Señor presidente:
No estaba prevista nuestra participación en esta reunión.
Pero por la significación de los hechos y la preocupación que los mismos han suscitado en la Argentina, el presidente Carlos Saúl Menem me ha solicitado que haga presente nuestras profundas preocupaciones.
Nada de lo que ocurre en el medio oriente nos es ajeno, porque estamos ligados con esa región por estrechos vínculos étnicos, religiosos y culturales.
La Argentina, tierra de inmigración, ha visto su población nutrida y enriquecida por ciudadanos tanto de origen árabe como israelí.
En nuestro territorio conviven armoniosamente comunidades procedentes de esa región, sin distingos de raza o credo.
Hoy queremos unir nuestra voz a la de todos aquellos gobiernos que en el curso de este debate han hecho un solemne llamamiento a la preservación de la seguridad y de la paz en la franja occidental, gaza y jerusalén.
En distintos foros y en diversas oportunidades, mi país ha brindado su apoyo a la concreción del programa de paz que surgió de los acuerdos de Madrid y Oslo y que fueran objeto en su momento del beneplácito generalizado de la comunidad internacional.
Las esperanzas de una paz duradera surgidas a partir de ese proceso se han ahora visto empañadas por actitudes rígidas y obstinadas que no se compadecen con la letra y el espíritu de esos acuerdos.
Quiero expresar la preocupación de mi gobierno por los gravísimos incidentes producidos, susceptibles de poner en peligro la marcha de ese proceso. Exhortamos a todas las partes involucradas a que actúen con la mayor cordura y responsabilidad para impedir el agravamiento de la situación.
En la moderación de las políticas reside la seguridad de los pueblos que ciertamente no descansa en formulas maximalistas. La creciente situación de inestabilidad juega en favor de los sectores extremistas que no desean de ninguna manera el éxito de este proceso de paz.
Hacemos un llamamiento a todas las partes a respetar escrupulosamente los acuerdos de paz suscriptos. Es necesario que vuelvan a imperar las condiciones indispensables para que el diálogo iniciado fructifique y se consolide. Es igualmente imperativo reiniciar el proceso de negociaciones.
Aquellos sobre los que recae la mayor responsabilidad en el mantenimiento de las condiciones de paz y seguridad son quienes deben actuar con la mayor cautela y equilibrio.
Señor presidente,
Instamos a este Organo, que no ha cesado en la búsqueda. De una solución pacífica en Medio Oriente, a continuar contribuyendo con sus esfuerzos para poner fin al derramamiento de sangre y a recrear las condiciones propicias para el diálogo y la negociación.
Deseo expresar en nombre del gobierno y pueblo argentino nuestras condolencias a todas las víctimas de estos trágicos acontecimientos y a sus familiares.
Permítaseme concluir exhortando a todas las partes a encarar esta crisis, que ha desgarrado los pueblos esa región con prudencia, con moderación y con espíritu de tolerancia a fin de lograr una paz definitiva con seguridad y justicia.
Solo así será posible asegurar la convivencia entre todos los pueblos y naciones del oriente medio.