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SE TRANSCRIBE A CONTINUACION EL DISCURSO DEL CANCILLER RAFAEL BIELSA DURANTE LA SESION DEL COMITE ESPECIAL DE DESCOLONIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE LA CUESTION MALVINAS

Lunes 16 Junio 2003
Información para la Prensa N°: 
104/2003

“Señor Presidente,

Es ésta la primera vez que, como Ministro de Relaciones
Exteriores de mi país, llego a las Naciones Unidas, para tener
el honor de dirigirme a este Comité Especial de Descolonización.
Deseo, en primer lugar, felicitar al Señor Presidente y a los
demás miembros de la Mesa por su esfuerzo en favor de la erradicación
del colonialismo, objetivo que mi país comparte.

Estoy aquí hoy para referirme a una cuestión
colonial de primordial importancia que aún se halla irresuelta:
la de las Islas Malvinas. Desde 1965, diez resoluciones de la Asamblea
General de las Naciones Unidas han reconocido la existencia de la controversia
de soberanía sobre las Islas Malvinas. Al efecto, debemos conciliar
el respeto a la integridad territorial de la República Argentina
con el reconocimiento de los intereses de los habitantes de las islas.

En 1985 la Asamblea General reafirmó esta posición
al descartar la aplicabilidad de la autodeterminación al caso
colonial de las Islas Malvinas.

Por esa razón, este Comité ha calificado
a la Cuestión como una situación colonial especial y particular,
y ha pedido reiteradamente a la República Argentina y al Reino
Unido la reanudación de las negociaciones bilaterales, a fin
de encontrar a la mayor brevedad posible una solución pacífica
a la controversia sobre soberanía.

Señor Presidente,

La recuperación del ejercicio pleno de la soberanía,
respetando el modo de vida de los habitantes de las islas y conforme
al derecho internacional, es un mandato cuyo cumplimiento dispone la
Constitución Nacional argentina. Este objetivo irrenunciable
del pueblo argentino es una política de Estado continuada por
el nuevo Gobierno. En su discurso inaugural el Presidente Néstor
Kirchner destacó que viene del sur argentino imbuido de la cultura
malvinera, y que sostendrá inclaudicablemente aquella política.

Desde el inicio de su vida independiente en 1810, la República
Argentina exteriorizó a través de numerosos actos de gobierno
su voluntad de ejercer su soberanía efectiva sobre los archipiélagos
y espacios marítimos del Atlántico Sur heredados de España.
Hace muy pocos días se cumplió otro aniversario del 10
de junio de 1829, en que el gobierno de entonces estableció la
“Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y
las adyacentes al Cabo de Hornos en el Mar Atlántico” y
se nombró el primer gobernador argentino residente en el territorio.

El 3 de enero de 1833 fuerzas británicas ocuparon
las Islas Malvinas, expulsando a la población y a las autoridades
argentinas allí establecidas. El mantenimiento de esta situación
no puede ser considerado generador de derechos sobre esos territorios
en favor del Reino Unido ni de sus súbditos, establecidos allí
por la potencia ocupante.

Por eso, a ciento setenta años de la ocupación
militar británica de esos archipiélagos, continúa
resultando necesario que las partes en esta disputa se comprometan con
la reanudación de las negociaciones que no han podido ser restablecidas
por la sostenida renuencia de una de ellas. Al mismo tiempo, es igualmente
importante que los miembros de este Comité continúen cooperando
con ese objetivo.

La permanente disposición de mi país a solucionar
de manera pacífica y definitiva la disputa de soberanía,
tal como lo disponen las resoluciones de la Asamblea General y de este
Comité, no ha recibido hasta ahora una muestra de voluntad concordante
de la contraparte en esta controversia, el Reino Unido de Gran Bretaña
e Irlanda del Norte.

