COPETE: El canciller Timerman presidió esta mañana la apertura del encuentro organizado por el Centro Simon Wiesenthal y la Fundación Verbe et Lumière – Vigilante y que cuenta con el auspicio de la UNESCO, de Bicentenario de Presidencia de la Nación y la Cancillería argentina.
El canciller Héctor Timerman presidió esta mañana en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación el seminario “Lecciones desde la oscuridad: Eutanasia, Banalidad del mal, Justicia, Alerta”, organizado por el Centro Simon Wiesenthal, la Asociación de Estudios Históricos Olokaustos y la Fundación Verbe et Lumière – Vigilante y que cuenta con el auspicio de la UNESCO, de Bicentenario de Presidencia de la Nación y la Cancillería argentina.
Timerman compartió el panel de apertura con Shimon Samuels, director de Relaciones Internacionales del Centro Simon Wiesenthal y Graciela Vaserman de Samuels, Chargeé de Misión de UNESCO.
“Los juicios a los criminales nazis como precedentes para los juicios por violaciones a los derechos humanos en la Argentina”; “Sistema de Alerta Temprana – Buenas prácticas y modelos de trabajo” y “la retórica e incitación al odio sesenta y cinco años después de la Segunda Guerra Mundial: propuestas de articulación preventiva”, son los paneles que tuvo este Seminario
En el marco de esta actividad –cuya ceremonia de clausura tendrá lugar a las 17:00– se realizó un homenaje a personas e instituciones que resistieron contra los nazis y contra la dictadura militar en la Argentina: Rosa Roisinblit, vicepresidenta de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo; Sara Rus, sobreviviente del Holocausto, integrante de Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora) y de la Asociación de Sobrevivientes de la Persecución Nazi; la Asociación Cultural Pestalozzi y la Fundación Tzedaká.
Al mediodía, se inauguró también la exposición de la muestra “La eutanasia nazi de las personas con discapacidades: las primeras víctimas de Hitler”, realizada por la Asociación Olokaustos de Venecia.
A continuación se transcribe el discurso completo del Canciller argentino en la conferencia que tuvo lugar esta mañana en el Auditorio del ISEN.
“Señores representantes de las instituciones organizadoras,
Sr. Director de Relaciones Internacionales del Centro Simon Wiesenthal,
Miembros del cuerpo diplomático extranjero acreditado en el país,
Señoras y señores,
Les doy la más cordial bienvenida al Auditorio del Instituto del Servicio Exterior de la Nación para participar de este seminario que tengo el honor de inaugurar, que considero un acto necesario enmarcado en el permanente ejercicio de la memoria que nuestro país lleva adelante.
En el año del bicentenario, fecha de conmemoración y reflexión sobre nuestros logros y desafíos como nación, este encuentro se presenta como una nueva oportunidad para renovar nuestro compromiso con la promoción y protección de los derechos humanos y con la lucha contra la impunidad y el olvido.
Quisiera hacer un especial reconocimiento a individuos e instituciones, muchas de las cuales se encuentran presentes o representadas en esta oportunidad, que nos han dado incontables ejemplos en el campo de los derechos humanos y que han inspirado con su entrega personal y compromiso institucional las políticas que se llevan a cabo desde el Estado nacional desde la recuperación de la democracia en 1983.
Desde aquel año hemos enfrentado, con vaivenes, las consecuencias de un trágico pasado de violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos. Hemos recorrido un trayecto complejo pero a lo largo del cual se ha logrado cambios profundos y positivos en el ordenamiento legal interno y en la sociedad.
La gestión de gobierno iniciada en 2003 ha demostrado una voluntad decisiva y determinante en favor del juzgamiento de los responsables de las masivas violaciones a los derechos humanos. La tarea no ha concluido: debemos proseguir con el ambicioso objetivo de construir una sociedad inclusiva y sin discriminaciones, fortaleciendo los valores de la memoria, la verdad, la justicia y la reparación.
Nuestro país se ha convertido en un firme impulsor de algunas de las más importantes iniciativas en materia de promoción y protección de los derechos humanos.
Así, hemos mantenido un papel activo en las negociaciones que concluyeron con la adopción del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
En el marco del Consejo de Derechos Humanos, hemos presentado una resolución en la que se reconoce por primera vez, en materia de violaciones manifiestas de derechos humanos, la autonomía del derecho a la verdad.
Hemos liderado, junto con Francia, el proceso que llevó a la adopción de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas Contra las Desapariciones Forzadas.
También, hemos merecido el reconocimiento internacional por la iniciativa de utilizar la genética forense ante graves violaciones a los derechos humanos, en el marco del Consejo de Derechos Humanos y las actividades y servicios del Equipo Argentino de Argentina Forense, una organización científica, no gubernamental y sin fines de lucro, que aplica las ciencias forenses a la investigación de violaciones a los derechos humanos.
Otra decisión de trascendencia para nuestro país fue su incorporación, como miembro pleno, en la “task force” para la Educación, Rememoración e Investigación del Holocausto, más conocida por sus siglas en inglés “ITF”. En ese marco, hemos desarrollado una experiencia inédita y muy positiva: la constitución del capítulo argentino de la ITF, conformada por el Estado nacional y por las principales organizaciones de la sociedad civil comprometidas con la defensa de la pluralidad, la educación y el respeto de los derechos humanos.
Entre las medidas adoptadas por el capítulo argentino quiero destacar la decisión tomada el año pasado de incorporar, de modo obligatorio, la enseñanza del holocausto en todas las instancias de la educación en la República Argentina.
El holocausto y los demás genocidios nos han legado la imagen del horror, de un aparato estatal que, en lugar de proteger a sus ciudadanos, se convierte en su exterminador, dedicando su maquinaria a la persecución, al saqueo, la destrucción y la negación de sus víctimas.
Hoy también inauguramos una exposición en la planta baja de este edificio, denominada “La eutanasia nazi de las personas con discapacidades: las primeras víctimas de Hitler”, creada por la asociación de estudios históricos Olokaustos. Esta muestra nos revela la más cruda negación de la condición humana y nos convoca a estar alertas para evitar que horrores similares vuelvan a producirse.
Las consecuencias de tales atrocidades trascienden las fronteras y el tiempo. Una sociedad no cura males como el odio y la discriminación mirando hacia un costado, soslayando sus muertos y a los culpables. Ninguna sociedad puede regenerarse si no encuentra nuevamente la paz en la justicia y la reparación.
Para concluir, quisiera recordar las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-Moon, quien, con motivo del décimo tercer aniversario del genocidio de Rwanda, dijo: “la prevención del genocidio es una responsabilidad individual y colectiva en la cual los gobiernos, los medios de información, las organizaciones de la sociedad civil, los grupos religiosos y todos y cada uno de nosotros tiene una responsabilidad”.
El Gobierno argentino comparte esta visión. Esperamos que este seminario contribuya a aunar las energías de los gobiernos, las sociedades civiles y los organismos internacionales en el fortalecimiento de la concientización de la sociedad, a fin de impedir que los genocidios y las graves violaciones a los derechos humanos sigan repitiéndose en el mundo.
Muchas gracias”
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