COPETE: Es la Belgrano II, la más aislada de las bases nacionales. Técnicos, científicos y especialistas lograron así uno de los objetivos más complejos de la Campaña nacional antártica de verano 2008 / 2009, en un trabajo conjunto de la Cancillería y el Ministerio de Defensa
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En la continuidad de la campaña nacional antártica de verano 2008/2009, cumpliendo con uno de sus objetivos más complejos, y en el marco de las políticas de Estado del Gobierno argentino con respecto a la Antártida, la Cancillería informa que concluyó ayer con éxito el reaprovisionamiento, para un período de dos años, de la Base Belgrano II, la más extrema y aislada del sistema antártico argentino, en una operación monitoreada por el canciller Jorge Taiana y las más altas autoridades del Ministerio de Defensa.
Belgrano II es una de las 6 bases permanentes del Sector antártico de nuestro país (hay 7 temporarias), y se puede acceder a ella únicamente en ésta época del año. Por eso, luego de casi dos años sin un aprovisionamiento total, el 15 de enero arribaron a la base argentina el buque polar ruso de investigación “Vasili Golovnin” y el rompehielos ruso “Dranitsyn”, contratados por el Gobierno nacional luego del incendio del Almirante Irízar, que está en reparación.
El “Dranitsyn” abrió la llamada “barrera de hielo”, es decir, las aguas antárticas congeladas, para que el “Golovnin” pudiera acceder a la base Belgrano II y se procedió al relevo de todo el personal (19 hombres reemplazaron a la actual dotación compuesta por 10 personas, entre científicos, técnicos y militares) y la descarga de combustible, víveres y medicamentos para la más austral de las bases argentinas, junto a la San Martín.
Al mismo tiempo, todo en un trabajo conjunto de la Cancillería y el Ministerio de Defensa, científicos y técnicos argentinos a bordo de los buques pudieron completar, junto a sus colegas de la Base Belgrano II, diferentes tareas científicas, de monitoreo y recambio de equipos vitales para el funcionamiento y el trabajo en la zona. Esos mismos especialistas seguirán viaje desde hoy a otras bases, tales como Orcadas, Jubany y Marambio, para entregar las provisiones correspondientes a cada una de ellas.
Hay que destacar que a partir de este año se desarrollará una mayor cantidad de actividades científicas en Base Belgrano II. Para ello, se instaló una estación sismográfica (se emplazó el sismógrafo más austral montado en roca firme en esas latitudes) y nuevos sistemas para medir con más detalle los niveles de ozono.
Estos últimos días, las actividades desarrolladas en Base Belgrano II fueron, entre otras el control de las instalaciones y equipamiento en general del laboratorio, se calibró el instrumento de medición de ozono, se concretó el lanzamiento de dos ‘ozono sondeos’ como training de los nuevos operadores, se realizó la coordinación de las actividades de magnetosfera y el control de espectrómetros (para medir también el nivel de ozono en la atmósfera).
Además, se realizó el montaje y puesta en servicio del equipo LIDAR (Light Detection And Ranking), que sirve para evaluar la magnitud del daño a la capa de ozono estratosférico que provoca el famoso \"agujero de ozono\" durante la primavera austral. El LIDAR utiliza un láser con un telescopio que apunta al cenit.
• PRESENCIA ARGENTINA EN LA ANTÁRTIDA Y LOGROS CIENTÍFICOS
Nuestro país lleva 104 años de presencia permanente e ininterrumpida en la Antártida. Un 22 de febrero de 1904 se izó el pabellón nacional en la primera base antártica permanente del mundo, en las Islas Orcadas del Sur, donde la Argentina instaló un Observatorio Meteorológico y Magnético junto con la primera Oficina de Correos de la Antártida. Ello consolidó una presencia que la Argentina ya tenía en las regiones antárticas desde la época de los foqueros criollos, hacia 1817.
La actividad de las bases permanente y temporarias que conforman el Sistema Antártico Nacional son una política de Estado y la muestra del compromiso de la Argentina con el afianzamiento de su soberanía en el continente blanco, el fortalecimiento del Sistema del Tratado Antártico y su vocación por la investigación científica, cumpliendo así los objetivos del Tratado: paz, ciencia, cooperación internacional y la preservación del medio ambiente.
Entre los logros científicos obtenidos en las bases de nuestro país se destaca el proyecto Genoma Blanco, llevado a cabo en cooperación entre el Instituto Antártico Argentino y el laboratorio Biosidus, y es una cabal muestra de las capacidades nacionales en materia de ciencia antártica. Científicos de ambas instituciones llevaron a cabo campañas que permitieron aislar más de 200 microorganismos altamente resistentes a ambientes extremos, de gran interés para la comunidad científica por su potencial para aplicaciones farmacéuticas e industriales.
El Tratado Antártico, concluído en 1959, proporciona la base del desarrollo de la ciencia, las actividades pacíficas y, fundamentalmente, la cooperación internacional en la Antártida. Fue concebido para evitar escenarios competitivos en torno a los recursos de la Antártida, y, para ello, se ha erigido a la cooperación internacional de las 46 partes consultivas y adherentes como elemento central de la actividad y las políticas antárticas.