Por segunda vez desde que asumí la titularidad de la Cancillería, tengo el honor de compartir con ustedes la celebración del Día del Diplomático, fecha significativa para los integrantes del cuerpo permanente del Servicio Exterior de la Nación, en la que recordamos la labor que -de manera silenciosa y constante- nuestros diplomáticos desarrollan en defensa del interés nacional y de los derechos de nuestros conciudadanos.
Durante estos dieciséis meses de gestión, he tenido la satisfacción de comprobar la importancia de contar con un cuerpo profesional altamente capacitado y comprometido, imbuido de la responsabilidad que implica representar a la Nación. Un cuerpo profesional consustanciado con nuestra idea de la diplomacia como firmeza en la prudencia, audacia en la paciencia, claridad en la complejidad y coherencia en la diversidad.
Señoras y señores:
Iniciamos esta gestión de gobierno, hace más de un año atrás, conscientes de la necesidad de trabajar en pos del objetivo de cimentar la confiabilidad de la Argentina a nivel internacional. En tal sentido, con el valioso aporte de todos ustedes, procuramos demostrar que la racionalidad, la previsibilidad y la credibilidad de nuestras acciones y decisiones constituyen activos de nuestra Nación con los que nuestros interlocutores pueden y podrán contar.
Otra premisa fundamental de nuestra acción, desde el comienzo de la administración del Presidente Kirchner, ha sido la convicción de que -en el escenario del siglo XXI caracterizado por lo que se ha dado en denominar globalización tecnologizante- la única opción para América Latina en general y para la Argentina en particular se expresa a través del binomio integración - desarrollo. Una estrecha articulación de nuestra región constituye así la alternativa más idónea para preservar nuestra identidad nacional, incorporando a la misma una dimensión latinoamericana en función de nuestra comunidad de destino. La consolidación del MERCOSUR y su ampliación hacia la creación de un espacio sudamericano nos permite también ampliar nuestro margen de autonomía en el contexto que presentan las nuevas circunstancias mundiales.
En este mismo orden de ideas, y habiendo comprobado de modo dramático el fracaso del paradigma de la aquiescencia pragmática y de la monetización de las relaciones internacionales, nos propusimos desde un comienzo recuperar la centralidad de la política y, parafraseando a Carlos Álvarez, rescatarla "de su subordinación acrítica a los mercados, poniéndola al servicio de la solidaridad, la renovación de instituciones y la democratización de un orden que, a todas luces, debe ser incluyente y más justo".
Con estas convicciones -que he reseñado a grandes trazos- hemos desarrollado nuestra labor, conscientes también de la importancia de evitar la tentación o deformación de quedarnos en el diagnóstico y caer en otro de los males que, en forma recurrente, parece haber afectado en diversas instancias la capacidad de gestión de los argentinos: "la parálisis por el análisis". Hemos procurado, entonces, conjugar realismo con visión de futuro, sumando al diagnóstico de la situación, la dosis de creatividad necesaria para lograr los objetivos que nos hemos propuesto alcanzar.
Estimados amigos:
Creo firmemente que hemos avanzado razonablemente en el camino que nos hemos trazado: desplegar, en el marco de los márgenes que impone la situación relativa de nuestro país, una política exterior activa, orientada a ocupar con una postura propia -discreta, a la vez que sólida, prudente y profesional- todas las sillas disponibles en el concierto internacional.
A partir de nuestra sociedad estratégica con Brasil y con Chile y con el MERCOSUR como eje central de nuestra política exterior, la Argentina impulsa una agenda hemisférica e internacional basada en la lógica multilateral y el fortalecimiento de la paz, la seguridad y el estado de derecho a nivel global. En este contexto, convencidos de la estrecha interrelación que existe entre paz y desarrollo, promovemos la adecuación de las instituciones del sistema internacional de modo tal que reflejen el mundo de hoy y permitan la construcción de un orden mundial basado en los principios de justicia, equidad, democracia, participación, transparencia, responsabilidad e inclusión, que propugnamos a nivel nacional.
No son pocos los hechos que -con el esfuerzo de todos- hemos logrado concretar en estos meses de trabajo conjunto. A mero título enunciativo, quisiera destacar la suscripción del Consenso de Buenos Aires, instrumento de significativa importancia en la política exterior de nuestro hemisferio a partir de una afirmación inequívoca respecto de la integración regional como opción estratégica de inserción en el contexto internacional. Estimo también conducente hacer referencia a dos elementos centrales para vigorizar el proceso de integración, a los que hemos prestado particular atención: la promoción de una activa participación de la sociedad civil y la realización sistemática de encuentros de diálogo y coordinación política orientados a pasar de la instancia de la cooperación a la instrumentación de una política activa, resuelta y de creciente convergencia. En tal sentido, a título de ejemplo, en abril de 2004 se realizó en Buenos Aires el primer Encuentro del Foro Argentina - México. Visión y Perspectivas, un espacio de reflexión plural cuyo éxito constituyó la mejor prueba de que el respaldo de la sociedad civil es el marco adecuado para estimular los proyectos de acercamiento, enfatizando las áreas de coincidencia por sobre intereses sectoriales que no siempre atienden el bien del conjunto.
