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Héctor Marcos Timerman

Jueves 24 Mayo 2012
Discurso del Sr. Canciller Héctor Marcos Timerman
Intervención del Canciller Héctor Timerman, jefe de la delegación argentina, en la Reunión Anual del Consejo Ministerial de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE)

Gracias, Señor Presidente
Señoras y señores,

Como observadores en esta Organización, valoramos la oportunidad de intercambiar opiniones sobre cómo fortalecer el sistema multilateral de comercio y asegurar el crecimiento y desarrollo sólido, sostenible y equilibrado.

Coincidimos con la primera premisa del resumen ejecutivo del documento presentado en esta conferencia (“Hacia un sistema de comercio más abierto y de crecimiento del empleo”) en cuanto a que el comercio contribuye al crecimiento económico. El documento también afirma que las restricciones al comercio debilitan la productividad y el crecimiento, imponiendo una carga desproporcionada a los más vulnerables.

En este sentido, quiero compartir la perplejidad que me produjo leerlo teniendo en cuenta que, contrariamente a lo que sostiene la OCDE en su informe, la Argentina tiene que enfrentar altísimas restricciones arancelarias para comercializar sus productos mientras que, como miembro del MERCOSUR, sus aranceles máximos consolidados alcanzan sólo al 35% y los aranceles aplicados muy inferiores a eso.

¿Alguno de ustedes sabe los aranceles que enfrentan los productos argentinos para ingresar al mercado de la Unión Europea? La complejidad del sistema arancelario comunitario se traduce en aranceles del 151% para la manteca, del 126% para la carne bovina, del 117% para el ajo, y del 96% para el queso, entre otros. ¿Saben ustedes que los limones argentinos y la carne refrigerada no han sido capaces de entrar en el mercado de los EE.UU. desde hace años, supuestamente debido a obstáculos sanitarios, a pesar de que estos mismos productos tienen acceso a otros mercados internacionales muy estrictos? ¿Saben ustedes que los productores argentinos de arroz enfrentan un arancel del 450% para entrar en el mercado japonés?

Los que acabo de mencionar son sólo algunos ejemplos de los profundos desequilibrios del actual sistema de comercio multilateral, que ha cristalizado lo que puede llamarse un "proteccionismo legal" en algunos países que se niegan a desmantelar sus medidas tradicionales. Esta política implica una verdadera discriminación con los países en desarrollo que, necesitando incrementar sus exportaciones, se ven duramente penalizados.

No es ninguna novedad para los miembros de la OCDE que el nivel de liberalización alcanzado en el sector industrial no ha sido seguido por un esfuerzo similar para liberalizar las prácticas comerciales de larga data en el sector agrícola, que incluyen los subsidios distorsivos, las cuotas, el escalonamiento y los picos arancelarios, entre otros.

Este desequilibrio estructural ya ha sido reconocido por todos nosotros en el año 2001, cuando la comunidad internacional, representada por miembros de la OMC, acordó poner en marcha la Ronda de negociaciones de Doha, llamada del desarrollo, con el propósito central de reparar la deuda histórica mantenida con el mundo en desarrollo.

Desafortunadamente, en lugar de avanzar en materia agrícola y en el desmantelamiento de las formas tradicionales de proteccionismo, la Ronda de negociaciones de Doha ha llegado a un punto muerto debido principalmente a la falta de flexibilidad de los países desarrollados. De hecho, el sistema se debilita cada vez más a raíz de la proliferación de nuevas barreras comerciales supuestamente justificadas en razones sanitarias y fitosanitarias, en la protección del medio ambiente, en el bienestar animal, los estándares privados y los derechos de los consumidores, por mencionar solo algunos.

Asimismo, la crisis económica global está profundizando los mencionados desequilibrios en el sistema de comercio multilateral. Los países en desarrollo están siendo sujetos a presiones injustificadas para que revisen las legítimas políticas comerciales implementadas respetando sus obligaciones multilaterales. Lamentablemente, esta crítica se niega a reconocer la extraordinaria contribución al crecimiento global y a la demanda agregada que las economías emergentes están desplegando en este difícil escenario internacional. La Argentina ha venido haciendo un importante aporte relativo para mantener el crecimiento económico global, siendo el miembro del G-20 con el más alto aumento en sus importaciones el año pasado y con uno de los mayores grados de apertura a las inversiones extranjeras en el mundo. En efecto, según el Índice de Regulaciones Restrictivas a la Inversión Extranjera Directa correspondiente al año 2012, que elabora la OECD, Argentina ocupa el puesto 11 de las naciones más abiertas a la inversión extranjera, de un total de 55 países relevados por la OCDE, y es el segundo país más abierto del G20 y de América Latina.

