vida, y de los valores y principios democráticos, se encontró jalonado por múltiples hitos que nos permitieron reinsertarnos, después del aislacionismo militar, primero en nuestra región y luego en el mundo. Desde 1983 nuestro aprendizaje y el retorno a la matriz democrática, que habíamos sido obligados a abandonar, llevó aparejada la necesidad de volver a desplegar y fortalecer los principios que habían sido cercenados, ayudando a apuntalar las instituciones y otorgándole a las mismas cada vez más herramientas para su desarrollo y afianzamiento.

La defensa de los Derechos Humanos como una política de Estado que permitiera nuestra revalorización como sociedad, junto a la convivencia multicultural y religiosa que se vive en la Argentina, es uno de los más importantes logros de esta nueva etapa democrática. La reforma constitucional de 1984 tomó en cuenta la terrible experiencia que sufrimos en la segunda mitad de los años 70. Ahora en mi país los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos tienen jerarquía constitucional.

Será por ese trágico pasado que muchas de las naciones de este hemisferio sufrimos, que entendemos profundamente el valor de la libertad para una sociedad. Será por eso que quizás somos “principistas” y percibimos rápidamente los caminos y acciones que tienden a restringir esa libertad y estamos dispuestos a continuar bregando para que la misma no sea nunca nuevamente tabicada.  Permítanme en este sentido y como ejemplo de lo dicho, hacer referencia a nuestra firme postura respecto del estado de situación de los Derechos Humanos en Honduras y de la importancia de que el ex Presidente Constitucional de ese país pueda volver libremente al mismo.

2 - MERCOSUR y UNASUR

MERCOSUR constituye un proceso de integración conocido en todo el mundo.  A través de su construcción y de su evolución, fue y es, uno de los puntos de partida que permitieron, no solo la reactivación del aparato productivo y comercial de la Argentina, sino, y quizás más importante, contribuyó a que fueran desapareciendo los años de desconfianzas e hipótesis de conflicto con nuestros países vecinos y hermanos.

Este fomento de la integración fue asimismo apuntalado por una desmilitarización y por la firma de acuerdos y el desarrollo de programas que nos permiten ahora trabajar conjuntamente con naciones como Brasil y Chile en cuestiones estratégicas, como las nucleares, energéticas o militares, lo que hubiese sido impensado poco tiempo antes y durante gobiernos no democráticos.

De hecho, para diciembre de 1978 Argentina y Chile estuvieron al borde de la guerra. En la actualidad, ambos países cuentan con una brigada conjunta para las Operaciones de Mantenimiento de la Paz, desplegada a solicitud de las Naciones Unidas. También en la década de los 70, los analistas internacionales especulaban acerca de cuál de dos países, Argentina o Brasil, sería el primero en experimentar una bomba nuclear. Sin embargo, ahora los científicos nucleares de ambas naciones trabajan conjuntamente y un organismo bilateral sobre verificación nuclear está a punto de cumplir veinte años de actividades.

Después de más de dos décadas de democracia, el Cono Sur ha evolucionado de una región con fronteras nacionales altamente militarizadas,  a una región donde prácticamente no hay conflicto y nuestros militares trabajan conjuntamente como fuerzas de mantenimiento de la paz en Haití.

No tener hipótesis de conflicto con nuestros países vecinos es un logro importante. Estamos convencidos de que se alcanza más idóneamente la seguridad regional a través de la integración y no a través de la disuasión, y de esta manera además se evita una absurda carrera armamentista en un continente que continúa luchando contra la desnutrición infantil.

Este desarrollo se ha visto continuamente enriquecido, ha  promovido el dialogo y ha permitido compartir experiencias, lo que nos ha servido de aprendizaje para entender que el camino se construye en conjunto y nunca individualmente o fomentando las rivalidades y odios. Al mismo tiempo, debemos reconocer nuestras particularidades, historias y realidades, pero asistiéndonos y trabajando de manera cooperativa para un mejor futuro para todos.

Asimismo, en un nivel geográfico más amplio, y aquí me refiero a toda América del Sur, también hemos promovido el papel que desempeña UNASUR, el nuevo foro regional que acaba de demostrar que tiene capacidad para resolver problemas políticos entre nuestros países, y en cuyo marco Argentina tiene un peso diferenciado como puente entre los bloques, así como una responsabilidad institucional particular, ya que ocupa la Secretaría General de la organización.

