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EL CANCILLER TIMERMAN PARTICIPÓ ANOCHE DE LA CENA DE SHERPAS DE LA CUMBRE DE SEGURIDAD NUCLEAR

Miércoles 3 Noviembre 2010
Información para la Prensa N°: 
489/10

El canciller Héctor Timerman participó ayer por la noche de la Primera Reunión Técnica de los Coordinadores Nacionales (“Sherpas”) que tuvo lugar en Buenos Aires con el fin de monitorear los compromisos asumidos en la Cumbre Internacional de Seguridad Nuclear que se celebró Washington, en abril de este año.

A continuación se transcribe el discurso completo que anoche pronunció el canciller Timerman durante la cena ofrecida a los coordinadores (“sherpas”) que participan del encuentro en el Palacio San Martín:

Discurso del Canciller Timerman
a los Sherpas de la Cumbre de Seguridad Nuclear
2 de noviembre de 2010

Señores Sherpas de la Cumbre de Seguridad Nuclear,
Señores Jefes de Delegación,
Señoras y Señores

Deseo en nombre de mi país expresar mi agradecimiento a todos Ustedes por su presencia en esta reunión, darles personalmente la bienvenida a Buenos Aires, y también manifestar mi reconocimiento a los países co-presidentes de este proceso, los Estados Unidos y la República de Corea, por el excelente trabajo que han comenzado hoy.

Como es conocido, la Argentina es un actor nuclear que actúa con la mayor responsabilidad en esta esfera, obrando en estricta conformidad con las salvaguardias acordadas con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y las reglas establecidas por el Grupo de Proveedores Nucleares.

Mi país sostiene firmemente el derecho al desarrollo pacífico de la tecnología nuclear reconocido por el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), una norma que consideramos de la más elevada jerarquía en la estructura jurídica de la no proliferación, el desarrollo científico nuclear, y el desarme. Conforme a sus normas, el desarrollo tecnológico nuclear de sus Estados Partes –cuando respeta estrictamente las normas internacionales- no debe sufrir ningún tipo de restricción.

Toda la sociedad argentina ha apoyado la política de estado en el campo del desarrollo nuclear, de la misma manera que lo hace con los derechos humanos y libertades fundamentales desde el retorno de la democracia hace ya más de 25 años.

La investigación atómica comenzó en mi país a mediados de los años cuarenta y ya cuenta con más de sesenta años de evolución. En el año 2006 se lanzó un nuevo Plan Nuclear Argentino. Como consecuencia de él, el Gobierno efectúa sostenidamente las inversiones necesarias para el establecimiento del programa de nuevas centrales nucleares de potencia y para la realización de los restantes objetivos del Plan.

La Argentina mantiene un compromiso permanente con la seguridad física de la actividad nuclear. Nuestros desarrollos tecnológicos en el campo nuclear han cumplido siempre –y lo han hecho estrictamente- con los más altos estándares y prácticas de seguridad, nacionales e internacionales.

Integramos –con nuestros hermanos latinoamericanos- la primera zona libre de armas nucleares del planeta, que fue establecida por el Tratado para la Eliminación de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe conocido como Tratado de Tlatelolco.

Permítanme aprovechar estas palabras para enfatizar la relación bilateral en materia nuclear con Brasil. Los aquí presentes recordamos que los analistas de seguridad internacional jugaban hasta avanzados los años 70 a predecir cual de los dos países llegaría antes a una bomba nuclear aún sin tener elementos sólidos para tamaña especulación, es que al mismo tiempo ambos países se miraban con recelo y hacían de la zona fronteriza un área altamente militarizada.

Pues bien, el proceso de acercamiento de ambos Estados comenzado en los 80 formó parte de una sinergia positiva que tuvo como ejes primeramente, a ambos sectores nucleares y, posteriormente, el MERCOSUR, esencialmente en el marco de un proceso de toma de decisiones encausadas por gobernantes elegidos democráticamente, que representaban cabalmente una voluntad popular guiada por la integración regional y no por una absurda rivalidad geopolítica. Nos hemos acercado en todos los rubros, salvo uno, pero olvídense de que vaya a hablar de fútbol en esta ocasión.