No es aceptable que el enfrentamiento entre un gobierno
militar argentino y el Reino Unido sea aprovechado por éste para
apartarse de la negociación acerca de la soberanía que
había consentido y emprendido entre 1966 y 1982, desconociendo
Resoluciones de la Asamblea General.

Tampoco es aceptable, mas aún nos molesta y nos
ofende, que se quiera reducir la cuestión a un llamado a renunciar
a una justa e histórica reivindicación.

Señor Presidente,

Por la Declaración Conjunta del 19 de octubre de
1989 la República Argentina y el Reino Unido acordaron la normalización
de sus relaciones bilaterales y convinieron en aplicar la cláusula
de salvaguardia mediante la cual ambos países resguardan sus
respectivas posiciones en la controversia acerca de la soberanía
de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios
marítimos circundantes.

Han resultado útiles algunos de los entendimientos
bajo fórmula de soberanía alcanzados desde entonces por
mi país y el Reino Unido respecto de aspectos prácticos
relacionados con el Atlántico Sur. La Argentina los viene aplicando
de acuerdo con los principios de la Carta de las Naciones Unidas, con
el propósito de generar un ambiente propicio para avanzar hacia
la solución de la disputa. Sin embargo, a pesar de ello, la ocupación
británica persiste, no se han reanudado las negociaciones y la
Cuestión Malvinas continúa sin ser resuelta.

La República Argentina sostiene la vigencia de
estos entendimientos que se refieren, entre otros temas, a la conservación
de los recursos pesqueros y a las comunicaciones entre las islas y el
continente. Sin embargo, estos entendimientos no son ni podrán
ser considerados ni como expresión ni como aceptación
de un status quo. Al mismo tiempo, quiero destacar que mi país
ha protestado y continuará protestando los actos unilaterales
británicos en el área en disputa.

Dichos entendimientos tampoco son un sucedáneo
de la solución definitiva de la disputa de soberanía,
que es la única manera de ponerle fin en beneficio de todos los
habitantes de la región. Esta solución sólo podrá
alcanzarse con la reanudación de las negociaciones entre la República
Argentina y el Reino Unido, a lo cual una y otra vez y año tras
año han venido llamando la Asamblea General, este Comité
y la Organización de Estados Americanos.

No obstante, mi país está dispuesto a emprender
un diálogo renovado con el Reino Unido que nos lleve a materializar
otros pasos prácticos e innovadores que favorezcan la solución
de la controversia.

Señor Presidente,

La disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas,
Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos
circundantes sólo puede ser resuelta por los dos Gobiernos parte.
Desde hace dos décadas el Gobierno argentino ha venido destacando
ante este Comité su disposición permanente a negociar
y ha expresado su respaldo inequívoco a las sucesivas resoluciones
sobre la Cuestión Malvinas. Deseo reafirmar, una vez más,
la voluntad de mi país a contribuir a este objetivo.

Al mismo tiempo, exhorto al Reino Unido a responder de
manera afirmativa a la disposición argentina a negociar, ajustándose
así a esas resoluciones.

Señor Presidente,

Animado por el compromiso inclaudicable de mi país
con los elevados objetivos de este Comité, alentado por sus continuados
esfuerzos por resolver las cuestiones coloniales que le fueron encomendadas
e inspirado por el más profundo respeto por el modo de vida de
los isleños y teniendo en cuenta sus intereses, deseo expresar
a sus distinguidos miembros que espero que este nuevo pronunciamiento
en favor de la reanudación de las negociaciones de soberanía
contribuya a tan impostergable objetivo.

Deseo expresar mi reconocimiento a los países latinoamericanos
por haber copatrocinado el proyecto de resolución y a todos los
demás países aquí presentes, por su permanente
contribución a la búsqueda de la solución definitiva
de esta disputa.

Por último, quiero destacar que sabemos que será
una Argentina predecible, constante y atractiva la que contribuirá
responsablemente a la solución definitiva de esta controversia.

Muchas gracias.”

 

16 de junio de 2003