3 - Multilaterismo

En el plano mundial, el terrorismo internacional, el narcotráfico y los crímenes conexos, son flagelos a los que debemos enfrentar de manera cooperativa y multilateral, desarrollando los programas internos para combatirlos, pero  trabajando en conjunto y mancomunadamente para erradicarlos.  Permítanme aquí destacar el total compromiso del Gobierno argentino en la lucha contra el terrorismo internacional, en particular en la búsqueda y enjuiciamiento de los responsables de los atentados a la Embajada de Israel y de la AMIA en la Argentina. En su último discurso ante la Asamblea General, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner manifestó nuestra reivindicación de justicia, y aprovechó la oportunidad para nuevamente dirigirse a la República Islámica de Irán con motivo de los ataques terroristas.

Si bien reconocemos la existencia de las mencionadas amenazas, estamos convencidos de que nuestras agendas no pueden encontrarse solamente circunscriptas al manejo y combate de las mismas. Debemos expandir nuestros horizontes para encontrar nuevas vías de cooperación que nos permitan construir sociedades más inclusivas que debiliten la atracción hacia la violencia, que se alimenta de la pobreza y la desesperación.

En un mundo decididamente multipolar, creemos firmemente que debe hacerse una revisión de los organismos internacionales que permita una mayor participación en la toma de decisiones y en la construcción de un nuevo paradigma que  incorpore los naturales cambios que se han producido desde la época de la temprana post guerra mundial.

Como he mencionado, muchas de las respuestas a las innumerables crisis que hemos vivido evidentemente no han dado soluciones de largo plazo. La mayoría no ha promovido la equidad y la estabilidad, fomentando nuevos periodos de turbulencias, tanto políticas como económicas. La Argentina promueve un sistema internacional en donde prime el consenso, la negociación y el diálogo, en donde no haya un dominio absoluto de unos pocos y en donde la cooperación sea una herramienta que brinde resultados decididamente más positivos y duraderos que la sanción.

Es por ello que, tanto interna como internacionalmente, impulsamos el progreso y desarrollo en el marco multilateral, basado siempre en la democracia, la justicia, la equidad y el respeto amplio por la diversidad de todo tipo, que promueva sociedades económica, política y culturalmente inclusivas y abiertas.

4 - Malvinas

Este multilateralismo debe ser respetado, no solo en la palabra y en los discursos, sino también en los hechos. Es por ello que instamos a que las decisiones emanadas de los organismos internacionales sean seguidas y respetadas.  En este mundo moderno es inconcebible que se mantengan los colonialismos y que existan “doble estándares” y que países como el Reino Unido desoigan a la ONU y en general a toda la comunidad internacional que viene incansablemente pidiendo que se siente a discutir y negociar con la Argentina respecto de la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, sobre las que estamos convencidos de nuestros derechos.

Últimamente se ha abierto un nuevo capítulo en cuanto al interés de los medios sobre este tema, debido a la decisión unilateral del Reino Unido de llevar a cabo exploraciones petroleras en las aguas objeto de reclamo, lo que produjo la protesta prevista por parte del Gobierno de la Argentina, y que fuera ampliamente respaldada por los partidos de oposición en mi país.

Argentina no reconoce la competencia ni la jurisdicción de ninguna autoridad distinta de la suya para establecer las condiciones que permitan realizar actividades relacionadas con la exploración y explotación de hidrocarburos en las áreas citadas. Todo intento de autorizar tales actividades que no emane del Gobierno nacional constituye una medida ilegítima, tanto en el marco del derecho argentino como en el del derecho internacional. Queridos amigos, les invito a considerar apenas la posibilidad de que a raíz de estas exploraciones, ocurra en los mares de la Patagonia un desastre ambiental similar al ocurrido en el Golfo de México. Significaría una pesadilla política que afectaría no sólo las relaciones bilaterales, sino que repercutiría también a nivel regional.

En cuanto al supuesto uso del Gobierno de Argentina del asunto de las Malvinas, y el hecho de que es un reclamo de vieja data, ya que las Islas “se han regido desde Londres desde 1833”, vale la pena recordar que esta ocupación fue posible “en virtud de un acto de fuerza”, ya que la flota británica expulsó a la población y autoridades argentinas de las Malvinas, bajo la amenaza de utilización de las armas por parte de una potencia mundial con la cual la Argentina mantenía relaciones amistosas y mientras la República Argentina aún estaba en proceso de consolidación como un Estado independiente.

