Inicio / Noticias / Discursos

Héctor Marcos Timerman

Miércoles 5 Octubre 2011
Discurso del Sr. Canciller Héctor Marcos Timerman
Intervención del Canciller Héctor Timerman durante la Apertura de la V Conferencia Italia-América Latina y Caribe

Querido Ministro Frattini,  Sr. Sindaco de Roma, Sr. Alemanno, estimados panelistas y participantes de esta indispensable reunión:

Es un honor para mí como Canciller de la Argentina estar presente junto a las autoridades italianas y a los colegas de otros países latinoamericanos en la inauguración de la V Conferencia Italia - América Latina y Caribe que hoy comienza en Roma.

Esta Conferencia se realiza en el año en que se conmemora el Sesquicentenario de la Unidad Italiana e inmediatamente después del 2010, año en el cual se festejaron los Bicentenarios de muchos países de América Latina.

Para mi país este 2011 ha marcado el relanzamiento de las relaciones entre la Argentina e Italia, en cuanto éstas habían sido seriamente afectadas por las consecuencias financieras de la crisis argentina de principios de la década pasada. Ha sido un año de intenso trabajo con el Canciller Frattini, entre las mutuas visitas oficiales que realizamos y encuentros en foros multilaterales, hemos logrado importantes progresos celebrando acuerdos trascendentales en materia política, económica y de derechos humanos.

Con este espíritu, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner participó en Roma de los festejos de la Unidad el 2 de junio trayendo el afecto y la memoria de millones de argentinos que aman a Italia y celebran, siempre, su unidad.

Pero permítanme continuar estas palabras no solamente desde la perspectiva de un funcionario argentino, sino, en atención al motivo que nos convoca, desde la visión más amplia de un funcionario latinoamericano.

Considero que los tiempos actuales están signados por dos circunstancias inéditas: la primera de ellas se refiere a que Sudamérica atraviesa el período de integración más intensa que se conozca y, en segundo lugar, que ello ocurre durante una crisis económica global que por primera vez encuentra en los países en desarrollo como el motor del crecimiento mundial. Estos dos hechos definen la relación actual y futura entre nuestros dos continentes.

Con relación al primer punto, la apuesta al proceso de integración regional se ve reflejada en que en forma complementaria a los espacios comunes con eje comercial preexistentes, sumamos la reciente entrada en vigencia el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la conformación de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC) en base al Grupo de Río y a la CALC.

Hemos confirmado, en este contexto, nuestra decisión estratégica de integrarnos para fortalecer la democracia, el orden constitucional y el estado de derecho; para promover el respeto irrestricto de los derechos humanos y consolidar a la región como una zona de paz y modernizar las economías nacionales.

Estamos embarcados en un proyecto basado en valores compartidos y en una historia común, orientado a garantizar la igualdad de condiciones de acceso a la educación, el trabajo y la salud y a superar las asimetrías potenciando el desarrollo de la región como un todo y fortaleciendo su presencia internacional. Constatamos día a día que la comunidad de intereses en América Latina es la que dicta los procesos de integración exitosos que estamos llevando adelante.

Fue precisamente este proceso de integración el que ha puesto a la región en un lugar en el mundo al cual difícilmente podrían haber accedido los países que la conforman de manera individual. Ha sido la progresiva construcción de una identidad regional lo que ha potenciado el desarrollo de la América Latina como un todo.

Hacia afuera el mensaje latinoamericano es claro: la definición de las políticas más sustanciales responde cada vez más a procesos conciliadores de posiciones regionales y, especialmente, todo intento de alterar las políticas consensuadas, tanto desde el exterior como el interior del bloque, se interpretan como disrupciones al proceso de tomas de decisiones regional y, aun cuando los efectos desestabilizadores buscados apuntan a países individualmente, las  respuestas que encuentran son de carácter regional.