La Argentina y Brasil han renunciado a las armas nucleares desde su adhesión al Tratado de No Proliferación Nuclear y al acuerdo de Tlatelolco y junto a los demás países de América Latina ofrecieron al mundo el ejemplo de una vasta región densamente poblada libre da armas nucleares.

Por ello, una de las características que más profundamente definen la evolución del desarrollo nuclear de la Argentina, es nuestra decisión política de haber celebrado una asociación estratégica con Brasil. Esta decisión, adoptada hace ya casi dos décadas, se encuentra establecida en determinados instrumentos jurídicos, entre ellos y especialmente el Acuerdo Cuatripartito entre la Argentina, el Brasil, la Agencia Argentino-Brasileña para el Control y la Contabilidad de los Materiales Nucleares (ABACC), y el OIEA. Siendo la Argentina y el Brasil dos naciones que cuentan con un importante desarrollo en el campo de la tecnología nuclear, esta relación estratégica ha permitido la generación y el fortalecimiento de la confianza recíproca, que ha sido prioritario para ambos países.

Hoy estamos trabajando para complementar las ventajas comparativas de cada uno en todas las áreas de la tecnología nuclear.

Volviendo ahora a una perspectiva general, recordamos también que a principios de la década del noventa la actividad nuclear se vio seriamente postergada en casi todo el mundo, pero hoy se está reactivando con gran ímpetu al ser una de las fuentes masivas de energía sustitutivas de la emisión de gases que liberan carbono a la atmósfera, ofreciendo así una solución a uno de los más graves problemas mundiales de la actualidad.

La energía nuclear es así una importante herramienta para el desarrollo. Los países que –por su menor desarrollo económico- no han podido realizar inversiones en el campo nuclear, precisan cooperación y asistencia así como también transferencia tecnológica para lograr aprovechar los enormes beneficios que brinda la utilización civil y pacífica de la energía nuclear.

El ejercicio que lleva adelante la Cumbre de Seguridad Nuclear se funda en los riesgos que se plantean para la seguridad física nuclear. Sin lugar a dudas, uno de los más graves riesgos es el terrorismo. El terrorismo constituye una grave amenaza a la paz y a la seguridad internacionales, así como a la vida y dignidad humanas, a la convivencia pacífica y civilizada de los pueblos, a la democracia y al desarrollo social y económico, y la Argentina lo condena firmemente. Por eso debemos enfrentarlo con energía, siempre con el más pleno respeto al derecho internacional y a los derechos humanos.

Las armas de destrucción masiva no pueden ni deben caer en manos terroristas, así como tampoco sus componentes y vectores o los conocimientos vinculados a su control. Las potencias que poseen armas nucleares deben comprender el delicado rol que juegan en el campo de la seguridad física nuclear y advertir que la urgencia de cumplir sus compromisos de desarme –una asignatura aún pendiente- también se vincula con los peligros del terrorismo nuclear, ya que les ofrece las armas de uso directo para ejecutar sus amenazas.

La Argentina desea, por último, reiterar su reconocimiento y apoyo a la Organización de las Naciones Unidas y al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que tienen un rol central en relación con la no proliferación y la cooperación internacional para el desarrollo científico-tecnológico en el campo nuclear.

La iniciativa del Presidente Obama se encuentra ya avanzando hacia la etapa de su implementación. El trabajo iniciado debe continuar guiándose por el consenso, la coherencia, la tendencia hacia la universalidad, la transparencia y la responsabilidad. La reunión que hoy tiene lugar en Buenos Aires es una oportunidad para fortalecer nuestros entendimientos esenciales en ese sentido.

Muchas gracias.

Información para la prensa Nº 489/10
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