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Rafael Antonio Bielsa

Lunes 9 Junio 2003
Discurso del Sr. Canciller Rafael Antonio Bielsa
XXXIII Asamblea General de la OEA (Santiago de Chile)
Traspaso de Canadá a la Argentina de la Presidencia del Proceso de Cumbres de las Américas

Señora canciller de Chile, Dña. Soledad Alvear
Señor canciller de Canadá, Sr. William Graham
Señor secretario de Estado de los EEUU de América, Sr. Colin Powell
Señor subsecretario para América Latina y el Caribe de México, Sr. Miguel Hakim
Señores Cancilleres de los Estados miembros de la OEA
Señor secretario General de la OEA, Dr. César Gavíria
Señor Representantes de las instituciones miembros del Grupo de Trabajo Conjunto
Señoras y Señores Delegados
Señoras y Señores Representantes de las Organizaciones de la sociedad civil

Señoras y señores:

Para la República Argentina y su gobierno es motivo de enorme satisfacción recibir hoy la Presidencia del Proceso de Cumbres. Deseo agradecer a todos los países aquí presentes el honor con que han distinguido a la Argentina al elegirla como sede de la próxima reunión hemisférica, la IV Cumbre de las Américas.

A dos años de Quebec, Canadá nos entrega un proceso en marcha, una agenda hemisférica común, gracias a un trabajo constante, responsable y creativo desarrollado a lo largo de su presidencia, que continuo con la labor iniciada por los Estados Unidos de América, en Miami 1994, nuestra primera cumbre y proseguida posteriormente por la hermana República de Chile, en esta misma ciudad de Santiago, en 1998.

La región ha dejado atrás la dicotomía entre gobiernos democráticos y autoritarios. Sin embargo, enfrenta hoy el dilema de estructurar sociedades políticas abiertas, estables y duraderas, asegurando la gobernabilidad dentro del marco institucional.

De esta forma, responderán con legitimidad y eficacia a las demandas crecientes de una mayor calidad de vida, de igualdad de oportunidades, de erradicación de la pobreza extrema y de eliminación de la exclusión social.

Aun en democracia persisten los signos lacerantes de la exclusión y la pobreza, lo que nos convoca a la realización de esfuerzos renovados para lograr una América mas justa, con mayor desarrollo, mas crecimiento y mas progreso social y cultural.

Todo ello, en una América que busca integrarse, que tiene que crecer con mas equidad; en una América donde los pueblos, particularmente aquellos en desarrollo, logren una mayor participación en los mercados, sin barreras o factores de exclusión a sus productos, en una América que consolide su presencia en el mundo como zona de paz con respeto por las singularidades.

Señoras y señores:

La celebración de estas tres Cumbres de las Américas ha permitido a los países del hemisferio concertar objetivos vinculados con el fortalecimiento de la democracia, el compromiso por la construcción de un sistema interamericano socialmente más justo, y la defensa y promoción de los derechos humanos.

Continuando con este trabajo conjunto podremos encarar con mayor celeridad y eficiencia graves problemas comunes como: el desempleo, la precariedad laboral y los salarios insuficientes: la violencia criminal y el crimen organizado; el narcotráfico: el terrorismo; el deterioro ambiental; los desastres naturales; los inaceptables niveles de pobreza y desigualdad social: y la insuficiencia de los sistemas de salud y educativos.

Debemos reafirmar nuestra firme y decidida posición en defensa de los derechos humanos, reconociendo el valioso aporte del sistema interamericano de derechos humanos y promoviendo medidas para fortalecerlo y universalizarlo.

Debemos prestar igual atención a la consolidación de sistemas de justicia independientes, que garanticen su acceso, de forma oportuna, equitativa y eficiente.

La temática de la mujer y de la igualdad de género se encuentra hoy definitivamente inscripta en la agenda interamericana y constituye uno de los grandes esfuerzos movilizadores del nuevo milenio. La mujer desempeña un rol fundamental en los procesos de transformación social, y es factor determinante para el desarrollo económico, cultural y político de nuestros países.

El desarrollo de una agenda social es central para el bienestar de nuestros pueblos. Por ello, creemos que el proceso de las Cumbres de las Américas debería enfatizar, entre otros, el derecho a una vida digna, a la salud, a la educación, al trabajo, a la protección de la infancia, y a una coordinación efectiva en la lucha contra el hambre y la pobreza en nuestras sociedades.

Consecuentemente con ello, proponemos aunar esfuerzos para diseñar políticas sociales, reexaminando el papel de un estado que debe ser reconstruido, y el de una sociedad civil que debe equilibrar el poder de aquel.

Los desafíos propios del proceso de globalización requieren la preservación de las identidades nacionales, para no convertirse en lisa y llana asimilación.

Es preciso establecer en nuestra región una alianza de los gobiernos con la sociedad civil para la gestión sostenible de los recursos naturales. Hemos declarado en la cumbre de Johannesburgo que actuaremos sobre el eje medio ambiente-pobreza para impulsar el desarrollo de nuestras comunidades, de nuestras naciones y de nuestra región.

Hace tiempo que sabemos que las decisiones sobre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente no constituyen una ecuación de suma cero, y que es mejor inclinarse por la prevención en lugar de hacerlo por la restauración.

Nuestra región debe enfrentar los problemas ambientales que la afectan y generar iniciativas en el marco de la comunidad internacional para abordar los problemas ambientales globales.

Nuestra acción ambiental a nivel local, nacional, regional y global, requiere y merece asistencia científica, tecnológica y financiera internacional de carácter excepcional y especifico, muy por encima de los actuales niveles de cooperación.

Una visión integral del proceso de cumbres de las Américas no puede obviar la temática económico-comercial, principalmente cuando el ALCA esta entrando, de cumplirse con los cronogramas de negociación vigentes, en su etapa definitoria.

Indudablemente, el alca tampoco puede perder su carácter integral y su conformidad con los objetivos generales de las cumbres de las Américas, uno de cuyos fines principales es lograr un desarrollo sostenible en la región.

Por ello, reiteramos nuestro compromiso con la construcción de una agenda consensuada, capaz de contener los distintos intereses.

Ojalá podamos anunciar, en la próxima reunión de jefes de Estado y de Gobierno de las Américas, la IV Cumbre, a celebrarse en mi país, que hemos cumplido con este objetivo y contamos con un instrumento útil para mejorar la situación económica y social de nuestros pueblos.

Señoras y señores:

Dije antes que era preciso mejorar la calidad dl la democracia, y en tal sentido la Carta Democrática Interamericana, surgida a raíz de una decisión tomada en la III Cumbre de Quebec por nuestros primeros mandatarios, ha constituido un hito fundamental en la historia de la OEA como defensora de la democracia en el continente.

Todos debemos cuidarla. Todos tenemos que asegurar esa convivencia de los pueblos americanos. Todos garantizaremos la participación amplia y libre con plena vigencia de la libertad y la justicia social.

La democracia, consolidada como un valor compartido por nuestras naciones, debe ser defendida.

La democracia, como expresión de libertad, debe ser practicada día tras día.

Solo a través de la democracia se puede llevar adelante el desarrollo y la integración de nuestros pueblos.

Por ultimo, la democracia, supone la participación de todos los que habitamos esta América, para hacer realidad la equidad social, para nosotros y las generaciones venideras.

Muchísimas gracias.