Puedo dar ejemplos. La historia latinoamericana nos enseña que en general nuestros países enfrentaban individualmente las más graves situaciones institucionales, vinculadas la mayoría de las veces a aspectos financieros o de seguridad, o ambos al mismo tiempo, como las asonadas militares tan frecuentes en el pasado y que caracterizaron a nuestros países. Hoy, desacreditado hasta el hartazgo el golpismo clásico, su aggiornamiento trajo aparejada una mutación que se exterioriza en métodos menos burdos, como ocurriera durante la sedición sufrida en Ecuador en 2010 ó los intentos de secesión impulsados en Bolivia en 2008, resultando determinante en ambos casos la rápida reacción de la UNASUR en defensa de las instituciones democráticas de los dos países miembros.

Con relación a factores de corte financiero, la región ha sido víctima frecuente de corridas bancarias provocadas por capitales golondrinas, informes “interesados” de las calificadoras de crédito, o los lobbies de fondos buitres que actúan entre propios y extraños. Por ello trabajamos conjuntamente para dar respuestas regionales a este tipo de prácticas desestabilizantes. Priorizamos la economía real e impulsamos medidas tendientes a desalentar los capitales especulativos, los paraísos fiscales y las presiones de terceros.

En cuanto  a la coyuntura global, el recuerdo de la crisis que hace diez años llevó a la Argentina al borde del abismo suele citarse como ejemplo contra-fáctico, motivado por el hecho de transitar un período de más de 8 años de expansión, con altas tasas de crecimiento y en un marco de estabilidad financiera y recomposición del crédito. Los superávits gemelos que se verifican tanto en el frente externo como en el fiscal, unido al equilibrio en los sectores monetario y cambiario son pilares que garantizan un sano marco macroeconómico.

No obstante ello, quedan aún efectos derivados de la crisis que demandan enormes esfuerzos a todos los argentinos. El objetivo del gobierno es que la total superación de dichos efectos se mantenga en un marco de estabilidad macroeconómica, con incentivos a la producción que promuevan el establecimiento de nuevas inversiones y la generación de empleo en un contexto de aumento de la productividad y reducción de la deuda pública, constituyendo la base que hace posible la recuperación de los salarios, la reducción de la pobreza y el mejoramiento de la distribución del ingreso.

Somos conscientes de que este esfuerzo se da ahora en un contexto de desajuste entre altas tasas de crecimiento de los países emergentes en general y de China en particular; y la falta de dinamismo de economías desarrolladas con escasa creación de empleo, lo que genera crecientes tensiones sociales y políticas.

Estoy convencido de que esta Conferencia coadyuvará a dar impulso a nuevas sinergias, que apunten no sólo a un aumento del intercambio comercial sino también a la promoción de inversiones y a la consolidación de vínculos económicos de largo alcance entre Italia y América Latina y Caribe.

No sorprende entonces la magnitud de la convocatoria y la diversidad de temas que serán abordados en este encuentro multilateral abarcando temas de integración económico-comercial, financiera y de cooperación, incluyendo también temas políticos de seguridad regional.

Asimismo, nosotros, los llamados “países emergentes”, estamos en condiciones de efectuar aportes para salir de esa situación, a partir de herramientas y modelos autóctonos, y que, como el caso argentino, en su momento se apartaron de imposiciones y condicionantes externos.

En este sentido, se impone una revisión en profundidad del papel que vienen cumpliendo los organismos financieros internacionales. La experiencia de nuestra región y de Argentina en particular muestra la necesidad de un mayor énfasis en el impulso al crecimiento y a la protección del empleo como camino para resolver la crisisn cuanto  a la coyuntura global, el recuerdo de la crisis que hace diez años llevó a la Argentina al borde del abismo suele citarse como ejemplo contra-fáctico, motivado por el hecho de transitar un período de más de 8 años de expansión, con altas tasas de crecimiento y en un marco de estabilidad financiera y recomposición del crédito. Los superávits gemelos que se verifican tanto en el frente externo como en el fiscal, unido al equilibrio en los sectores monetario y cambiario son pilares que garantizan un sano marco macroeconómico.