Después de más de un siglo, aún persiste la lógica colonialista de tomar territorios situados a miles de kilómetros de distancia para tener acceso a nuevas fuentes de recursos naturales, y la disputa por el petróleo que se verifica en el Atlántico Sur así lo demuestra. Es inconcebible que un miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas insista en ignorar el reclamo del resto del mundo,  acerca de la necesidad de entablar negociaciones pacíficas sobre el tema de la soberanía de las Malvinas y las Islas del Atlántico Sur.

Sin embargo, voy a ser muy claro con respecto a lo siguiente: la memoria de la dictadura argentina y la guerra de 1982, que únicamente benefició a la Administración Thatcher, no debe empañar el análisis de la situación actual. Mi gobierno, al igual que el gobierno del Reino Unido, está convencido de que no existen posibilidades de un enfrentamiento militar. Mantenemos relaciones amistosas y compartimos puntos de vista sobre la necesidad de luchar contra el terrorismo internacional y profundizar la democracia y los derechos humanos, y trabajamos juntos en el G-20 y en el Organismo Internacional de Energía Atómica.

5 - La economía mundial

Reconocemos que el capital es uno de los puntales, conjuntamente con el trabajo, del éxito de una Nación, es por ello que fomentamos las inversiones serias y comprometidas que aportarán para el bienestar y fortalecimiento de todos, creando así un círculo virtuoso que permitirá nuevas oportunidades.

Al hablar de estos temas no puedo dejar de mencionar que en muchas ocasiones ese capital buscó solamente beneficios cortoplacistas; en la actualidad existen grupos que no buscan acompañar el crecimiento y por ende sus beneficios, sino que solamente han apuntado a la especulación lisa y llana. Afortunadamente, ha quedado totalmente demostrado ese afán, que los ha marginado de los inversores reales, dejándolos solo como lo que son, fondos buitres.

Como probablemente saben, los fondos buitre llevan a cabo exhaustivos esfuerzos de lobby para presionar a la Argentina a pagar los bonos que, después del default de la deuda en 2001, han comprando por apenas unos centavos. En 2005 y nuevamente en este año, la Argentina negoció dos canjes en cuyo marco llegó a un acuerdo con los bonistas,  que representa 92% de los bonos impagos. Sin embargo, los fondos buitre manifestaron su oposición a ambos canjes, ya que no estaban conformes con eso y querían más. Sin embargo, el pueblo argentino está a punto de cerrar un capítulo sombrío en la historia de una deuda que se remonta al régimen militar instaurado entre 1976 y 1983 en la Argentina.

Desde 1978 el Senador Edward Kennedy se refirió a la relación entre las agencias financieras y los asesinatos de más de 30.000 argentinos:
Él dijo lo siguiente: “…aparentemente en algunos países, a raíz de la terminación o la reducción de la ayuda por parte del Gobierno de los Estados Unidos, los bancos privados estadounidenses están llenando con creces esa brecha con capital privado… Una financiación masiva, como ésta, podría ser lo que permitió a cinco gobiernos de América Latina (cuya asistencia se redujo debido a las violaciones a los derechos humanos) a rechazar toda ayuda proveniente de los Estados Unidos y continuar con sus medidas antidemocráticas y violaciones a los derechos humanos”.

El Senador Kennedy no fue el único. Recuerdo que en esa época, cuando me encontraba en los Estados Unidos como asilado político, me reuní no solamente con él, sino también con extraordinarios miembros del Senado, para denunciar la dictadura militar; entre ellos, Jacob Javits, Frank Church, Max Baucus, Paul Tsongas, Richard Lugar, Donald Riegle, Howard Metzenbaum, John Chafee, Larry Pressler, Richard Stone, Claiborne Pell, Carl Levin, Patrick Leahy, John Warner, Jim Exon, Rudy Boschwitz, George McGovern.

Como sé que a muchos de ustedes les interesa que se alcance una solución definitiva a la cuestión de la deuda externa, un interés que comparte el Gobierno de Argentina, quiero expresarles mi inquietud por dos fondos buitre, establecidos en paraísos fiscales, cuyos lobbyistas han lanzado ataques sistemáticos para que las partes no lleguen a un acuerdo. Se trata de “Elliot Associates”, fundada por Paul Singer, y “EM Limited”, encabezada por Kenneth Dart (quien renunció a la ciudadanía estadounidense para evadir el pago de impuestos). Estos dos fondos buitre están ubicados en las Islas Caimán y han unido esfuerzos para boicotear a la Argentina.

