Señoras y Señores miembros del Servicio Exterior de la Nación
Señoras y Señores del Cuerpo Administrativo:
Son difíciles los tiempos que vivimos en nuestro país y nos encontramos en un punto de inflexión. Argentina es perita en puntos de inflexión.
Las diferentes áreas del estado deben brindar las respuestas que nuestra sociedad reclama. Y en este sentido la Cancillería constituye uno de los ejes centrales en las nuevas políticas del gobierno del presidente Kirchner para posicionar adecuadamente a nuestro país en el concierto internacional.
Tengo el honor y la responsabilidad de haber sido designado para ejecutar la política exterior de este Gobierno, a lo que dedicare toda mi capacidad y esfuerzos.
Por otra parte, para poder desarrollar nuestra estrategia internacional, cuento con el invalorable instrumento que es el Servicio Exterior de la Nación.
A lo largo de mi vida profesional y política he recorrido diferentes áreas del Estado y debo reconocer que es un privilegio el poder conducir al Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. Y contar con el Servicio Exterior, que es uno de los escasos cuerpos profesionales de nuestro sector público y constituye una verdadera tecnocracia vertebrada, si se me permite tomar prestada la definición de algunos politólogos reconocidos.
Nuestro país enfrenta innumerables desafíos en el orden internacional, y debemos aceptar que no nos encontramos en las mejores condiciones para administrarlos.
Pero precisamente allí radica la causa eficiente que debe movilizarnos para generar las ideas y las políticas que nos permitan superar las dificultades en los diferentes terrenos del quehacer internacional.
Demasiadas veces el país cambio bruscamente de rumbo, demasiadas veces se comprometió a lo que sabia no que no iba a cumplir, demasiadas veces nuestra idea de nosotros mismos estuvo por encima de nuestras reales capacidades.
La Cancillería esta convocada naturalmente a portar su visión privilegiada, tanto táctica como estratégica, para la conformación de políticas de Gobierno y de Estado. Políticas de Estado son precisamente las que nos permitirán mostrarno al mundo, y que el mundo nos encuentre en el lugar en que pensaba que estaríamos colocados.
Considero que en el momento en que nos encontramos debemos profundizar y optimizar nuestra contribución a la política general del Estado, desde la perspectiva que nos brinda el análisis de las relaciones internacionales y la política exterior.
Hace pocos días atrás hemos celebrado el cuadragésimo aniversario de la creación del Instituto del Servicio Exterior de la Nación, órgano de esta Cancillería que a través de la selección y formación de cuadros, nos permite hoy contar con una masa critica de diplomáticos en los que destacan el profesionalismo, la responsabilidad, el patriotismo, el espiritu de sacrificio y la dedicación al servicio de la República.
En el marco de los desafíos antes mencionados, el rol de los diplomáticos es fundamental, ya que gracias a su formación teórica y práctica especializada, a su experiencia y a su certeza de análisis, los diplomáticos argentinos pueden elaborar con solvencia y proponer a las autoridades políticas los cursos de acción que permitan defender con eficiencia los derechos e intereses de nuestro país, tareas a las que los convoco.
Este es un periodo de austeridad. Soy conciente de las limitaciones del estado en estos momentos, asi como de las necesidades de asegurar un eficiente funcionamiento de la Cancillería en aras de la reinserción argentina en el mundo.
Sin embargo, la apelación a la austeridad no es la misma si comienza con la ejemplaridad de quienes desempeñan los cargos máximos. Correr la misma suerte de todos es la idea insignia de esta gestión.
No tengo dudas que con el aporte y apoyo de los miembros del Servicio Exterior lograremos optimizar los limitados recursos disponibles para cumplir con nuestros compromisos internacionales, desarrollar nuestras políticas y representar decorosamente a nuestro país en el exterior.
Quiero transmitirles que en todo momento mi accionar como jefe de la Cancillería sera guiado por la legalidad, la transparencia, la probidad, la razonabilidad y la responsabilidad, obligaciones que, deben enmarcar la gestión de todo buen administrador estatal. Deseo que la idoneidad este por encima de las amistades, de los parentescos y de los padrinazgos. Deseo que los mas jóvenes perciban que su esfuerzo tiene un correlato con los premios administrativos, y que los mayores sientan que su trayectoria y sus conocimientos son un activo del Estado, y no su edad el pretexto para no ser escuchados.
Señoras y Señores,
Los exhorto a continuar trabajando con vocación, dedicación y responsabilidad para que nuestra patria acierte con el destino de seriedad y grandeza que ansiamos y proyectamos todos. Descuento que el Servicio Exterior de la Nación estará a la altura de las circunstancias y de los reclamos que nuestra Argentina con justicia espera ver satisfechos.