Celebro entonces que esta V Conferencia estará dedicada, entre otros temas, a abordar cómo conseguir el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, así como a intercambiar ideas sobre las políticas económicas para la integración.

Sobre algunos aspectos de estas cuestiones quisiera realizar los siguientes breves comentarios:

Italia es internacionalmente reconocida por poseer una alta tecnología en MOA (manufacturas de origen agropecuario) y MOI (manufacturas de origen industrial), niveles de excelencia en calidad y diseño y canales de comercialización y distribución de sus productos para los segmentos de consumidores de mayor nivel adquisitivo.

Aprovechar estas ventajas es fundamental para América Latina. Por ello, nosotros pensamos que es de capital importancia incentivar asociaciones estratégicas entre empresas italianas y latinoamericanas, las que  -más allá de ser estas últimas esenciales proveedoras de insumos-, están también capacitadas para incluir procesos de alto valor agregado bajo normativa y controles de calidad peninsulares. Estos bienes e incluso determinados servicios, podrían ser exportados a terceros mercados, y particularmente, a los más diversificados y consolidados de influencia italiana en el mundo.

Una estrategia regional podría orientarse, en asociación con entidades públicas y privadas italianas, a identificar productos nacionales de nuestros países que puedan ser comercializados y exportados, como en la UE, bajo las categorías DOC (denominación de origen controlado), DOP (denominación de origen protegido).

Otro aporte de Italia a la región debería enfocarse en el afianzamiento de los distritos industriales, lo que fortalecería a las Pymes en nuestra región y serviría como herramienta capaz de superar los ciclos económicos adversos, al tiempo que permitiría avanzar en un proceso de cohesión social altamente positivo en la comunidad.

La Argentina está trabajando en este camino, acercando desde el gobierno la tecnología y la ciencia a las Pymes, a los efectos de crear una sinergia virtuosa entre pequeña y mediana empresa, municipio, provincia y sectores del conocimiento. Esta política está destinada a crear nuevo empleo, a la búsqueda de nichos que permitan aumentar nuestras exportaciones con mayor valor agregado.

En otro orden, existen instituciones italianas destinadas a favorecer el comercio, que pueden reforzar el acercamiento entre Italia y América Latina. El “Istituto Nazionale per il Commercio Estero” (ICE), no solamente con su apoyo al exportador peninsular sino también con su búsqueda de proveedores confiables latinoamericanos;  El “Grupo Sace”, que asegura los créditos a la exportación, y que permite que las tasas de interés y el valor de los seguros que deben contratar las empresas disminuya, y la “Societá Italiana per le Imprese all’Estero” (SIMEST),  que al incentivar la internacionalización de la empresa italiana promueve la deslocalización de ésta en otros países.

La cercanía cultural entre Italia y América Latina y el crecimiento que evidencia nuestra región en un contexto de paz y estabilidad proveen las condiciones óptimas para facilitar la instalación de Pymes italianas en nuestros países. Para ello, será un elemento de gran importancia el apoyo de instituciones bancarias italianas que vuelvan a radicarse en la región.

No puedo concluir sin destacar la importancia que un país como Italia tiene en el escenario internacional, y que, desde la cercanía cultural a nuestra región nos permite proyectarnos a los foros en los que Italia participa y en donde América Latina está ausente.

También es preciso subrayar la exitosa cooperación que mantiene nuestra región con Italia en cuestiones como el terrorismo, la pobreza, el medio ambiente, las migraciones de masa. Situaciones éstas que por su naturaleza y por la dinámica propia del sistema global, solo pueden ser encaradas concertadamente, a través de un multilateralismo reforzado que reconozca y de cabida a los intereses y necesidades de todos los involucrados.

En fin, durante dos días un grupo de países amigos, hermanados por lazos de sangre y cultura, se reúnen para compartir experiencias y proponer soluciones, conscientes de que, más que nunca, el efecto de nuestra relación tiene un alcance que supera con creces el de nuestras fronteras.

 

Muchas gracias

Héctor Timerman
Canciller argentino