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Héctor Marcos Timerman

Sábado 29 Octubre 2011
Discurso del Sr. Canciller Héctor Marcos Timerman
Discurso del Canciller Héctor Timerman en la Cumbre Iberoamericana

Majestad
Señor Presidente Fernando Lugo
Señores Jefes de Estado y de Gobierno
Señor Enrique Iglesias
Señores Cancilleres y amigos,

Me dirijo a ustedes en representación de la Señora Presidente de la República, Cristina Fernández de Kirchner, quien no ha podido asistir como hubiera querido a este importante encuentro. Aprovecho la oportunidad para trasmitirles un fraternal saludo de su parte y sus deseos de éxito para esta cumbre.

Como ustedes saben, hace pocos días se realizaron las elecciones presidenciales en mi país. El pueblo argentino ha elegido masivamente continuar por el camino iniciado en el año 2003 por el ex Presidente Néstor Kirchner, a quien quiero recordar especialmente al cumplirse el 27 de octubre un año de su muerte.

Lo quiero recordar porque él fue uno de los principales impulsores de la integración de nuestros países. Un hombre convencido de que la unión de los pueblos iberoamericanos, con los que compartimos un mismo origen, valores y creencias, es fundamental para enfrentar con éxito los desafíos que nos impone el mundo en el que hoy vivimos.

Soplan en nuestra región los vientos del bicentenario. Este año tuvieron lugar los festejos en Paraguay y, como ocurrió en las demás naciones, estas celebraciones ponen en evidencia, como mencioné anteriormente, la convergencia de los procesos históricos de nuestros pueblos.

No puedo dejar de destacar también que el paso de dos siglos de gobiernos independientes, sirven paradójicamente para recordarnos los lazos históricos y culturales que nos unen a España y Portugal, que lejos de finalizar con el surgimiento de nuestros países, continuaron fortaleciéndose durante nuestro desarrollo como naciones libres.

Así, conmemoramos también los 20 años del proceso de Cumbres Iberoamericanas, iniciado en el año 1991, como un espacio de diálogo y concertación política.

Es por ello que estos encuentros son oportunidades que debemos aprovechar para el fortalecimiento de una visión de conjunto distintiva que nos represente e identifique, teniendo como base la afirmación de la democracia, los derechos humanos y el pleno respeto de la soberanía de los estados.

Ninguno de nosotros puede hoy imaginar un porvenir promisorio desde el aislamiento. Por ello, es importante ir construyendo entre todos, a través de iniciativas y acciones posibles, eficaces y concretas, un espacio iberoamericano de colaboración, esfuerzos compartidos e integración.

El año pasado, en la cumbre que nos convocó en Mar del Plata, abordamos el tema de la “Educación con Inclusión Social", asumiendo que el gran objetivo de lograr la inclusión social no se alcanza per se o mágicamente, sino a través de un modelo de desarrollo y crecimiento económico que genere trabajo, y en especial de un sistema educativo que permita a nuestros ciudadanos insertarse exitosamente en el mercado laboral.

Para alcanzar estos objetivos está claro el rol central que debe cumplir el Estado, tanto en la educación, donde tiene una responsabilidad primaria, como en la generación de un mercado laboral que genere trabajo genuino y de calidad y que permita la participación de los trabajadores en el proceso de desarrollo económico de los países.

Es por ello que el tema que nos convoca en esta cumbre ‘Transformación del Estado y Desarrollo’, es de una gran actualidad e importancia. Es un debate que estoy seguro implicará un paso más en la dirección de la inclusión social, en cómo repensar el Estado como agente proactivo para superar las asimetrías y la segmentación en el acceso al empleo y a la protección social, asegurando igualdad de oportunidades para todos nuestros ciudadanos.

El proceso de globalización plantea una ambivalencia entre la mayor importancia del comercio en el producto bruto mundial y por otro lado la existencia de más pobres y de mayor desigualdad en el mundo. Esta realidad y la crisis financiera internacional que hoy afecta al mundo, ponen en evidencia las falencias del modelo neoliberal.

Hoy más que nunca es fundamental el rol del Estado en el desarrollo, conduciendo la participación de los países en el proceso global, pero buscando y promoviendo la inclusión y la justicia social, el empleo genuino, la inversión productiva y la integración regional.

Estoy seguro de que las numerosas coincidencias que se alcanzarán en esta cumbre, así como las voluntades que sumaremos para profundizar este proceso, mejorarán el nivel de vida de nuestras sociedades y se traducirán en la consolidación de la comunidad iberoamericana.

Deseo terminar este mensaje saludando a Don José Luis Zapatero y resaltar la profunda solidaridad suya y de su Gobierno con nuestra región. Estamos seguros que usted seguirá siendo un actor importante en la construcción de un mundo mejor.

Muchas gracias.

 

Héctor Timerman
Canciller argentino