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Rafael Antonio Bielsa

Jueves 21 Abril 2005
Discurso del Sr. Canciller Rafael Antonio Bielsa
Homenaje a Rodolfo Puiggrós
Discurso del Canciller Bielsa

Señores miembros del Gabinete Nacional,
Señores legisladores,
Señores funcionarios,
Señoras y señores,
Estimados amigos,

Reseñar la vida y obra de Rodolfo Puiggrós es un verdadero desafío. Puiggrós fue muchas cosas y al mismo tiempo: periodista, historiador, polemista y militante. Así, clasifica cómodamente en la categoría de intelectual necesario, combinando rigor científico con convicción política.

Nacido en 1906, inicia a fines de la década del ´30 y principios del ´40 su militancia en las filas del partido comunista argentino (PCA), época de la que datan sus textos clásicos de historia: "Rosas el pequeño, "Los enciclopedistas", "De la colonia a la revolución", mientras dirige la revista de teoría marxista "Argumentos".

A mediados de la década del ´40 se escinde del PCA y funda el Movimiento Obrero Comunista. Posteriormente, adhiere al peronismo. Luego del golpe de estado de 1955 se exilia en México, dónde mantiene un prolongado debate teórico con André Gunder Frank, uno de los máximos intelectuales de la teoría de la dependencia. En el exilio reune sus principales textos sobre historia argentina en la obra "Historia crítica de los partidos políticos argentinos".

Durante el gobierno de Héctor J. Cámpora es nombrado rector de la Universidad de Buenos Aires, institución en la que desarrolla una breve pero inolvidable gestión. Las amenazas de los grupos parapoliciales de la Alianza Anticomunista Argentina lo obligan a marchar nuevamenta al exilio. Luego del asesinato de su hijo Sergio, joven miembro de Montoneros, milita orgánicamente en esa agrupación. Decide apoyar públicamente a las revoluciones cubana y sandinista y emprende una campañan internacional de denuncia a las atrocidades de la dictadura militar argentina. La muerte lo encuentra en La Habana en 1980.

Hay en Puiggrós una condición casi inhallable en la política y la intelectualidad nacional: coherencia implacable. Siempre estuvo del lado de la Nación frente a los designios hegemónicos internacionales, del lado de las mayorías populares frente a los proyectos elitistas, del lado de la realidad concreta frente a las vanguardias iluminadas, del lado de la saludable heterodoxia frente al cánon ortodoxo.

Los grandes temas de la historia, la economía y la política argentina y latinoamericana fueron abordados descarnadamente por su pluma. Así, usando la hermenéutica más rigurosa analizó la historia de españa, el rol de la iglesia católica en la región, los movimientos emancipadores de América Hispana, los procesos revolucionarios y la lucha anticolonial del tercer mundo.

La actitud heterodoxa con la que abordó estas temáticas lo llevaron a confrontarse con visiones estructuradas de la historia local y regional. Por ello, confrontó con lecturas escolares propias del nacionalismo conservador, de la izquierda estalinista y del liberalismo decimonónico.

El adoptar el lado correcto en cada clivaje le generó el escarnio de propios y la admiración de ajenos. Pagó los costos de la lucidez y fue criticado por no aceptar las imposiciones doctrinales. Su salida del Partido Comunista Argentino es todo un ejemplo de ello. Su adhesión el peronismo generó duras críticas del entonces secretario general Vittorio Codovila. Puiggrós se refería a esa anécdota con ironía: "me fui del partido porque si llovía en Moscú, Codovila abría el paraguas". Quizás Puiggrós hubiera festejado aquel chiste que refiere a que un desviacionista es aquél que sigue derecho cuando el partido dobla.

Excepcional e inclasificable, Puiggrós desafió las categorizaciones: ¿era un militante convencido y serio historiador, un intelectual riguroso con ideas radicales? Didáctico y erudito, obsesionado con informar y formar a las generaciones jóvenes, Puiggrós era ni más ni menos que un revolucionario que escribía libros, adoptaba posiciones, renegaba de teorías prefijadas y apuntaba con certeza a lo más importante: conocer bien la realidad, por dura que sea, es una atrevida manera de cambiarla.

Muchas gracias.