Estimados colegas:
Deseo que mis primeras palabras sean para saludar la oportunidad de la iniciativa para concretar esta reunión , en momentos en los que los recambios políticos en la región hacen necesario, a la vez que ofrecen la oportunidad, para renovar el impulso negociador en procura de nuestros objetivos comunes.
El hecho de encontrarnos en Montevideo, ciudad escogida como sede de la Secretaría Administrativa del MERCOSUR y de la ALADI y suerte de capital de la integración latinoamericana, nos ayuda a mirar desde una perspectiva más amplia el proceso de negociación en la que el MERCOSUR y la Comunidad Andina estamos embarcados. El Tratado de Montevideo de 1980 respondió a la necesidad de renovar el impulso integrador en la región mediante la adopción de un formato más flexible, siempre con el objetivo de conformar un mercado común entre las naciones latinoamericanas.
El pasado acuerdo del 6 de diciembre de 2002 por el que establecimos que nada menos que nueve naciones que componen la ALADI conformarán un Area de Libre Comercio, señala cuanto hemos avanzado en el proceso pautado por el Tratado de Montevideo.
También nos recuerda la inmensidad del desafío que tenemos por delante. El Area de Libre Comercio entre el MERCOSUR y la CAN será formada a partir de la convergencia de los Programas de Liberación Comercial que serán negociados por las Partes, en los que deberán quedar plasmados la desgravación arancelaria sin excepciones y la eliminación de restricciones y demás obstáculos que afecten el comercio recíproco, a fin de lograr la expansión y diversificación de los intercambios.
Creemos estar prontos a alcanzar un acuerdo MERCOSUR-Perú y estamos preparados para continuar con todos los países de la Comunidad. No obstante, de la velocidad con la enfrentemos las tareas que debemos encarar dependerá no sólo el éxito, sino también el rédito que podamos obtener de estos acuerdos. En ese sentido, espero que de nuestro encuentro pueda surgir un pronunciamiento claro de los pasos a seguir, una hoja de ruta que nos permita no perder el paso de otras iniciativas que, no por dejar de ser complementarias, acaben por arrastrar con su ímpetu el esfuerzo llevado a cabo hasta el momento.
Pasar de nuestros discursos a los hechos en la mesa de negociación es nuestra meta como responsables de la política exterior de nuestros países.
Me comprometo y los invito a que tomemos ese liderazgo.
Muchas gracias.