Con el fin de profundizar el proceso de integración latinoamericana y consolidar la presencia argentina en la región, hemos utilizado tres herramientas fundamentales: la cooperación en el marco del Fondo Argentino de Cooperación Horizontal, la difusión de nuestra cultura y la actuación de los voluntarios de la Comisión Cascos Blancos que brindan asistencia humanitaria en emergencias y llevan a cabo acciones de rehabilitación y reconstrucción para el desarrollo, cuya eficacia y abnegación hemos podido comprobar en circunstancias recientes y particularmente dramáticas.
Consciente de la imposibilidad de hacer en esta oportunidad un análisis exhaustivo de la gestión, quisiera también destacar otro punto de particular interés. Me refiero al ámbito de las negociaciones comerciales. Al respecto, la Argentina ha incrementado su participación en diversos andariveles de negociación, tanto bilaterales como regionales y multilaterales, sobre la base de un enfoque multipolar y abarcativo. En el ámbito multilateral, estamos desarrollando una diplomacia proactiva, en forma coordinada con nuestros socios de América Latina y demás regiones del mundo en desarrollo con el fin de mejorar nuestra capacidad de negociación y ampliar las oportunidades de alcanzar resultados más equilibrados. La creación del Grupo de los 20 y los acuerdos logrados en la reunión de la OMC celebrada recientemente en Ginebra constituyen ejemplos salientes de las potencialidades del camino emprendido en pos de una liberalización del comercio mundial que sea equitativa y beneficie a todos.
Señoras y señores:
Me referí al comienzo a la importancia que asignamos a cimentar la credibilidad de la Argentina en el plano internacional. Para ello debemos dejar definitivamente atrás un pasado caracterizado más por sus rupturas que por sus continuidades y generar y consolidar auténticas políticas de Estado. El Servicio Exterior de la Nación constituye un instrumento de crucial importancia para lograr este objetivo. En tal sentido, resulta alentador constatar que, en el marco de nuestra fracturada vida institucional, hemos podido preservar la continuidad del Instituto del Servicio Exterior de la Nación y la consiguiente profesionalidad del cuerpo diplomático, herramienta fundamental para consolidar el modelo de gestión al que aspiramos en el marco de nuestra concepción del Estado. Al respecto, hace pocos días, comprobamos -con un ejemplo concreto- los frutos que podemos esperar de un trabajo continuo, serio, coherente y consistente: me refiero al inicio de los trabajos de la Secretaría del Tratado Antártico.
En el marco de nuestros esfuerzos por consolidar la confiabilidad y la previsibilidad y promover la generación de políticas de Estado, quisiera hacer una breve referencia a dos herramientas de trabajo que hemos desarrollado y que estimo son particularmente significativas para el éxito de nuestra sensible labor: el sistema de gestión por objetivos, conocido por su sigla informática INFOGES y el sistema de seguimiento y monitoreo de los compromisos asumidos por la República o sistema SEGUIR que nos permite conocer en tiempo real el estado de situación de los acuerdos celebrados y, así, propender a su efectivo cumplimiento. La puesta en práctica de estos instrumentos constituye un valioso aporte para mejorar la eficacia de nuestra gestión y reducir la brecha entre la retórica y la praxis. Por otra parte, para un país que aspira a cimentar su credibilidad, "la importancia capital de la ejecución del acuerdo celebrado entre las partes como resultado de una negociación internacional no necesita ser demostrada", como bien afirmara un prestigioso Embajador argentino en una reciente publicación.
Señores Miembros del Servicio Exterior de la Nación:
Antes de concluir estas palabras, quisiera ratificar públicamente lo que entiendo ustedes ya conocen a partir de nuestra experiencia de trabajo compartida: mi firme compromiso con toda iniciativa que implique consolidar la profesionalidad del cuerpo diplomático y procurar una gestión más eficiente y eficaz. A título de ejemplo, quisiera destacar dos hechos que entiendo ilustran el compromiso al que he aludido: la conformación de una Junta Calificadora elegida por ustedes y el aval que hemos brindado a su labor, excluyendo interferencias indebidas, respaldo que renuevo en este acto, y la designación como Director del Instituto del Servicio Exterior de la Nación de un funcionario egresado de sus aulas.
Señoras y señores:
En esta fecha tan significativa, les reitero mi reconocimiento por su destacada labor y los insto a continuar nuestro trabajo en equipo en pos del interés de la Nación y el bienestar de nuestros ciudadanos, con el fin de que la Argentina alcance y consolide el liderazgo de innovación, de audacia, de creatividad, al que legítimamente puede y debe aspirar.
Muchas gracias.