Inicio / Noticias / Discursos

Rafael Antonio Bielsa

Lunes 18 Octubre 2004
Discurso del Sr. Canciller Rafael Antonio Bielsa
XIII Consejo de Ministros de la ALADI
Intervención del Canciller Bielsa

Señor Presidente del Consejo de Ministros de la ALADI,
Señores Ministros,
Señores Miembros de las delegaciones oficiales,
Señores Representantes Permanentes,
Señor Secretario General de la ALADI,
Señores Secretarios Generales Adjuntos,
Señores Representantes de los Países y Organismos Observadores,
Señoras y Señores.

Quisiera agradecer a las autoridades de la República Oriental del Uruguay y de esta Asociación, por el siempre cálido y fraternal recibimiento brindado a mi persona y a mi delegación. Permítanme señalarles que constituye un gran honor para mí estar presente con todos ustedes en esta, "la casa" de la integración, para celebrar la XIII Reunión del Consejo de Ministros.

En primer lugar, porque el Gobierno del Sr. Presidente Kirchner otorga una altísima prioridad a la integración regional, considerándola como una de las políticas de Estado por excelencia de mi país, que goza asimismo de un grado de consenso inusual entre los argentinos. Este consenso involucra a todos los sectores, público y privado, al Congreso, las entidades académicas y a la sociedad civil en general.

En segundo lugar, porque hoy asistimos al inicio de una nueva etapa en la vida institucional de la ALADI, que nos brinda una oportunidad invalorable para contribuir directamente al perfeccionamiento y consolidación de la integración latinoamericana, valor que siempre hemos defendido con la mayor convicción.

En tercer lugar, porque no concebimos la integración regional como la conformación de una fortaleza amurallada de carácter proteccionista. Por el contrario, la vemos desde una perspectiva de regionalismo abierto que nos permite continuar creando comercio y mejorar la competitividad de nuestras economías para lograr una participación más relevante en los flujos de comercio e inversiones internacionales.

Considero que no es sólo el mandato de la historia o de nuestra identidad cultural lo que nos empuja hacia la unión de nuestras fuerzas, sino también una realidad mundial que se nos impone. El mundo que nos toca vivir está marcado por la globalización, la regionalización y profundas modificaciones en el orden político y económico construido al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

A ese escenario pleno de incertidumbres se agregan dramáticas amenazas como el terrorismo, el narcotráfico y los fundamentalismos de diversos tipos; además de nuevos desafíos como la volatilidad de los flujos financieros, la concentración de las riquezas y la degradación del planeta por citar solo algunos.

La sola mención de los problemas indica que la realidad no se detiene en las fronteras que exhiben nuestros manuales. La integración, que podía parecer un concepto utópico, se ha transformado en el desafío de adecuación a la realidad y parte de las decisiones que hoy adoptaremos representan la voluntad de dar respuestas puntuales a cada uno de dichos problemas.

Amigos míos, recordemos que es en los momentos difíciles cuando los principios rectores del Tratado de Montevideo 1980 muestran su absoluta vigencia, y así lo hemos ratificado en oportunidad de la XII Reunión del Consejo de Ministros de la ALADI.

También son estos mismos principios los que hace ya más de una década nos embarcaron en la conformación del MERCOSUR junto con Brasil, Paraguay y Uruguay y los que permitieron afianzar los vínculos de ese emprendimiento conjunto con Bolivia, Chile, Perú, México y Venezuela.

El éxito del proceso debe medirse no sólo en términos económico-comerciales, sino -lo que es aún más destacable- en que ha sentado bases irreversibles al lograr que avancemos en la integración política, fronteriza, en educación, salud, cuestiones aduaneras, infraestructura, integración energética y en los más diversos campos, todo ello al amparo de una avanzada consolidación democrática en la región.

Esto es así, porque en los países hermanos encontramos basamentos comunes para construir nuestro proceso de integración. Avancemos paso a paso nos dicen algunos, pero asegurémonos que no haya retrocesos ni estancamientos: Que la consigna sea avanzar cada día un paso.

En tal sentido, no puedo dejar de destacar los avances registrados en el marco del relacionamiento entre el MERCOSUR y la Comunidad Andina, que deberán concretarse con la entrada en vigencia de los Acuerdos de Libre Comercio, y entre el MERCOSUR y México. La creciente liberalización comercial entre estos actores -a lo que se suman los acuerdos ya existentes entre todos los miembros de ALADI- permiten dar un paso fundamental para el cumplimiento de los objetivos del Tratado de Montevideo de 1980 y la conformación de un espacio de libre comercio latinoamericano.

En este contexto, las recientes expresiones de voluntad relativas a la conformación de una comunidad sudamericana / latinoamericana de naciones; el proceso de fortalecimiento político institucional del MERCOSUR y de la Comunidad Andina; los trabajos en marcha para lograr un salto cualitativo en el MERCOSUR (con énfasis en temas descuidados desde la creación del bloque regional tales como infraestructura, energía, migraciones, cultura y desarrollo laboral y social, entre otros); así como las decisiones que hoy adoptaremos sobre un nuevo perfil para la ALADI, configuran un escenario que exige una reflexión estratégica sobre los pasos a seguir en la integración regional.

Ustedes ya conocen la importancia económico-comercial que la ALADI tiene para la República Argentina. Sus países miembros han constituido en los últimos años el destino de mas del 40% de sus exportaciones, cifra que cobra aún mayor relevancia si consideramos que a estos mercados se dirige mas del 60 % de nuestras exportaciones de manufacturas.

