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Rafael Antonio Bielsa

Viernes 29 Octubre 2004
Discurso del Sr. Canciller Rafael Antonio Bielsa
Almuerzo ofrecido a la canciller de Colombia Carolina Barco Isakson
Discurso de invitación al brindis

Amigos:

Voy a proponer un brindis por nuestra huésped ahora condecorada, nuestra amiga, la canciller de Colombia Carolina Barco Isakson. Como ustedes saben, la República Argentina sólo condecora a ciudadanos extranjeros, pero en el caso de la canciller Barco es bastante difí cil estar seguros de su condición de no-argentina.

¿Cómo podía imaginar el sueco ingeniero Isakson, enfrascado en el petróleo de la Patagonia, que la nacionalidad argentina es pegajosa como el ius soli, y que ponía en riesgo la posibilidad de que su descendiente recibiera la Orden del Libertador?

Ahora que la Gran Cruz luce merecida en usted, canciller, puede estar tranquila y confesarnos su nacionalidad argentina de corazón, las historias de soledades patagónicas que también la formaron en la infancia (y la patria es la infancia).

No es infrecuente este problema con los colombianos. Hace unos diez años se implantó entre nuestros países un sistema de intercambio estudiantil universitario, que resultó especialmente fructífero en la corriente de estudiantes colombianos de medicina que llegaron y siguen llegando para estudiar y graduarse en la Argentina. Con ellos tenemos el mismo "problema": se nos van de vuelta a la Medellín de la desgracia inmortal de Carlos Gardel, a la Barranquilla del poema acuático de Nicolás Guillén que muchos argentinos conocemos ("ay, qué lejos Barranquilla..."), a Santiago de Cali (la del América de Cali, nada menos), a la populosa Bogotá... Pero esos colombianos que se nos van, se van a su tierra casi más argentinos que algunos que se nos quedan, rebeldes, enamorados, regalando su inigualable habla correcta y sabrosa en nuestras facultades de medicina, en nuestra sociedad.

Voy a proponer un brindis por lo bueno que es sabernos acompañados desde el norte por Gabriel García Márquez (de relación tan especial con la Argentina) y por Fernando Botero (cuyas estatuas enriquecen también a Buenos Aires), o más recientemente por los "sueños" de Luis Roldán o las "letargias" de Johanna Calle. Todos ellos, y muchos otros, son la avanzada de Colombia en la Argentina y esta tierra los recibe como propios.

Voy a proponer finalmente un brindis por ambos pueblos, que siguen necesitando ciertas cosas básicas que en otras partes del mundo se dan por sentadas: paz, trabajo, justicia, una vida digna. Esperemos estar desde los gobiernos a la altura de esas necesidades. Nuestra homenajeada de hoy, la canciller Carolina Barco, indudablemente lo está.

Canciller, amigos: por Colombia, por la Argentina...