Señoras y Señores,
Inauguramos, como cada año desde hace más de cuarenta, el comienzo de un nuevo ciclo lectivo del Instituto del Servicio Exterior de la Nación. Es decir que, desde hoy, 50 aspirantes inician sus estudios. La mitad ya ha estado en 2005 y comienza su segundo y último año luego de la práctica en la Cancillería durante el mes de febrero. Para los otros 25 hoy es su primer día en el ISEN y aprovecho para darles la más cordial de las bienvenidas.
Esta ceremonia, similar a la del año anterior y, asimismo, similar a la que se realiza en estas mismas circunstancias en las otras academias diplomáticas alrededor del mundo, no por su periodicidad adquiere características monótonas. En primer lugar, porque estamos trabajando con jóvenes que, aparte de su juventud y del orgullo que sienten por haber podido ingresar por sus propios esfuerzos al ISEN, aportan cada año su entusiasmo, su empuje, sus ilusiones, sus sueños sobre cómo construir el futuro de una Argentina más justa, más responsable, más solidaria y que tenga un papel destacado en el mundo.
En segundo lugar, porque esta ocasión es para todas las academias diplomáticas y para todas las cancillerías del mundo un momento especial, para hacer referencia al perfil del diplomático que queremos lograr, al perfil del diplomático que más se adecuaría a las necesidades de nuestro país en el ámbito de las relaciones internacionales, al perfil del diplomático que más serviría a lo que de él espera la sociedad argentina en su conjunto.
No existe ninguna duda de que necesitamos diplomáticos preparados para su función, que cada vez se hace más compleja. En la Argentina, durante cuarenta y tres años se ha estado trabajando con la certeza en la conveniencia de contar con un cuerpo permanente del servicio exterior preparado cabalmente para las funciones que le corresponde asumir en la trama de las relaciones internacionales, lo que incluye actualmente procesos de integración en diversas partes del mundo, la superación de las dificultades que surgen para conciliar política y gestión exterior con presupuestos cada vez más exiguos y la proliferación de las especializaciones y competencias que imponen la necesidad de adecuar y formar especialistas en un mundo en donde priman las competencias y donde los intereses no siempre son convergentes.
La creación de este Instituto del Servicio Exterior, -el próximo 11 de abril ya tendrá 43 años- constituyó el primer intento serio y concreto de profesionalizar esta Cancillería y de dotar al Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Exterior y Culto de profesionales provenientes de diversos sectores y ámbitos, con formaciones diferentes.
El ISEN se ha convertido en una institución no sólo de selección y formación de los nuevos diplomáticos, sino en un centro de reflexión que pretende que los futuros diplomáticos comprendan los temas centrales de la agenda internacional con una visión propia, una visión argentina, que aprendan a ver los fenómenos internacionales desde nuestro lugar en el mundo, desde el cono sur de América del Sur.
La preparación no es sencilla. En primer lugar el reclutamiento no es sólo la convocatoria abierta sino un llamamiento específico que procura difundirse en todo el territorio de la Argentina. Pensamos que el personal del Servicio Exterior debe constituir una muestra representativa de la sociedad argentina y deben poder participar en él representantes de todos los rincones del país. Una vez ingresados los aspirantes, comienza una tarea que no es menor y que consiste en formar un grupo homogéneo de hombres y mujeres de distintos orígenes geográficos y de diferentes carreras universitarias. Nuestra misión no es uniformar el pensamiento, sino que, preservando todas las individualidades, aprendan esos procedimientos y ese lenguaje que son debidamente propios del oficio elegido y son los que permiten a los diplomáticos entenderse fácilmente entre sí, aunque provengan de países de culturas diversas.
Representar al país es una tarea calificada y de gran contenido ético y patriótico. No es un mero trabajo en una estructura burocrática. Es un servicio con enormes responsabilidades. El Instituto del Servicio Exterior de la Nación es el lugar donde se asume imperceptiblemente pero para siempre el compromiso de representar a la Argentina.
El ingreso al ISEN, después de haber aprobado exitosamente los exámenes de admisión, constituye sólo el primer eslabón de una larga carrera. Para hacer frente con éxito a las distintas funciones que nos serán encomendadas no nos bastará con los conocimientos adquiridos en nuestras respectivas de grado, ni durante los dos años del ISEN, deberemos continuamente perfeccionarnos. Esto nos permitirá revitalizar los esfuerzos para que la Argentina continúe de manera vigorosa en el camino de la superación, contribuyendo a lograr los objetivos de política exterior que fija el Presidente de la Nación, tendientes a aumentar los grados de autonomía y de poder de decisión soberana de la Argentina. Y es así como trabajando para crear condiciones políticas que favorezcan, multipliquen y refuercen la presencia argentina en el mundo, destaco la importancia que esta gestión asigna a la promoción de las exportaciones, así como a la captación de inversiones creadoras de empleo genuino en nuestro país, como motor de crecimiento con justicia social y distribución equitativa de la riqueza generada mediante el trabajo conjunto y solidario de los argentinos.
El caso del ISEN es excepcional dentro de la administración central debido a sus características. Es un centro de formación que ha sabido combinar el rigor y la exigencia académica, la tradición y la innovación, sin descuidar los valores éticos. Estas características y el ámbito eminentemente pluralista en que tienen lugar sus actividades le han permitido irse forjando un nombre propio dentro de la sociedad argentina, lo que muy bien podría servir de base para la creación de instituciones similares destinadas a preparar a nuevos y eficientes servidores del Estado en distintas disciplinas.
En la formación que imparte el ISEN deberá enfatizarse, entre otras cosas, aquello que hace a la negociación, tanto multilateral como bilateral, a la defensa de los argentinos en el exterior, al gerenciamiento en el sentido moderno, a la protección y promoción de los derechos humanos. Para estos desafíos debemos formar a los diplomáticos del siglo XXI, para apoyar y completar las relaciones exteriores que también asumen actores no diplomáticos; para iniciar, influir y coordinar políticas, para diseñar cursos concretos de acción; para enfrentar crisis; para establecer vínculos con empresarios, productores, artistas, en fin, con todos los componentes de la sociedad argentina. Debemos ejercitar la tolerancia y la comprensión de diferencias culturales, y contar con un acabado conocimiento del país, de sus riquezas, de sus posibilidades y de su cultura.
Para concluir deseo reiterar que todos esperamos del ISEN que siga trasmitiendo a los jóvenes aspirantes, como así también a los diplomáticos a lo largo de sus carreras, curiosidad intelectual para indagar la realidad, valor para sostener lo que consideran justo, imaginación para crear alternativas, habilidad para lograr consensos, eficiencia en el aprovechamiento de los recursos disponibles, eficacia para lograr los fines propuestos y transparencia absoluta en sus acciones.
Expreso nuevamente mi más cálida bienvenida a los jóvenes que ingresan hoy, y a toda la comunidad educativa que compone el ISEN, deseos de éxito en este nuevo año que se inicia.