Deseo resaltar, además, la trascendencia política que este organismo tiene para mi país y lo mucho que valoramos contar con un foro permanente de relacionamiento y eventual coordinación con nuestros socios de América Latina, con quienes nos unen lazos histórico culturales de suma relevancia.

En el entendido que las instituciones deben ser lo suficientemente flexibles para permanecer funcionales a los intereses de los miembros que la constituyen, quiero transmitir la conformidad de mi Gobierno con el nuevo perfil que viene desarrollando la Asociación y con los documentos que hoy suscribiremos.

Muchas de las tareas realizadas por la ALADI no son "visibles" desde el punto de vista político, pero conforman la estructura que posibilita la fluidez del comercio sujeto a preferencias en la región (que hoy supera el 80% del comercio total intrarregional). Entre ellas, debemos mencionar el apoyo a las negociaciones bilaterales, subregionales y multilaterales que emprenden nuestros países, la protocolización de los instrumentos adoptados, la administración de los sistemas de certificación de origen, los dictámenes de clasificación aduanera, la elaboración de estudios de impacto y análisis estadísticos solicitados por los países miembros.

Deseo destacar que en esta oportunidad, reafirmaremos la Estrategia Negociadora de nuestros países en el marco regional, esto es el desarrollo y consolidación progresiva del espacio de libre comercio en la ALADI a través de la profundización de los acuerdos ya suscritos y la promoción de las negociaciones en curso o que se emprendan para suscribir acuerdos de libre comercio.

También quiero remarcar la prioridad que mi país otorga a los avances en los temas que hemos convenido en denominar "materias complementarias al espacio de libre comercio", tales como integración física, integración digital, financiamiento del comercio, fomento productivo y desarrollo del comercio así como el relacionamiento con los sectores empresarial, laboral y académico.

En tal sentido, uno de los objetivos centrales de los próximos meses debe ser la realización de actividades que tiendan a abrir plenamente la Asociación a los diversos sectores económicos y sociales en la región y en el mundo.

Nuestras sociedades deben percibir claramente la utilidad de la ALADI y, particularmente, contamos en este ámbito con muchas herramientas para contribuir al desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, motor del crecimiento que nuestras economías requieren.

Sólo en este esquema podremos crear empleo, nuestra gran obsesión en el nuevo siglo, y avanzar hacia el definitivo desarrollo económico, político y social de los pueblos latinoamericanos.

Debo agregar que -a la luz de las restricciones que vienen sufriendo nuestras economías- resulta vital avanzar en las prioridades mencionadas sin abandonar las políticas de reforma estructural y reducción presupuestaria que hemos venido llevando a cabo en los últimos años en la Secretaría General.

Dentro de esas tareas el próximo año se deberá trabajar en una nueva propuesta de estructura orgánico funcional de la Secretaria para adaptarla a las necesidades y requerimientos de los países. Deberán emprenderse, además, tareas de coordinación de la Asociación con otros foros y organismos regionales e internacionales, a efectos de utilizar en la forma más eficiente los recursos humanos y económicos disponibles, evitando duplicidades de mandatos y competencias otorgados

Quisiera concluir esta primera intervención con algunos agradecimientos y una reflexión final.

El primer agradecimiento es para el Sr. Secretario General de la ALADI, Embajador Juan Francisco Rojas, quien luego de dos mandatos en ese cargo y otros tantos como Secretario general Adjunto ha demostrado una enorme vocación de servicio y un férreo compromiso con el proceso de integración regional.

Asimismo, deseo transmitir el mejor de los augurios a quien hoy designaremos Secretario General, mi amigo el Dr. Didier Opertti, y quisiera agradecerle de antemano -en nombre de mi país- que acepte tomar las riendas de esta Asociación en la nueva etapa que comienza. Le aseguro que contará con el apoyo de la República Argentina en el camino de profundización de la integración regional desde sus nuevas funciones en esta casa.

Como todos ustedes saben, tanto el Dr. Opertti como el Embajador Rojas a través de los diferentes cargos y responsabilidades asumidas en todo este tiempo, han demostrado que tienen "puesta la camiseta" de una América Latina unida. Gracias entonces a ambos por ello.

El tercer agradecimiento es hacia todos los países representados en esta casa por la reafirmación del respaldo a los legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de soberanía referida a la cuestión de las Islas Malvinas, apoyo que se materializará mediante la suscripción de una Declaración Especial del Consejo de Ministros de la ALADI

En cuarto lugar, hago también público mi agradecimiento a todos nuestros socios de la ALADI por el apoyo a los esfuerzos que el Gobierno y el Pueblo de la República Argentina estamos realizando en las negociaciones financieras internacionales.

Por último, quiero recordar que toda crisis constituye una fuente de oportunidades. Para que nuestra visión de la realidad sea tenida en cuenta por los centros de poder internacional, en el contexto de una globalización parcial cuyas anunciadas bondades aún no logran resolver -o al menos disminuir- nuestros problemas básicos, nuestra propuesta es más integración regional.

Deseo entonces que, frente a los desafíos que nos plantea el contexto internacional, la integración regional deje de ser una opción. Hoy este camino se torna un imperativo si queremos potenciar nuestras fuerzas individualmente insuficientes y así honrar nuestra verdadera deuda moral: el desarrollo social equitativo de los pueblos latinoamericanos.

Muchas gracias.