Permítanme ahora retomar el tema del problema principal de la arquitectura financiera mundial: la inequidad. El mundo continúa fracasando en aumentar el desarrollo y en muchos casos ha proporcionado recetas inadecuadas que demostraron su falta de capacidad para fomentar el mismo y para impulsar sociedades más cohesionadas y económicamente fuertes.

El sistema debe ser más transparente y se debe incluir mayor participación de los países en vías desarrollo, incorporando asimismo visiones que superen los tradicionales reduccionismos. El modelo actual nos ha aportado ejemplos que no han sido positivos de ninguna manera. Es necesario comprender que se deben canalizar fondos que permitan un real despegue de las economías, ayudando asimismo a darle a estas una visión productiva que no olvide la responsabilidad social como importante factor de consolidación de las mismas. En este sentido, como hemos mencionado, es fundamental promover los movimientos de capital de mediano y largo plazo, evitando los impactos desestabilizadores que tienen los movimientos de fondos  meramente coyunturales.

Se debe asimismo fomentar la creación de un mecanismo multilateral que permita la restructuración de las deudas soberanas. A esto se debe sumar asimismo un mayor control de los paraísos fiscales y una regulación de la fuga de capitales, uno de los más perversos ejemplos que atentan contra la evolución de los países, ya que estos capitales  desaparecen sin siquiera contribuir con su natural aporte impositivo, o en muchos casos son usados directamente en el marco de mecanismos de lavado de dinero.

Internacionalmente la regulación de las agencias calificadoras de riesgo es una asignatura pendiente en función de transparentar y dar un marco objetivo y realista de las economías.

6 - G-20

Así como las negociaciones diplomáticas son la solución para el caso de las Malvinas, el multilateralismo es la manera de proceder en el caso de los problemas mundiales. El G-20 ha sido una respuesta inicial válida a la crisis financiera mundial; este Grupo conjuga el principio de negociaciones eficaces con una representación más amplia. En este sentido ha cobrado especial importancia el trabajo multilateral en el G-20, que representa un salto cualitativo con respecto a lo logrado por el G-8. El G-20 ha incorporado una necesaria y reclamada representatividad que ha permitido democratizar el diálogo, en función de un  objetivo común.

La Argentina, conjuntamente con Brasil y México, ha sido un activo actor que ha aportado nuevas perspectivas, es particular pronunciándose en favor de un crecimiento sustentable y equilibrado a largo plazo e introduciendo temáticas que no eran adecuadamente priorizadas por los países centrales y que por lo tanto no se encontraban en la agenda económica global.

En este sentido, insistimos en el tratamiento y la inclusión de cuestiones que son inseparables en la búsqueda de un crecimiento sustentable, como lo es la existencia del empleo digno, el combate a la pobreza, la necesidad de sostener la seguridad alimentaria, de fomentar el desarrollo de energías alternativas, de proteger el medio ambiente y combatir el cambio climático y de llevar a cabo las reformas de las instituciones y del sistema financiero, a las que me he referido anteriormente.

En lo que hace a la temática puntual del empleo, por la que nuestro país ha trabajado insistentemente, hemos encontrado un aliado estratégico en la administración del Presidente Obama.
La posibilidad de extender a los trabajadores informales y sus familias los beneficios de la seguridad social, como asimismo la implementación de la garantía del empleo y la capacitación de los desocupados para que encuentren una posterior mejor reinserción laboral, son algunas de las áreas sobre las que se trabaja y esperamos continuar haciéndolo.

En las cuatro Cumbres llevadas a cabo, se han alcanzado resultados en diversas áreas.  Cabe destacar el aumento de recursos del Banco Mundial y de los bancos multilaterales de desarrollo, cuyo capital se ha incrementado en 350 mil millones de dólares. También se ha ampliado el poder de voto de los países en desarrollo en el Banco Mundial en un 4,59% desde 2008.  Se ha lanzado el Programa de Agricultura Global y de Seguridad Alimentaria con el objeto de brindar financiamiento a los países de bajos ingresos para mejorar la productividad agrícola, incrementar los ingresos rurales y promover el desarrollo de sistemas agrícolas sustentables.

