El mate es una infusión a base de las hojas del Ilex paraguariensis, árbol nativo de la selva subtropical de América del Sur, cuyos orígenes se remontan a los pueblos originarios guaraníes.
En el siglo XVII la Compañía de Jesús llegó a la región y difundió el consumo de yerba mate en todo el Virreinato del Río de la Plata. El recipiente tradicional del mate era una calabaza que se fue ornamentando, a medida que la costumbre se extendió a todos los estratos sociales. En principio se incorporaron aplicaciones de oro y plata, luego se elaboraron en loza y porcelana.
Desde 1880 hasta la Segunda Guerra Mundial, los mates de porcelana eran de uso común entre la burguesía criolla y las clases populares de Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y Chile. Las piezas se importaban de Alemania, Checoslovaquia, Austria, Finlandia, Francia, Inglaterra, Países Bajos y Japón.
Estas piezas son de gran importancia para nuestro patrimonio intangible, ya que representan una costumbre esencial que perdura hasta nuestros días.
La tradición del mate está presente en los países vecinos, es por ello que en 2018 la “Yerba Mate” fue declarada patrimonio cultural regional, durante la 44° Reunión de Ministros de Cultura del Mercosur.
"El Mate es parte de nuestra identidad y constituye un importante factor para la integración de los países que componen el Mercosur"
A principios del siglo XX la familia Suescun-Benard, de Villa Ascasubi, Córdoba, comenzó a adquirir mates de porcelana en los almacenes de ramos generales. Su descendiente, el Ministro Oscar Suescun continuó la colección y donó una parte al Museo de la Diplomacia Argentina.