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Rafael Antonio Bielsa

Viernes 17 Junio 2005
Discurso del Sr. Canciller Rafael Antonio Bielsa
Encuentro de Cooperación Científica y Tecnológica desde la Diáspora para el Desarrollo y el Empleo en la Argentina (Londres)
Inauguración de la tercera versión (leído por el embajador F. Mirré en nombre del Sr. Canciller)

Encontrarse, así, los argentinos, tan lejos de la Patria geográfica, es una manera perfecta de conjurar la nostalgia, de resolver el desarraigo, de encontrarse unos a otros, de derretir los alcances de la Diáspora. Sabemos que se dio en llamar diáspora a la dispersión del pueblo judío luego de la destrucción del Templo de Jerusalem, en el 70 d.c. por orden del Emperador Tito.

Un encuentro de estas características, que congrega amigablemente a profesionales argentinos en el exterior, es un ejemplo concreto de la Argentina deseada, de la Argentina imaginada. Los argentinos han pergeñado una iniciativa que vale la pena por su objetivo de fomentar el progreso, ayudar a la gente, brindar cooperación y mejorar la calidad de vida de propios y extraños.

Este evento fundamenta la idea de que nuestro país va más allá de sus fronteras, cementa la sensación de que la argentinidad circula reticularmente por todo el planeta, toda vez que alguien tenga esa cadencia al hablar, esa nostalgia de siempre, ese buen gusto para algunas cosas, esas ganas de ayudar, esa decencia y esa melancolía.

Este esfuerzo de los argentinos residentes en Gran Bretaña debe ser resaltado porque produce ayuda concreta, establece lazos genuinos entre la academia y la industria, genera empleo, identifica a nuestro país con la producción de conocimientos de excelencia, nos ayuda a ver mejor el futuro, nos permite articular una trama de personas decentes, laboriosas, positivas.

En tiempos del segundo Templo, cuando parte del pueblo judío ya vivía en la Diáspora de Babilonia, el Sanedrín les comunicaba la noticia del comienzo del nuevo mes mediante el encendido de hogueras en la cúspide de una serie de montañas que se extendían desde Judea hasta la Mesopotamia. Las maderas y los hombres ya estaban preparados desde antes, y apenas se elevaba el primer fuego en un monte cercano a Jerusalén, como en cadena se encendían las otras hogueras y la noticia llegaba bien pronto a los judíos del extranjero.

Los argentinos somos algo más que un pasaporte, tenemos más en común que la obsesión por el fútbol y el psicoanálisis: somos una comunidad, adentro y afuera de la Patria. Usemos la Embajada, la Cancillería, los contactos de los profesionales, los empresarios, los artistas, los turistas, usemos a los argentinos y a los británicos, apoyemonos mutuamente, todos, encendamos las hogueras: estemos juntos.

Me permito agradecer el esfuerzo de todos ustedes y saludo el seguro éxito de esta Tercera versión del Encuentro de Cooperación Científico y Tecnológica desde la Diáspora para el Desarrollo y el Empleo en la Argentina.

Muchas gracias.