El Palacio San Martín, tradicional sede la Cancillería argentina y monumento histórico nacional, será este sábado un protagonista destacado de la Noche de los Museos, con su impactante arquitectura -única en su estilo-, su colección contemporánea de arte argentino y latinoamericano, los documentos del Archivo de la Cancillería –uno de los más importantes de Latinoamérica y que en esta edición exhibirá nuevo material- y el Museo de la Diplomacia.
Esta participación del Palacio San Martín fue impulsada ya desde el año pasado por el canciller Jorge Taiana, quien en esta ocasión no estará presente ya que será parte, acompañando a la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, de la reunión del llamado Grupo de los 20 (G20) que se realizará en la ciudad de Washington, Estados Unidos. Taiana dispuso que, en su lugar, las más altas autoridades de la Cancillería estén presentes en el evento.
La Cancillería ofrece -además de los numerosos ámbitos del Palacio- la posibilidad de disfrutar las actividades de música e instalaciones multimedia previstas para la ocasión, todo con entrada gratuita, desde las 19 hasta las 2 hs., con acceso por el ingreso principal, Arenales 761. Los guías acompañarán a los visitantes por las salas de arte, el archivo y el Museo, entre otros ambientes del Palacio.
Como parte de las actividades de esta edición, en el comedor chico de la casa 3 (el Palacio se divide en tres casas) se va a recrear una cena diplomática del siglo XIX, representando lo que era el armado, la vajilla y las normas de protocolo de la época, y en el comedor grande se va a exhibir una muestra conjunta de fotos y documentos del Archivo General de la Nación y el Archivo de la Cancillería.
LA REFACCIÓN DEL PALACIO SAN MARTÍN
El Palacio fue reinaugurado a fines de 2007, en ocasión del saludo oficial y de la cena ofrecida por el entonces Presidente de la Nación, Néstor Kirchner, y la entonces Presidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, a los Jefes de Estado y de Gobierno invitados a la ceremonia y a sus delegaciones, un día antes del acto formal de asunción.
Las obras de refacción comenzaron en septiembre de 2005, por instrucción del canciller Taiana. Consistieron, principalmente, en la recuperación gradual de las fachadas exteriores originales, cuyo material más importantes es la llamada “piedra parís”, con su particular consistencia, brillo y tonalidad. En una refacción anterior, que comenzó a mediados de la década del ’90, ese material fue afectado por una pintura utilizada y unos químicos que dañaron su gama original. Por eso, la Cancillería convocó a la misma empresa y la instó a limpiar y reparar el trabajo mal hecho, tal como lo hizo finalmente y por un costo mínimo.
Las tareas de reconstrucción, progresivas y escalonadas, incluyeron a todos los frentes del Palacio, tanto el que da a la calle Arenales, como el que da a Esmeralda y el que descansa sobre la calle Basabilvaso. Se revalorizaron y recuperaron todas las piezas originales, se utilizaron hidrorepelentes (con agua a baja presión) para quitar los químicos que lastimaron el material, y se usaron pinturas específicas y de última generación para proteger al máximo los muros de las inclemencias del tiempo.
Además, se restauró el Patio de Honor (donde se recibe a las personalidades de todo el mundo), balcones, viñetas, los patios internos de menor diámetro, las fuentes, algunas piezas de herrería, la ronda techada del segundo piso, y se refaccionaron las luces de las galerías en todos los niveles. También se repararon todos los caños de desagüe pluvial, que por su deterioro producían filtraciones.
LA HISTORIA DEL PALACIO SAN MARTÍN
El actual Palacio San Martín fue construído entre 1905 y 1909, y se inauguró recién en 1911. El arquitecto encargado de la obra fue Alejandro Christophersen (1866-1946). El momento de mayor apogeo del Palacio fue el festejo del Centenario, en 1916, cuando se hizo el baile oficial.
En su origen, la planta baja era para los depósitos, sala de máquinas, caldera, bodega y dependencias para el personal de servicio masculino. El lugar público y central de la casa, con salas y salones de recepción, coincidía con la ubicación del piano. El primer piso correspondía a las habitaciones privadas y en la buhardilla estaban los ambientes de la servidumbre femenina y los cuartos de trabajo, de lavado y planchado de ropa.
Se destacan el Salón Dorado, que era el lugar de reunión de las mujeres, con su pintura en el techo de Michelle Rondenay, fechada en 1910, en una imagen que remite a la conquista de América y la Fortuna. Actualmente es el ámbito donde se firman tratados internacionales y se condecora a los extranjeros; el Salón Comedor, de un estilo del renacimiento inglés; y el jardín de invierno de los hombres, separado del de las mujeres.
SEDE DE LA CANCILLERÍA
El Gobierno argentino compra el Palacio a la familia Anchorena en 1936, por la suma de 1.500.000 pesos para utilizarlo como sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. Cuenta en su interior con obras de artistas argentinos y americanos del siglo XX como Antonio Berni, Pablo Curatella Manes, Lino Enea Spilimbergo y Roberto Matta, entre otros, y una colección única de Arte Precolombino con piezas de cerámica, piedras y metales de culturas del noroeste de nuestro país (San Francisco, Vaquerias, Condorhuasi, Cienaga, Aguada y Santa María). Cuenta, además, con una biblioteca especializada en derecho internacional e historia de las relaciones internacionales.
EL MUSEO DE LA DIPLOMACIA
El museo de la diplomacia refleja la construcción de la historia de nuestra política exterior. Entre las figuras que forman parte de esta sala, se destaca la de Carlos Saavedra Lamas, Ministro de Relaciones Exteriores y Culto en 1932, quien fue el primer latinoamericano en recibir el Premio Nobel (de la paz) en 1936. A sus 58 años, recibió el reconocimiento por su mediación en la Guerra del Chaco
Por otro lado, dentro de la variedad de objetos que tiene el Museo, están los uniformes diplomáticos que se usaban entre fines del siglo XIX y la primera mitad del XX (hasta 1940 aproximadamente), de uso obligatorio para todo evento oficial (negociaciones importantes, entrega de condecoraciones o medallas, en grandes recepciones formales, etc.) que cayeron en desuso a partir de los años ’50