Esta convención es una niña mimada porque en el sistema interamericano estamos orgullosos, y también porque lamentablemente representa un problema que es muy grave.
Como decía José Miguel, las mujeres no se pueden sentir ni en su casa, o muchas veces especialmente en su casa. Es una cosa inaceptable, y que todos queremos tender a modificar. Esta es una convención para prevenir, sancionar y erradicar, estas no son tareas sencillas como lo prueban los distintos informes y todavía estamos lejos.
Nosotros estamos muy orgullosos de que la primera reunión de expertas fuera de Washington se realice en Buenos Aires porque demuestra el interés que el Gobierno y la sociedad argentina le da a este tema. Nosotros estamos preocupados por la violencia hacia la mujer en el hemisferio y en nuestro país, y estamos muy dispuestos y abiertos a compartir este asesoramiento e intercambio de mejores practicas.
Quiero hacer una reflexión a las expertas. Ustedes están terminando la primera ronda de evaluación y hay una gran expectativa: el mecanismo tiene que ser eficaz, no puede ser un mecanismo que cumple y que luego por distintas razones, que todos conocemos, finalmente los buenos impulsos quedan en ese mar burocrático donde nada llega a los resultados que esperamos todos. Desde mi perspectiva lo fundamental para las expertas es que logren articular una relación en distintas jurisdicciones. Por un lado, obviamente, una relación con los estados partes, con los órganos nacionales para tratar de hacer efectiva y ver cómo llevar a la práctica las recomendaciones y las sugerencias... Por otro lado hay toda una relación con la sociedad civil, como señaló Insulza, que dinamiza mucho el trabajo y la calidad del material que puede recibir la comisión de expertas y en tercer lugar hay una tarea de articulación que no está completamente dirimida entre el comité de expertas y el Sistema Interamericano de Promoción y Protección de Derechos Humanos; cómo se articula todo esto me parece que no es un tema menor para la eficacia del sistema regional y relacionarse con los países.
Hay obvias debilidades en el sistema de prevención, en la investigación de los casos de violencia, en el aspecto legislativo, dificultades para acercar la ayuda a las zonas rurales, a las mujeres indígenas o afro descendientes, y por todo esto es que estamos dispuestos a seguir trabajando e intercambiar experiencias con los organismos multilaterales, las expertas y las Ong´s.
Muchas de las mujeres que mueren por la violencia habían avisado y recurrido a medidas de prevención: esto es indicador de todo lo que nos falta y de las debilidades e ineficacia del sistema actual. Creo que la mejor manera de prevenir, sancionar y erradicar esta lacra social es que no haya impunidad. La lucha contra la impunidad y la sanción efectiva es la mejor pedagogía en contra de la continuidad de esta lacra social.