Turismo antártico

El turismo es una de las dos actividades comerciales que se desarrollan en la Antártida, junto a la pesca. El Protocolo de Madrid, como parte integral del Tratado Antártico, reconoce y legitima su existencia al establecer expresamente que sus disposiciones son aplicables, entre otras, a las actividades recreativas y turísticas.

Antecedentes y Evolución

El inicio formal de la actividad turística comercial en la Antártida comenzó en el verano de 1958 cuando el Transporte Naval argentino “Les Eclaireurs” trasportó por primera vez a turistas hacia el continente antártico. Hasta principios de la década de 1980, solo unos pocos cientos de turistas visitaban la Antártida. Desde principios de los años noventa, las actividades turísticas tuvieron un incremento sostenido no solo en el número de turistas, sino también en el de sitios visitados y en la frecuencia de los desembarcos.

En la temporada de verano 2018- 2019 se alcanzó el pico máximo de turistas en la Antártida, con un total aproximado de 56.168 visitantes y se espera continúe la tendencia en aumento en las próximas temporadas.  Hoy, más del 90% de las actividades turísticas en la Antártida se realiza a través de cruceros, y sólo unas pocas empresas realizan turismo aerotransportado. Los barcos turísticos navegan principalmente en la región de la Península Antártica y las islas Shetland del Sur, y algunas incluyen también entre sus itinerarios antárticos a las islas Georgias del Sur y Malvinas. Más del 80% del turismo en cruceros parte de -o recala en algún momento en- el puerto de Ushuaia, entre noviembre y marzo, realizando itinerarios con una duración promedio de entre diez y veinte días.

Evolución histórica del Turismo Antártico 1990-2019

 

Modalidades frecuentes

Los desembarcos en la Antártida se concentran principalmente en sitios libres de hielo de fácil accesibilidad, con rasgos únicos en su fauna y flora, paisajes, historia y actividad científica. Aunque existen alrededor de 200 sitios que suelen ser visitados por el turismo, la mayor carga de turistas se concentra en unos 30, que resulten ser los más populares y están ubicados en su mayoría, en el archipiélago de las islas Shetland del Sur y en el estrecho de Gerlache, al noroeste de la Península Antártica.

Las actividades turísticas que se llevan a cabo en el continente antártico son variadas, e incluyen caminatas, para avistaje de fauna u otros valores ambientales o históricos, viajes en botes de pequeño porte, visitas a estaciones científicas, paseos en kayaks, campamentos, escaladas, buceo, snorkel y hasta surf de remo. El turismo antártico en cruceros suele tener un componente educativo muy fuerte, ya que a bordo se cuenta con la presencia de guías y conferencistas que brindan charlas a bordo referentes a los valores y a la preservación del continente. Por ello, el turismo antártico puede ser visto como un medio de difusión que contribuye a diseminar la importancia de la conservación del continente antártico.

Impactos del turismo

Uno de los temas asociados con el turismo que genera mayor preocupación es su potencial para producir impactos de variada magnitud sobre el ambiente. Entre ellos pueden destacarse aquellos provocados por las reiteradas visitas a los mismos sitios durante los meses de verano, que suelen coincidir espacio-temporalmente con los sitios y la época de reproducción de algunas especies antárticas. Además, la actividad turística puede aumentar el riesgo de ingreso de especies no nativas al continente antártico, producto del constante traslado desde y hacia Sudamérica, desde otros puertos de entrada, y entre islas antárticas y subantárticas. Finalmente, sus impactos también pueden estar vinculados al uso de embarcaciones, incluyendo la contaminación marina producto de derrames de hidrocarburos.

Regulación del Turismo

El Sistema del Tratado Antártico ha establecido reglas y directrices que los visitantes y los operadores turísticos deben cumplir, con el objeto de garantizar que no se produzcan impactos adversos en el medio ambiente antártico ni en sus valores científicos y estéticos. Además de cumplir con lo establecido en el Protocolo de Madrid, el turismo antártico debe observar lo dispuesto específicamente respecto del turismo en las Reuniones Consultivas del Tratado Antártico.

En particular, se han desarrollado más de 40 códigos de conducta específicos para sitios que habitualmente visita el turismo. Las “Directrices para sitios que reciben visitantes” constituyen un valioso punto de partida para regular la actividad del turismo en sitios específicos e incluyen una orientación práctica sobre las formas en las que el turismo debe conducirse en estos sitios, teniendo en cuenta su vulnerabilidad y los valores ambientales allí presentes.

Las Directrices están disponibles en el sitio de la Secretaría del Tratado Antártico, bajo el vínculo:

www.ats.aq

Asimismo, es posible descargar una aplicación que conduce a un mapa con los sitios con directrices para visitantes, y a información relevante de cada uno de estos sitios. Esta aplicación puede descargarse desde:

antarctictreaty.maps.arcgis.com

Todo operador turístico u Organización no gubernamental que desee/ planee realizar actividades en la Antártida debe contactarse previamente con el Programa Nacional Antártico de su país de origen a los fines de completar todos los trámites legales que se le requieran en el marco de la normativa vigente del Tratado Antártico, entre los cuales el principal requisito es la presentación de una Evaluación de Impacto Ambiental de las actividades previstas. En el caso de nuestro país, los operadores deben dirigirse a la Dirección Nacional del Antártico para iniciar los trámites pertinentes. 

Asimismo, la mayoría de los operadores turísticos activos en la Antártida se encuentran agrupados en la Asociación Internacional de Operadores Turísticos en la Antártida (IAATO, por sus siglas en inglés), la cual requiere a sus miembros el cumplimiento de las normas surgidas del Tratado Antártico como condición para ser parte de esta Asociación. Esto genera un mecanismo de control adicional, aunque no reemplaza la obligación de cumplimentar los requisitos vigentes ante la Autoridad Nacional Antártica.

Galería: 
Turistas a bordo
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