Sin embargo, y más allá de las medidas tomadas y otras por tomar, está claro que la crisis dejará importantes secuelas, con más de 60 millones de personas adicionales que vivirán en la extrema pobreza hacia fines de 2010 y con un deterioro paulatino de los sistemas educativo, sanitario y de los niveles de empleo, con lo cual aumentará la marginación y la desigualdad.

Hay mucho trabajo aun por hacer, pero entendemos que nos encontramos bien encaminados, en particular en el sentido de que parecería haber una mayor predisposición a comprender las problemáticas de las regiones de menores recursos y de las más castigadas.  Está claro sin embargo que debemos poner mayor énfasis en asistir y solucionar cuestiones que son de evidente supervivencia para millones de personas, como combatir el hambre, brindar acceso al agua potable, a la sanidad y a la educación.

Desde ya que un reordenamiento del comercio internacional, haciéndolo más justo, continúa siendo una demanda aun insatisfecha que podría decididamente ayudar a redistribuir mejor el ingreso y a dar mayores oportunidades de crecimiento.

En este sentido la aplicación de barreras de todo tipo, como así también de subsidios, en particular en el  sector agrícola, en muchos países desarrollados, es un importante e injusto impedimento que desvirtúa la competitividad internacional, poniendo en evidencia el doble estándar que aun existe de manera marcada en muchas naciones.

7 - La economía argentina

Amigos, la Argentina es un país de tamaño mediano en términos económicos, por lo tanto es uno de los más pequeños entre los miembros del G-20. No obstante, las políticas exitosas aplicadas a raíz de la grave crisis y el default del período 2001-2002, han  convertido a la Argentina en un actor relevante para hacer frente a la crisis internacional.

Permítanme compartir con ustedes algunas cifras para explicar el proceso histórico de crecimiento de la Argentina, que registró una contracción durante la crisis mundial, pero volviendo a recuperar el ritmo que había  alcanzado entre 2002-2008.  En 2002, el Producto Interno Bruto (PIB) cayó 11%, los precios subieron 41%, y la pobreza registró un nivel sin precedentes, al alcanzar a 57,5% de la población. El PIB había caído más de 20% entre 1998 y 2002, lo que dio lugar a la depresión más grave de la historia argentina, incluso peor que la de la década de los años 30.

Una de las primeras medidas tomadas fue la flotación del peso y la estabilización de su valor, de acuerdo a las señales provenientes del mercado. Al mismo tiempo, el gobierno comenzó a ejecutar un nuevo plan económico basado en el superávit presupuestario, la flexibilidad cambiaria, el superávit autónomo en la balanza de pagos, y el ajuste entre la demanda y la oferta monetaria. Asimismo el Estado jugó un papel más activo en cuanto a las inversiones, el desarrollo regional y la política de bienestar. Para reducir las desigualdades sociales generadas por la crisis, uno de los principales instrumentos de distribución del ingreso  fue aplicar el aumento de los ingresos fiscales para financiar las medidas citadas.

El cambio en los precios relativos y la consiguiente expansión de la producción y las exportaciones de bienes y servicios, como resultado de la flotación de divisas, permitió revertir el ciclo económico y dio paso a un proceso de crecimiento que se prolongó desde el segundo semestre de 2002 hasta finales de 2008. El crecimiento de la demanda mundial de productos agrícolas y agroindustriales contribuyó a complementar las políticas nacionales, favoreciendo así un fuerte incremento de las exportaciones.

Entre 2003 y 2008, el PIB creció en más del 50%, al registrar tasas medias de crecimiento anual superiores al 8%. En 2009, el impacto de la crisis mundial en la Argentina se reflejó en la desaceleración de la tasa de crecimiento, la cual registró un aumento de cerca de un punto porcentual. Sin embargo, se prevé que en 2010 el PIB aumentará más de 7%. Las estadísticas correspondientes al segundo trimestre de 2010 muestran un aumento del PIB de 11,8% en relación con el mismo período en 2009. Es decir que el PIB actual, al alcanzar aproximadamente $386 mil millones (equivalentes a unos $9.500 per cápita), superó los niveles registrados antes de la crisis actual.

