Sras. Y sres.
Siento una gran satisfacción por participar en este encuentro que evidencia el interés y la importancia de compartir las experiencias que en materia de desarrollo social se están llevando adelante en los países de América latina.
Agradezco la presencia de todos ustedes y el apoyo de laUNESCO a este tipo de iniciativas que permiten una mejor comunicación e interacción entre las distintas agencias gubernamentales que trabajan en pos de una mejora de la calidad de vida de nuestros pueblos.
Quiero además hacer un reconocimiento ante ustedes por el trabajo que viene realizando nuestra ministra de desarrollo social, la Dra. Alicia Kirchner, para quien la exitosa organización de este encuentro es un resultado más de su constancia y vocación por la gestión concreta de iniciativas que repercuten positivamente en la vida de las personas.
El logro de los objetivos de justicia social que anhelamos no puede ser solo la acción de un ministerio.
Por eso los ejes de todas las políticas públicas del gobierno argentino tienen como objetivo coordinar las acciones para lograr una mayor equidad y justicia social para nuestro pueblo. Se trata de una visión integral que busca una mayor cohesión social, basada en la participación e integración social, económica, cultural, y política.
Vemos a lo largo de nuestro continente que, a pesar de los innegables avances institucionales, nuestras democracias aún tienen pendiente terminar con la pobreza y la exclusión. América Latina tiene el triste privilegio de ser la región más desigual del mundo, no la más pobre, pero sí la más injusta. En nuestro caso, como en el de otros países de América latina, las políticas neoliberales entronizadas en los años 90, nos dejaron un estado ausente y un significativo retroceso en indicadores sociales en los cuales Argentina había sido un ejemplo en latinoamérica.
Hoy podemos mostrar con orgullo un cambio significativo y una evidente mejoría en todos los indicadores sociales, sabiendo que queda mucho por hacer, que la desocupación ha caído hasta una cifra porcentual de un dígito, cuando en el epicentro de la crisis alcanzaba más de la cuarta parte de la población económicamente activa. Tomar como indicador al empleo tiene por virtud iluminar algo que, a veces, otros parámetros macroeconómicos – como el del aumento del PBI, por ejemplo, que también es notable- dejan a la sombra. Hablar de la creación de miles de puestos de trabajo es hablar del principal factor organizador de la vida social, es hablar de una mejora real y comprobable en la calidad de vida de los argentinos.
Pero no deseamos cualquier tipo de empleo, si no el acordado aca en Mar del Plata en la última cumbre de las américas bajo el lema “crear trabajo
decente para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática”. Por eso estamos propiciando la creación de trabajo digno, en las condiciones que promueve la oit.
Sin duda, la notable mejora en los indicadores productivos y sociales tiene que ver con la existencia de un Estado presente, de unas políticas públicas activas y, sobre todo, de la convicción de que crecimiento económico sin equidad no es lo mismo que desarrollo.
Sin embargo, no es suficiente lo que un país como el nuestro pueda hacer en forma aislada frente a los impactos negativos que plantea la globalización. De ahí nuestra certeza sobre la utilidad de encuentros como el de hoy que fortalecen nuestra convicción de quees solo actuando en conjunto como podremos alcanzar nuestros objetivos de desarrollo.
Las políticas internas deben ser acompañadas del accionar internacional. En un mundo interdependiente, la consistencia entre la política interna y la externa es un requisito para el éxito. Es por eso que, en nuestro ámbito de pertenencia inmediata, el MERCOSUR, impulsamos la coordinación de políticas sociales donde muchos de ustedes participan en las reuniones de ministros y seguramente coincidirán conmigo sobre la importancia de los intercambios de experiencias y la fuerza de las propuestas en común. En el ámbito de la naciente UNASUR también buscaremos la coordinación y el intercambio en las políticas sociales.
Es oportuno destacar que el MERCOSUR Social es reconocido por todos por su capacidad de consenso y operatividad, reflejadas en la ininterrumpida y positiva evolución recorrida hasta el presente.
Pero también, más allá de los empeños de esta América latina que busca salir de la pobreza, resulta indispensable que la comunidad internacional reconozca que nuestros países requieren de su cooperación y apoyo para dar solución a cuestiones estructurales que nos afectan, y respalde nuestros esfuerzos en la formulación de políticas públicas integrales, ambientalmente sostenibles y técnicamente viables.
Dicho apoyo supone además otras medidas que permitan desmantelar los obstáculos de acceso a los mercados de los países desarrollados por parte de los que poseen un menor grado de desarrollo. La discriminación que sufren los productos de los países en desarrollo por parte de dichos mercados, reduce los ingresos de los países en desarrollo y nos priva así de recursos necesarios para combatir el proceso de exclusión social en los primeros.
Para insistir sobre la importancia de este punto es necesario que sigamos coordinando esfuerzos en los diferentes foros económicos multilaterales, pero sobre todo desde la fuerza que nos dan nuestros bloques regionales. Y no solo en los foros económicos, debemos también llevar a los foros sociales el debate sobre la necesidad de terminar con el injusto sistema de comercio internacional y la necesidad de reestructurar el sistema financiero internacional que, en vez de ayudar al desarrollo, reproduce la desigualdad y la exclusión.
En el ámbito internacional, la República Argentina mantiene un firme compromiso con todas aquellas iniciativas, multilaterales y regionales, que promueven el desarrollo social de las personas, entendiendo que el respeto por los derechos humanos es un punto de partida imprescindible para alcanzarlo.
De este modo nuestro país propone una coherencia entre sus políticas internas y su posición ante la comunidad internacional, solidarizándose especialmente con las naciones que luchan contra la injusticia, el hambre, y la pobreza. Sabemos que la magnitud que presentan estos flagelos a lo largo del planeta sólo pueden ser contrarrestados con un decidido y fuerte apoyo de la comunidad internacional.
Para finalizar, quiero destacar un aspecto que ustedes han tenido en cuenta para la organización de este importante encuentro. Si bien como hemos visto, en el marco de un gobierno el desarrollo social trasciende el trabajo del ministerio específico, ocurre también que se requiere no solo de la acción estatal sino del aporte del mundo académico y de las organizaciones sociales. La sinergia de este trabajo conjunto potencia los resultados.
América Latina vive un momento trascendente. Los años de crecimiento económico nos dan la oportunidad de recuperar un rol activo por parte del estado en políticas sociales y avanzar en forma .decidida en la lucha contra la exclusión y la pobreza. Compartamos juntos nuestras mejores experiencias y juntos trabajemos por un mundo con menos trabas al desarrollo.
No tengo dudas de que el entramado de ideas y propuestas de los distintos gobiernos de América latina sumados a la experiencia de las universidades y de todos quienes participan de acciones solidarias, nos permitirá dar un salto cualitativo para una mejor articulación e impacto de nuestras políticas sociales en pos del desarrollo que tanto anhelamos.
Muchas gracias.