Sra. Viceministra de Relaciones Exteriores de Uruguay,
Sr. Vicecanciller de Colombia,
Sres. Embajadores,
Miembros del cuerpo diplomático y de las fuerzas armadas,
Representantes de Organismos Internacionales,
Señoras y señores,
En primer lugar deseo agradecer la presencia de todos ustedes en este seminario. Constituye un alto honor para la República Argentina haber tenido la oportunidad de ser anfitriona de este evento.
Mi agradecimiento se extiende especialmente a la Cruz Roja Internacional, co-organizadora del seminario, cuya cooperación ha resultado determinante para el éxito de la reunión.
La Cruz Roja Internacional no necesita presentaciones. La magnífica obra concebida y puesta en marcha por Henry Dunant en la segunda mitad del Siglo XIX impulsó y desarrolló el derecho internacional humanitario y contribuyó en sólo un siglo y medio a humanizar los conflictos y limitar los sufrimientos de la guerra de una manera que no se había logrado en miles de años de historia.
La Cruz Roja ha salvado numerosas vidas. En nuestro país ha jugado un rol fundamental en favor de la vida de muchos ciudadanos, durante la pasada dictadura militar. La Argentina le estará siempre profundamente reconocida.
SEÑORAS Y SEÑORES
Esta tarea a favor de la dignidad de las personas, forma parte esencial de la política conjunta del Gobierno argentino. Luego de dos décadas de democracia, asistimos desde la asunción del Presidente Kirchner en 2003 a un cambio de paradigma: por primera vez los tres poderes del Estado, respondiendo a los mandatos de la sociedad en su conjunto, han adoptado decisiones coincidentes para preservar los cuatro pilares de la lucha a favor de los derechos humanos y en contra de la impunidad: la memoria, la verdad, la justicia y la reparación.
Estas decisiones permitieron la anulación de las leyes de impunidad, su declaración de inconstitucionalidad por parte del máximo tribunal de nuestro país y, en consecuencia, la reapertura de más de mil causas judiciales por crímenes de lesa humanidad.
Estos desarrollos, que marcarán un antes y un después en la historia argentina, tuvieron como una de sus principales fuentes al derecho internacional de los derechos humanos, que nuestro país ha incorporado masivamente, ratificando casi todos los tratados, cumpliendo fielmente con las decisiones de los órganos internacionales de protección, y favoreciendo que los tribunales adopten la práctica de utilizar las normas internacionales de derechos humanos como parte del ordenamiento jurídico interno.
SEÑORAS Y SEÑORES:
Al momento de decidir la realización de este seminario, no pensábamos que se desarrollaría en un contexto internacional tan complicado y estremecedor como el que estamos viviendo. Acaba de declararse un precario cese del fuego en uno de los más graves conflictos que hayan tenido lugar en la historia de Medio Oriente. El tendal de víctimas inocentes es abrumador, en uno y otro lado.
El ataque a las poblaciones civiles inocentes es en la actualidad tan cruento como lo fuera hace medio siglo. La enorme cantidad de víctimas así lo demuestra. Sin embargo, la comunidad internacional se ha brindado a sí misma herramientas muy importantes para la defensa de los derechos fundamentales de las personas en los conflictos armados. Recordaremos simplemente los Convenios de Ginebra de 1949 y sus dos protocolos adicionales de 1977; o la creación de la Corte Penal Internacional mediante el Estatuto de Roma de 1998.
Podemos decir entonces que la comunidad internacional avanza gradualmente hacia el fortalecimiento de los mecanismos que protegen los derechos fundamentales de las personas.
Con este seminario hemos procurado dar -en conjunto con nuestros países hermanos- otro paso en esa misma dirección.
SEÑORAS Y SEÑORES:
Entre las normas internacionales relativas a los conflictos armados se destacan, por un lado, el derecho internacional humanitario, que al poner límites a la violencia intenta mitigar los sufrimientos innecesarios que la guerra pueda ocasionar. Por otro lado, existen los instrumentos de desarme y control de armamentos, que procuran atenuar los efectos indiscriminados del uso de ciertas armas.
Ambas normativas se complementan para brindar una respuesta homogénea a la problemática de la salvaguardia de la vida humana en los conflictos.
América Latina y el Caribe es una de las regiones que ha demostrado mayor vocación política en intentar avances importantes en esta materia, al haber logrado adoptar instrumentos de desarme, no proliferación y control de armamento e impulsado la implementación a nivel nacional del derecho internacional humanitario.
SEÑORAS Y SEÑORES
El objetivo que nos llevó a convocar esta reunión fue poder intercambiar con todos ustedes puntos de vista sobre las medidas que los países de la región debemos implementar para lograr la universalización y plena implementación de estos instrumentos internacionales.
Durante estos dos días, con la presencia de altos representantes gubernamentales y de organizaciones internacionales y de la comunidad académica, hemos logrado identificar algunos de los desafíos más acuciantes que enfrenta nuestra región en este terreno.
Deseo expresar mi reconocimiento por la destacada labor llevada a cabo por todos los asistentes a este seminario. Esta lucida participación ha permitido llevar a cabo una reflexión profunda sobre el tema que nos ha convocado aquí en Buenos Aires.
Espero sinceramente que la reunión haya constituido un paso más en la búsqueda de un mayor entendimiento entre nuestras naciones. A pesar de las diferencias del pasado, nuestra región ha demostrado que es posible aspirar a la convivencia pacifica. El desafío que todavía plantean a la comunidad internacional los conflictos armados consolida aún más nuestra determinación y nuestro compromiso de lograr un mundo más justo y más pacífico que permita un desarrollo armonioso y el bienestar y dignidad de nuestros ciudadanos.
MUCHAS GRACIAS