La recuperación de la actividad económica se reflejó en el mercado de trabajo, donde los indicadores laborales continuaron mejorando. Para finales de 2008 la tasa de desempleo había bajado a 7,3%, igual al nivel de octubre de 1992, es decir, la tasa más baja en los últimos 16 años. En 2009 la tasa de desempleo seguía siendo de un solo dígito, aunque aumentó a 8,7% debido a los efectos de la crisis. Los indicadores laborales mejoraron nuevamente en 2010, ya que en el segundo trimestre la tasa de desempleo entre la población económicamente activa cayó a 7,9%.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el número mayor de personas empleadas, aunado a la recuperación de los salarios, se tradujo en una reducción gradual de los niveles de pobreza y extrema pobreza, de 54% y 28% de la población total en 2003, a 13,2% y 3,5% en diciembre de 2009, respectivamente.

En cuanto a la situación fiscal, en 2008 y por séptimo año consecutivo, la ejecución del presupuesto federal registró un superávit fiscal equivalente a 3,4% del PIB, lo que representa aproximadamente $10 mil millones. La principal razón de esta mejora fue la expansión de los ingresos fiscales, lo que permitió continuar centrados en el objetivo de mantener las cuentas fiscales equilibradas, a pesar del fuerte aumento en el gasto público corriente y de inversión. Como consecuencia de la desaceleración en el ritmo de incremento de los ingresos, y un aumento significativo del gasto público provocado por la aplicación de medidas anticíclicas, en 2009 el superávit primario se situó 47% por debajo del registrado en 2008. En los primeros seis meses de 2010 esta situación se invirtió, ya que nuevamente los ingresos sobrepasaron los gastos. Después del pago de los intereses de la deuda, se registró un superávit financiero de $46 millones, mientras que en el primer semestre de 2009 se produjo un déficit de $461 millones.

En cuanto a la deuda pública, mejoró el perfil de los vencimientos, a medida que se reemplazaron las deudas a corto plazo por deudas a largo plazo. Dicha reestructuración se efectuó a lo largo de 2008. Como mencioné anteriormente, a principios de 2010 volvió a abrirse el proceso de reestructuración de la deuda pública en default, lo cual culminó en una adhesión del 67%, lo que equivale a $12.200 millones de los $18.300 millones elegibles. La reestructuración de la deuda en 2005 y esta reestructuración en el año 2010 produjeron una adhesión del 92% del total de la deuda en default. Entre 2007 y 2008, la carga de la deuda en relación al PIB cayó del 56% al 43%; y para junio de 2010, la proporción era de 48,6%. La relación entre la deuda y las exportaciones anuales de bienes se redujo a 2,5 después de haber sobrepasado 7 en 2002.

El Banco Central (BCRA) mantuvo firmemente su política de proseguir con la flotación administrada del peso, ajustando la oferta de conformidad a la demanda de pesos por parte de la población. El tipo de cambio real sigue estando por encima del nivel promedio registrado en la década anterior, cuando la Argentina mantuvo un régimen de convertibilidad, en el cual existía una paridad fija con el dólar de los Estados Unidos. En septiembre de 2010, las reservas internacionales se situaron en $50,800 millones.

En el segundo trimestre de 2010, el superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos alcanzó $2.780 millones de dólares, lo que representa alrededor del 1% del PIB.

En cuanto al comercio exterior, entre 2002 y 2008 las exportaciones registraron un aumento de 173%, al sobrepasar los $70 mil millones. El sector de mayor crecimiento fue el de manufacturas agropecuarias, impulsado por mayores exportaciones de aceites, principalmente aceite de soja (a China y la India) y aceite de girasol (a la Unión Europea y Sudáfrica). También aumentaron marcadamente las manufacturas industriales, impulsadas por los vehículos a motor y sus partes y accesorios; los principales destinos fueron Brasil y México.

En lo que atañe a las importaciones, entre 2002 y 2008 éstas se dispararon en más de 500%, cuando alcanzaron $57,410 millones. Su incremento fue impulsado por mayores compras de bienes intermedios y de capital, que en su conjunto representaron más del 50% de las importaciones argentinas. Las importaciones se originaron principalmente en el MERCOSUR, NAFTA y China.

En 2009 el comercio exterior argentino se vio afectado por la recesión en la economía mundial. Las exportaciones de bienes cayeron 21% y las importaciones se contrajeron en 32%, en ambos casos debido a precios más bajos y a la reducción de las cantidades. En consecuencia, el superávit de la balanza comercial registró un nivel sin precedentes de alrededor de $17.000 millones (+35%).

