En este encuentro, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, resaltó y elogió a los Estados que han recibido al menos cinco visitas de mandatos temáticos en los últimos cinco años destacando entre ellos a la Argentina.
Esto demuestra la apertura de la Argentina a recibir observaciones y recomendaciones de los expertos del Consejo en temas tan variados como racismo, tortura, libertad de expresión, derecho a la alimentación, detención arbitraria y violencia contra la mujer, con el objetivo de elevar nuestros estándares de derechos humanos.
Por otra parte, Víctor Madrigal-Borloz, experto independiente sobre “Protección Contra la Violencia y la Discriminación por motivos de Orientación Sexual o Identidad de Género”, se refirió al informe como resultado de la visita a la Argentina y mencionó que nuestro país es “testimonio de lo que se puede lograr cuando existe plena cooperación por parte de las autoridades estatales, así como excelentes insumos por parte de las ONGs, la sociedad civil y otros actores sociales”.
El experto indicó que “el informe ofrece una panorámica en que todos los actores, aún en el marco de diferencias ideológicas y políticas, comparten el objetivo común de erradicar la violencia y la discriminación, y un catálogo de buenas prácticas en materia de legislación y política pública progresiva”. Agregó que la Argentina debe resguardar sus avances únicos en la materia “que incluyen la creación y preservación de espacios para la participación activa y sustancial de la sociedad civil argentina, que también es ejemplo para el mundo”.
Estas palabras de reconocimiento dan cuenta de que la Argentina, como reflejo de los consensos alcanzados en el seno de su sociedad y de las políticas implementadas por el Estado, mantiene como eje central de su política exterior la protección de los derechos humanos. La historia de violaciones y abusos de los derechos humanos de Argentina nos hizo testigos directos del poder que tienen las acciones de los Organismos Internacionales en la promoción y protección de derechos humamos y nos interpelan a continuar trabajando con el mismo ímpetu.
Este compromiso se ve reflejado en dos dimensiones. La primera es la cooperación continua con los diferentes órganos, expertos y mecanismos de derechos humanos a nivel internacional para continuar elevando estándares en derechos humanos en la Argentina.
Por el otro, la Argentina trabaja continuamente para que estas instancias internacionales de derechos humanos se fortalezcan, sean cada vez más efectivas y ayuden a mejorar la situación de derechos humanos en todos los rincones del mundo, siempre a través del diálogo y la cooperación.
Con estos objetivos como guía la Cancillería argentina lleva a cabo diariamente acciones que van desde la cooperación técnica con otros países hasta la participación activa en debates y negociaciones internacionales que terminan repercutiendo en la vida de millones de personas, especialmente de los grupos en situación de vulnerabilidad como indígenas, adultos mayores, personas LGBTI, personas con discapacidad, entre otros grupos, que ven dificultado el pleno ejercicio de sus derechos humanos.
Un ejemplo de estas acciones es el proceso liderado por la Argentina y Noruega encaminado a la adopción de la Declaración de sobre Escuelas Seguras, adoptada en mayo de 2015, por medio de la cual los Estados firmantes expresan su apoyo político a la protección y a la continuación de la educación en tiempo de conflicto armado. En ese sentido, el documento endosa las "Directrices para Prevenir el Uso Militar de Escuelas y Universidades durante Conflictos Armados". Asimismo, ambos países impulsan la Universalización de la Declaración.
En materia de derechos de las mujeres, cabe destacar el acuerdo firmado este año por el Canciller con ONU Mujeres para el establecimiento de una Oficina de dicho organismo en el país, la cual ya ha comenzado a implementar dos importantes programas destinados al empoderamiento económico de las mujeres y a la erradicación de la violencia de género, con particular énfasis en la prevención y erradicación de los femicidios.
Otro ejemplo, es la participación Argentina en la “Alianza Global para terminar con el comercio de productos utilizados para la pena de muerte, la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”, iniciativa que tiene como objetivo crear una red global de intercambio de información y buenas prácticas para controlar el comercio de estos bienes y generar de esta manera medidas concretas que impulsen a un mayor número de países a abolir la pena capital.
Por este compromiso y acciones, la Argentina se ha convertido en un líder mundial en materia de derechos humanos, un país que reconoce los enormes desafíos que aún tiene pendientes en la materia, pero que trabaja con compromiso y apertura con todo el sistema internacional de derechos humanos a nivel regional y local para superarlos, y que aporta toda su experiencia, construida en este largo camino de consolidación y ampliación de derechos, a todos los países del mundo.