Señor Presidente,
Señores Jefes de Delegación,
Señor Secretario General,
Señor Secretario General Adjunto:
En el marco del proceso descolonizador, al cual mi país ha contribuido y contribuirá
incansablemente en virtud de nuestras firmes convicciones anticolonialistas, vengo
como todos los años a reiterar un reclamo que data del 3 de enero de 1833 y que
alude al acto de fuerza británico que ha determinado el cercenamiento de una parte
del territorio de la República Argentina: me refiero a la Cuestión de las Islas
Malvinas, caso especial y particular de descolonización que esta Organización ha
calificado de interés hemisférico permanente, manteniéndola bajo examen hasta su
solución definitiva y reafirmando la necesidad de que los Gobiernos de la República
Argentina y del Reino Unido reanuden las negociaciones sobre la disputa de
soberanía con el objeto de encontrar una solución pacífica a esta controversia a la
mayor brevedad posible.
La posición de mi país sobre este tema es conocida y está expresada en la
Constitución Nacional Argentina que dispone que la recuperación del ejercicio pleno
de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los
espacios marítimos e insulares correspondientes, respetando el modo de vida de sus
habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituye un
objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino.
Señor Presidente:
La comunidad internacional, así como la de nuestra región a través de esta
Asamblea General de Estados Americanos que ha adoptado 10 Resoluciones y 14
Declaraciones sobre la Cuestión de las Islas Malvinas, ha instado reiteradamente a
la República Argentina y al Reino Unido a reanudar sin demora las negociaciones
acerca de la soberanía de las islas. La última Declaración de esta Asamblea
General data del 6 de junio de 2006.
La plena vigencia de estos antecedentes pone de manifiesto que la preocupación de
esta Organización sigue sin hallar satisfacción por causa de la reticencia británica a
dar cumplimiento al mandato de la comunidad internacional.
Esta falta de progresos tan prolongada, no obstante la voluntad negociadora de la
República Argentina, debe ser motivo de preocupación de la Organización de los
Estados Americanos. Quisiera entonces convocar a sus miembros a continuar
apoyando el logro de este objetivo y, al mismo tiempo, exhortar al Reino Unido a
ajustar su comportamiento a las declaraciones de esta Asamblea General, con el fin
de solucionar una disputa que afecta a nuestro hemisferio.
Señor Presidente:
En 2007 se cumple un nuevo aniversario del Conflicto del Atlántico Sur, uno de los
peores momentos de la larga historia de la disputa de soberanía. La dictadura militar
que gobernaba la Argentina en 1982 actuó a espaldas del pueblo argentino,
apartándose del tradicional reclamo pacífico sobre las islas. Fue una decisión
equivocada porque el pueblo argentino siempre supo que el ejercicio pleno de la
soberanía sobre las islas sólo puede ser recuperado por el diálogo pacífico y
diplomático.
Ese conflicto no alteró ni la vigencia ni la naturaleza de la disputa y así lo reconoció
la comunidad internacional. Al igual que antes de 1982, esta Organización de
Estados Americanos así como las Naciones Unidas, entre otros foros, continuaron
reconociéndolo a través de reiterados pronunciamientos que continúan instando a la
Argentina y al Reino Unido a resolver esta disputa pendiente de solución.
A 25 años del conflicto, deseo realizar aquí un respetuoso homenaje a la memoria de
todos aquéllos que dieron sus vidas y sus esfuerzos en el Atlántico Sur.
Señor Presidente:
El Gobierno argentino, al tiempo que impulsa la reanudación de las negociaciones
sobre soberanía, ha estado siempre dispuesto a cooperar con el Reino Unido, bajo el
debido resguardo jurídico, en aspectos prácticos que derivan de la situación de
hecho, siempre que dicha cooperación contribuya a crear las condiciones propicias
para reanudar las negociaciones de soberanía.
Por ello, luego de restablecer las relaciones diplomáticas con el Reino Unido en
1990, ambos países acordamos, bajo fórmula de salvaguardia de soberanía, una serie
de entendimientos ad-hoc de naturaleza provisoria referidos al área de la disputa y
con la intención de crear, mediante la cooperación bilateral, el clima propicio para
reanudar las negociaciones de soberanía.
Sin embargo, el Reino Unido, en abierta contradicción con la letra y espíritu de estos
entendimientos, no ha cesado de realizar actos unilaterales contrarios a la
cooperación convenida, al mandato de la comunidad internacional y a la Resolución
31/49 de la Asamblea General de la ONU que insta a las dos partes a abstenerse de
adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales en la
situación mientras las islas están atravesando por el proceso recomendado por dicha
Asamblea.