En el primer semestre de 2010 las exportaciones crecieron en 16%, y las importaciones aumentaron 43%, como consecuencia del aumento en el nivel de actividad. Por lo tanto, aunque la balanza comercial cayó significativamente, sigue mostrando un superávit de $6.840 millones de dólares y se prevé que registrará un superávit de $12.700 millones para el resto de este año.

En resumen, en diciembre la Argentina completó su octavo año de crecimiento consecutivo, dejando atrás la crisis económica y social más profunda en 200 años de historia. Este proceso de crecimiento continuo se caracterizó a veces por disfrutar de un contexto internacional favorable en cuanto a la evolución de nuestras relaciones de intercambio, y en otras ocasiones por la amenaza de la crisis financiera internacional.

Desde 2002, el peso de la deuda pública con relación al PIB se redujo a una tercera parte; la deuda externa pasó de un equivalente de doce veces la magnitud de las reservas internacionales en el Banco Central, a poco más de un año y medio de las reservas, y en cuanto a la deuda externa, pasó de 300% de nuestras exportaciones a 82,5% en la actualidad.

A lo largo de este período el gobierno dio prioridad a un modelo de crecimiento basado en incentivos muy claros para fomentar la producción interna, la promoción del empleo y el fortalecimiento de la recuperación gradual pero sostenida de las pensiones. En estos ocho años, se han generado millones de nuevos empleos. La reestructuración de la deuda externa implicó un cambio sustancial al romper la prolongada dependencia de los flujos de capital y deudas a corto plazo. Argentina lo logró mediante el establecimiento de un principio que prevalecerá en las relaciones entre deudores soberanos y acreedores: sólo un país en crecimiento puede pagar sus deudas.

8 - Conclusión

Permítanme en estos últimos minutos referirme al rol que la Argentina trata de desempeñar en la región, a nuestro compromiso con la misma y a nuestros objetivos como país.

En la misma línea a la que hice mención respecto del rol internacional de nuestro país, entendemos que asimismo puede ser significativo el aporte que podemos efectuar conjuntamente con los demás países del hemisferio en la búsqueda de promover un diálogo de políticas más plural que continúe incorporando en la discusión, en su real prioridad, nuestras problemáticas e intereses.

A nivel intra-regional son insoslayables nuestros vínculos de hermandad, y nuestra preocupación por hacer de este un hemisferio democrático, asegurando que continúe siendo una zona de paz y estabilidad con economías integradas entre sí. Todo ello con el objetivo claro de alcanzar un desarrollo sustentable con inclusión social.

Estimamos que la Argentina ha desempeñado, y continuará haciéndolo, un rol de interlocutor “confiable” en la región, que busca construir puentes para el diálogo y la solución amistosa de las diferencias que pudieren existir.

Entendemos asimismo que este rol de la Argentina puede también replicarse en otras instancias y servir para impulsar o fortalecer el diálogo o articular posiciones entre diversos grupos como podría ser entre el propio G-20 y el G-77.

Valoramos además de manera muy significativa todo el trabajo que  llevamos a cabo conjuntamente con países de la región en actividades bajo el paraguas de la ONU.  Un claro ejemplo de ello es el accionar que desempeñamos en Haití  en el mantenimiento de la paz en ese país, lo que ya es una política de Estado de la Argentina y nos ha permitido brindar nuestra ayuda en numerosas latitudes, conjuntamente con la ayuda humanitaria que también ofrecemos a través del accionar de los “Cascos Blancos”.

A través de lo dicho, de alguna manera queda en evidencia que las orientaciones de la política exterior argentina que impulsamos no pueden estar alejadas del propósito central de la acción gubernamental que desarrollamos internamente y que es en síntesis: mejorar la calidad de vida de todos los argentinos.

Nuestra preocupación se encuentra centrada en brindar las mismas posibilidades de bienestar a todos los ciudadanos, minimizando las inequidades y las injusticias, fomentando el trabajo digno y el acceso a la educación y a la salud, incorporando los beneficios de la ciencia y la tecnología, cultivando la concordia con nuestro vecinos y la cooperación y el comercio equitativo con la mayor cantidad posible de países del mundo.

Buscamos que estos objetivos se repliquen en el exterior, y no duden que haremos todo lo posible, con nuestra contribución y participación comprometida, para que esto se logre.

Muchas gracias.