En este contexto, no se puede aceptar que, por presiones mediáticas o políticas, los países en vías de desarrollo tengan que recibir los excedentes de producción de los países centrales, trasladándoseles, de esta forma, su propia crisis.

Por el contrario, nada se dice acerca de los paquetes de medidas de estímulo o subsidios a los sectores industrial y agrícola que las economías más poderosas están ejecutando.
Tengamos presente que en 2009 los EEUU aprobaron un paquete de estímulo por 787.000 millones de dólares para aplicarlo mediante recortes de impuestos, ayudas sociales y préstamos y contratos federales. Asimismo, la ley agrícola estadounidense, con un presupuesto de 300.000 millones de dólares, incluye subsidios que son altamente distorsivos.

A su vez, la Unión Europea continúa volcando en su agricultura subsidios por un monto de 72.000 millones de euros anuales, incluyendo un importante porcentaje con efectos distorsivos.

El comercio debe ser una herramienta para el progreso y el desarrollo en lugar de ser un instrumento que profundice la brecha entre países desarrollados y en desarrollo. Las reglas del comercio y la apertura del mercado deberían reconocer las vulnerabilidades estructurales existentes. En definitiva, el tratamiento especial y diferencial para los países en desarrollo debe ser la llave de un sistema multilateral de comercio que sea funcional a las necesidades del desarrollo.

Para concluir, permítanme hacer reflexiones adicionales sobre el documento de análisis:

Frente a lo que la OCDE define como “evidente” en la premisa que citara al inicio de mi intervención, la realidad nos enfrenta a diario con prácticas proteccionistas de los países desarrollados del orden de lo precedentemente señalado. Si no corregimos los profundos desequilibrios estructurales del sistema de comercio multilateral, este enunciado se reduce a una mera declaración de buenas intenciones.

Adicionalmente, no hay una referencia clara al conjunto de medidas proteccionistas tradicionales, especialmente en el sector agrícola, que han sido aplicadas durante tantos años. El documento continúa realizando un diagnóstico erróneo de los obstáculos reales para construir un sistema de comercio multilateral más equilibrado.

Asimismo, el documento resalta la importancia de la “flexibilización laboral”. En su lugar, creemos que la llave para enfrentar la crisis es proteger el empleo, no flexibilizarlo. La experiencia de la República Argentina desde el año 2003 muestra que, como el G20 recomienda: “el empleo debe estar en el centro de las acciones y políticas para restablecer el crecimiento”. A través de activas políticas de Estado que colocaron al empleo, la inclusión social y el crecimiento industrial como eje central, la Argentina ha sido capaz de alcanzar algunas de las tasas más altas de crecimiento a nivel mundial, al tiempo que creaba empleo y reducía los niveles de pobreza. Los números hablan por sí mismos: un 7,6% en promedio de crecimiento del PBI anual entre los años 2003 y 2010 y un 8,8% en 2011; una tasa de inversión récord que alcanzó el 24,5% del PBI en 2011; una caída drástica de la tasa de desempleo al 7,1% durante el primer cuatrimestre de 2012; exportaciones que se han triplicado desde el año 2003 e importaciones que se han quintuplicado en el mismo período.
Cobra especial relevancia garantizar el margen de acción política de todos los países, desarrollados y en desarrollo, en el marco de los compromisos internacionales asumidos, para dar respuesta a sus necesidades internas y promover el desarrollo de sus economías.

La Argentina alienta a todos los miembros de la OCDE para que redoblen sus esfuerzos para una exitosa conclusión de la Ronda de Doha, basada en los progresos alcanzados y en el cumplimiento de su mandato, apoyando los principios de transparencia, inclusión, multilateralismo y compromiso único. Ninguna “nueva narrativa” es capaz de reemplazar la frustración sobre el hecho de que no somos capaces de avanzar en una negociación enfocada en los asuntos de particular interés para los países en desarrollo. Sólo concluyendo exitosamente la Ronda de Doha, los miembros de la Organización Mundial del Comercio seremos capaces de fortalecer el sistema multilateral de comercio y construir su legitimidad.

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