Esos actos unilaterales británicos se refieren, entre otros, a la adjudicación de
ilegítimos permisos para exploración y explotación de hidrocarburos y minerales así
como actividades conexas de prospección aeromagnética. Este accionar unilateral,
en abierta contradicción con el compromiso de cooperación asumido en la
Declaración Conjunta argentino-británica sobre actividades costa afuera en el
Atlántico Sudoccidental del 27 de septiembre de 1995, así como con el mandato de
la comunidad internacional, ha llevado a la Argentina a tener que dar por terminado
dicho entendimiento.
En este tema hemos recibido el apoyo solidario de todos los Jefes de Estado que
participaron de la Primera Cumbre Energética Sudamericana, celebrada en la Isla
Margarita, Venezuela, quienes apoyaron en una Declaración Presidencial la decisión
de mi Gobierno de dar por terminada la Declaración Conjunta de 1995 por los
motivos que vengo de relatar y respaldaron los legítimos derechos argentinos en la
disputa de soberanía.
Los actos unilaterales británicos también se refieren a la continuada venta de
licencias ilegítimas de pesca, ahora con la adjudicación de pretendidos derechos de
propiedad por hasta 25 años sobre recursos pesqueros en los espacios marítimos
argentinos circundantes a las Islas Malvinas que, por la ocupación ilegítima británica,
están sujetos a una disputa de soberanía, lo cual constituye una forma de disposición
ilícita y unilateral a largo plazo de estos recursos. Este ilegítimo acto unilateral
británico, sumado a otros también protestados por la Argentina, ha deteriorado la
cooperación bilateral en materia de conservación de los recursos pesqueros. Todo
ello vulnera la Declaración Conjunta de 1990 y llevó a la suspensión de las reuniones
de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur creada por ésta.
A estos actos unilaterales, deben añadirse los intentos de lograr una presencia en
organismos y eventos internacionales de las islas y sus ilegítimos representantes
invocando un estatus que no poseen, así como gestiones para extender convenciones
internacionales al área disputada. Asimismo, a la persistente presencia militar y
reciente jerarquización de la base británica en las Islas Malvinas cuyo único objetivo
declarado es actuar contra la Argentina, se suma la renuencia británica a reanudar
las negociaciones sobre medidas de construcción de confianza en el ámbito militar,
suspendidas desde 1994.
En la defensa de su interés nacional, la Argentina ha rechazado y protestado tales
acciones que han afectado gravemente la cooperación acordada en casi todos los
entendimientos provisorios, haciendo fracasar el objetivo de acercarlas para
negociar una solución a la disputa conforme insta la comunidad internacional.
Señor Presidente:
Para superar esta situación, desde hace más de un año la Argentina ha invitado
reiteradamente al Reino Unido a mantener un diálogo abierto sobre el estado de
situación de todos los entendimientos provisorios y, en particular, el contexto en el
cual se inscriben: es decir, la existencia de la disputa de soberanía y la obligación de
ambas Partes de resolverla mediante la reanudación de las negociaciones
bilaterales. Lamentablemente, la intransigencia del Reino Unido no ha permitido
hasta ahora ese diálogo franco y abierto.
Señor Presidente:
En su renuencia a reanudar las negociaciones para solucionar la disputa, el Reino
Unido no sólo contradice los reiterados llamamientos de la Organización de Estados
Americanos y de las Naciones Unidas sino los de otros foros como las Cumbres
Iberoamericanas, Reuniones de Presidentes de América del Sur, Cumbres de Jefes
de Estado de la Comunidad Sudamericana de Naciones, Grupo de Río, Mercosur,
ALADI, Cumbre de los Países Sudamericanos y Países Árabes, y del Grupo de los
77.
La persistente negativa británica a reanudar las negociaciones bilaterales de
soberanía tampoco resulta acorde al compromiso con los principios de la Carta de
las Naciones Unidas, en particular la obligación de buscar activamente el arreglo
pacífico de las controversias internacionales, que ambos países reafirmamos
expresamente en la Declaración Conjunta de Madrid de 1989. Por otra parte, este
accionar británico no se condice con la responsabilidad de este país como miembro
permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de contribuir al
afianzamiento de la paz y seguridad internacionales.
Por nuestra parte, regresamos año tras año a este foro en búsqueda de la solidaridad
americana, en la que continuamos depositando genuina esperanza como contribución
clave en la búsqueda de una solución a esta anacrónica disputa colonial que ya lleva
174 años de existencia. Al hacerlo, no puedo dejar de evocar la referencia que
hiciera el Sr. Presidente de la República de Panamá en su discurso de inauguración,
hace dos días, al recordar el aval y respaldo de esta Organización al proceso
negociador que concluyó en los acuerdos Torrijos-Carter de los que conmemoramos
30 años.
Pueden estar seguros que, en nuestro inclaudicable reclamo de reconocimiento a
nuestros legítimos derechos de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur
y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, habremos de subrayar
con la misma fuerza nuestra firme vocación en la solución pacifica de las
controversias mediante las negociaciones a la que nos insta la comunidad
internacional.
Muchas gracias, Señor Presidente.